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Tras unas cuantas copas de más y varias confesiones secretas del pasado, me despierto a la mañana siguiente. ¿Pero dónde estoy? Me giro por la cama y veo una habitación extraña. Tan solo me viene una cosa a la cabeza. ¿Estoy desnudo? Levanto la sabana y lo compruebo. Sí, comprobado. Busco mis calzoncillos por toda la habitación. Decido salir y comprobar dónde estoy. Me asomo por la puerta y veo un pequeño pero amplio pasillo. Me pongo una mano delante y otra detrás y salgo sin intentar hacer ruido. Llego a lo que parece ser el salón. Finalmente los veo sobre una alrombra de color oscuro. Empiezo a recordar, la extraña chica de ayer me los había quitado. ¿Pero que he hecho? Me siento culpable, pero culpable ¿por qué? Si lo hice, fue por que quise. Aparece Rosa.
-Hola mi amor- me dice dándome un pico.
Pero que cojones. No entiendo nada.
-¿Quieres desayunar?- me pregunta muy felíz.
¡¿Qué?! Esta chica esta flipada, claro que no, pienso a gritos.
-Vamos a hacer como si esto no huebiera pasado, yo me voy a mi casa y no le damos importancia, sólo ha sido sexo y ya.- le digo comprensivo.
Ella me fulmina con la mirada.
-¿Qué?- pregunta muy cabreada. -¿Esto no significó nada para ti? Me siento sucia y humillada.- continúa gritandome.
Abre la puerta, me empuja y tira toda mi ropa al suelo. Pega un fuerte portazo y me quedo en el rellano desnudo. Me giro y veo a una ancianita mirandome. Tiene la mano derecha en pecho y con la izquierda esta santiguándose. Puedo ver el miedo en sus ojos. La miro sin expresión alguna y antes de que pudiera vestirme me da un bolsazo y me grita mientras baja las escaleras.
Termino de vestirme y salgo a la calle.
Millones de ruidos. Que dolor de cabeza por Dios. Empiezo a mirar hacia todos los lados y me doy cuenta de que no estoy muy lejos de mi casa.
Quince minutos andando y por fin entro en casa. Por fin algo de tranquilidad. Maldita resaca, maldigo.
Nada más entrar me suena el móvil, parece que suena mas fuerte que nunca.
-¿Quién?-
-Hola soy Claudia, tu jefa, os quiero ver a todos en una hora aquí.- dice seria.
-Muy bien.-
Me preocupa que quiera vernos a todos. Ya tiene que ser algo muy importante para que nos quiera ver antes de tiempo.
Dejo el móvil sobre el sofá y entro a la cocina para comer algo. Abro el armario y veo napolitanas de chocolate, cojo una y comienzo a comermela.
Nada más empezar me suena el móvil otra vez. Me acerco al salón y lo vuelvo a coger. Veo que es Marcos. Que raro.
-¿Te ha avisado ya Claudia no?-
-Sí-
-Hoy paso yo a por ti, Laila me ha avisado de que no podrá recogerte, así que, voy yo. Me paso a por ti en 40 minutos.-
-Vale, hasta ahora.-
Vuelvo a dejar el móvil. Me ducho y me cambio de ropa.

Ya era la hora de salir a la puerta, pero antes, me tomo una pastilla para llevar mejor la resaca.

Ya en el coche comienzo a recordar lo que pasó anoche.

*flasback*

Todos se han ido es ya muy tarde.
-Yo creo que ya me voy, estoy muy borracho y quiero irme.- le digo a Rosa en aquel local.
-¿Te vas? Espere a que me despida.-
Me besa y yo le beso. Me coge de la mano y me saca de aquel oscuro sitio y me lleva a su casa. Allí continuamos besandonos apasionadamente mientras se quita la camiseta dejando al descubierto su sujetador blanco de encaje. Me quita los pantalones y los calzoncillos.
Me vuelve a besar, provocandome así una erección aún mayor.
Saca su lengua de mi boca y se recuesta sobre mí introduciendome dentro de ella. Ella gime en silencio y yo la miro con cara de deseo.
Se recocoje el pelo en una coleta alta. Me siento sobre la cama con las piernas cruzadas y ella se sienta sobre mí. Siento el mayor placer del mundo. Toca mi pelo y lo remueve con sus largas uñas a lo que respondo con pequeños suspiros sobre si cuello. Comienzo a besarlo y echa la cabeza hacia atrás denjando todo su cuello al descubierto.
-Sigue.- gime ella con la voz algo alterada.
Acelero el ritmo y oigo como mi pubis revota contra el suyo a un ritmo muy acelerado.
-Sigue, oh.- grita ella haciendo que acelere más.
Siento que no puedo aguantarlo más y siento el calor de mi semen saliendo. Suelto un gemido y paramos aquella apasionada noche.

-¡Álex!- me dice Marcos tocándome el hombro.
-¡Dime!- digo aturdido.
-Que bajes del coche, ya hemos llegado- me contesta algo extrañado.
Bajo del coche y entramos al club.

Entramos y todos nos mira.
-Llegais 10 minutos tarde.- dice la grave voz de Claudia. -Bien, no importa, sentaos.-
Marcos y yo son sentamos. Claudia esta subida sobre el escenario.
-Tengo muy pocos ingresos, en los últimos meses ha bajado mucho la popularidad del club. Y tenemos que hacer algo para volver a la cima.- dice muy seria. -Si esto sigue así tendré que cerrar el club.-
Todos nos quedamos callados.
-¡Vamos chicos necesitamos iniciativa!- nos dice Claudia en tono de iniciativa.
-Los espectáculos se han quedado un poco anticuados, ya que nunca los hemos cambiado.- dice una voz por el fondo.
Todos nos giramos y la miramos. Es la chica del tutú negro de plumas que conocí hace apenas dos semanas cuando empecé.
-Estamos un poco alejados del centro, y eso no ayuda.- dice Marcos.
-Más promoción, no nos hemos dado a conocer este último año.- dice Laila.
Tras varias quejas sobre el club Claudia decide tomar una decisión.
-Empezaré a buscar locales por el centro de Madrid, las cosas van a cambiar.- dice Claudia mirandonos con orgullo.

Pensamientos Oscuros | Libro Erótico | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora