19. ¿Quién es?

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Dos semanas después...

— ¡Luke, perdóname por favor! — Grité hacia la ventana de Luke en la segunda planta de su casa— ¡Dormiré aquí si es necesario! — insistí.

De pronto la ventana se abre y la cabeza de una chica morocha aparece a través de ella.

— ¡Luke dice que estas perdonada, y que por favor te largues! — grita ella.

— ¿Y tú quién diablos eres?

—Soy su novia pendeja, ahora vete.

¿Me llamó pendeja?

—No quiero ser mala contigo ¿vale?, solo dile a Luke que con mis padres decidimos adelantar la mudanza.

—No te preocupes yo le digo— dicho esto cerró la ventana.

Me quedé mirando la ventana, sin embargo decidí irme. Desde que bajé la autoestima de Luke se ha vuelto completamente irresponsable conmigo y con su trabajo en su totalidad. Pero eso ya no es mi problema.

La escuela volvió a ser un lugar solitario para mi desde que Dustin se fue, los chicos siguen mirándome con desprecio, Shawn está algo distante conmigo, desde que me rendí perdió la fe al parecer, volvió con Sophie, y Hayes bueno... él es el único que se ha mantenido en contacto conmigo, aunque esta última semana no me ha hablado por problemas con su novia Scarlet.

Llegué a casa y vi a mamá sacando algunas cajas al antejardín, cosas pequeñas que no se necesitan mucho, mudarse no lleva solo un día. Entré a la casa sin decirle nada y tomé una caja para empacar algunas cosas pequeñas de las habitaciones. Abrí la puerta de su habitación y recordé aquella vez que la vi llorando, ahora comenzaba a entrarme la curiosidad. Ingresé en la habitación y lo primero que hice fue revisar cajones, algunas carpetas por si había algo entre ellas, pero nada.

Observé la habitación de manera confidencial y me lancé al piso para ver debajo de la cama. Allí había una caja, la saqué, me senté poniéndola sobre mis piernas y pensé, si mamá pretende ocultarme algo, bajo la cama no fue el mejor lugar que pudo buscar.

Comencé a sacar papeles, había muchos documentos, hasta que encontré la foto. Eran dos bebés sentados sobre el césped y con una linda sonrisa en su rostro, por alguna extraña razón me recordaba a mí en otras fotografías de pequeña. La dejé a un lado y encontré mi certificado de nacimiento, me causó ternura y extrañeza ¿Por qué mamá tendría todo esto aquí? Seguí removiendo papeles y encontré otro certificado de nacimiento. Este me entrego un estambre enredado como el de los gatos, ya que me confundía aún más. Leí con detenimiento: Mackena Jackson.

Me reí. ¿Quién fue él o la idiota que escribió mal mi nombre? Tomé el otro certificado y los comparé. Había algo extraño. Tomé la foto y los certificados. Los puse en orden. Creo que había algo que me asustaba y que no quería escuchar.

— ¡MAMÁ! — grité entrando en pánico.

Al no recibir respuesta decidí bajar yo.

— ¡Mamá! — volví a gritar.

—Hija ¿Qué pasa?

— ¿Quién es Mackena Jackson? — la encaré.

Su rostro palideció, las palabras no lograban salir de su boca.

—Hija... yo— balbuceó.

—Mackenzie ¿Que sucede? — dice papá acercándose a mí.

— ¡No, no me toques! ¡Quiero que ambos me expliquen quien es Mackena Jackson! — exigí mostrando el certificado de nacimiento.

—Hija, estas confundiendo las cosas, solo se equivocaron en escribir tu nombre— dice papá.

— ¡¿Acaso crees que soy estúpida?! ¡Aquí bien dice Mackena Jamie Jackson, nacida el día 13 de noviembre, sé que no soy yo!

—Llegó la hora, cariño— habló papá mirando a mamá.

—No, no por favor, no quiero que se aleje.

—Hija— comenzó papá y mamá rompió en llanto— hija tú tienes otra hermana.

—Entonces si es lo que pensé. Está de cumpleaños el mismo día que yo ¿Qué edad tiene? — dije algo calmada. En mi cabeza había un tornado de preguntas que tal vez no tienen respuesta para mí.

Papá se quedó mudo, no hacía nada más que suspirar y yo solo exigía una explicación. ¿Por qué me ocultarían una hermana? Que fue lo que yo siempre quise y no fueron capaces de decirme la verdad. Sentía impotencia, me estaba llenando de problemas.

—Okey, da igual su edad ¿Por qué no me lo dijeron?

Mamá seguía sollozando en el hombro de papá mientras esperaba una explicación.

— ¡¿Por qué mierda no me lo dijeron?!— grité fuera de control.

— ¡Mackenzie! — escuché y me volteé.

[Luke]

Podía oír los gritos desde la otra cuadra, sabía que esto pasaría y debí prepararme, pero me he vuelto demasiado irresponsable. Al llegar a su casa grité su nombre y ella se volteó a verme, estaba roja de rabia, con los ojos empapados de lágrimas y su madre estaba muy mal, ella no quería que esto pasara.

Mackenzie, pestañeó con dificultad, sus parpados se estaban cerrando, por lo que corrí antes de que cayera al piso desvanecida y la tomé en mis brazos.

—Mackenzie... pequeña reacciona— dije moviendo su cara.

No la quiero perder, no de nuevo.

[Mackenzie]

Abrí mis ojos y vi a Luke frente a mí, todos los recuerdos vinieron a mi mente provocándome lágrimas instantáneas a lo que Luke solo se acercó a abrazarme para poder calmarme.

— ¿Por qué? — musité escondiéndome en su hombro.

—Tranquila, pequeña— Luke suspiró— me alegra que estés bien.

—Luke— dije separándome de su abrazo.

—Perdóname Mack, por ser tan irresponsable contigo.

—Luke, escúchame ¿Tu sabías que tengo otra hermana?

Vaciló unos segundos.

—Si— titubeó.

Resoplé.

— ¿Por qué no me lo dijiste? Y no me salgas con el cuento de que era por mi bien, porque todos saben que a la hora de la verdad lo menos que hay es bien.

—Cuando tu madre me contrató como tu psicólogo, sin la intención escuché una conversación que tuvo con tu padre acerca de otra hija, que vive en Alaska, ellos se dieron cuenta y me pidieron que callara, yo les hice caso ya que no soy nadie para meterme en sus temas personales.

—Luke tu eres mi hermano, no me escondas nada por favor ¿Hay algo más que debería saber?

—Sé que hay algo más, pero no sé qué es, no escuché nada más ese día.

— ¿La has visto? ¿Sabes quién es?

—No, no lo sé.

—Bien, sepas que voy a buscarla y no me van a detener.

La desterrada  ›  Old MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora