6. Visitas inesperadas

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Ryan se levantó y yo imité su gesto, salimos de la oficina y caminamos hacia el piso de cuidados intensivos. Me recosté de una pared del ascensor sintiendo que todo daba vueltas. La mano de Ryan buscó la mía muy despacio, como si temiera que yo rechazara su contacto. Esta vez no lo hice.

Su mano grande cubría la mía casi por completo, era cálida y por un momento me olvidé de lo mucho que él me irritaba.

―Braden... ―carraspeó―sé que no soy el indicado para decir eso, y que cualquier cosa que diga o haga no hará que cambies la forma de verme pero...

El ascensor se detuvo y sus puertas se abrieron. Por el rabillo del ojo puede ver el movimiento que había en el piso, enfermeras iban y venían. Pero me centré en mirar a Ryan. Sus gestos suaves y vacilantes habían desaparecido, su semblante distante retomó su lugar. Soltó mi mano y salió.

Al caminar detrás de él, alguien más me aprisionó por la espalda. Por un segundo entré en pánico, pero al respirar el escandaloso perfume tan familiar y ver esos brazos cubiertos de una fina capa de pelo rubio, me relajé.

Caminamos hacia la habitación de JJ, los enfermeros lo estaban preparando para moverlo a la sala de cirugías. Me abrí paso entre ellos, como nadie me detuvo, me acerqué a él y besé su mejilla.

―Hasta pronto, sé que volverás―limpié una lágrima que se corrió por mi mejilla.

Me aparté en seguida para que continuaran haciendo su trabajo, me paré al lado de Zack y desde ahí observé.

―¿Sabes quién donó el dinero? ―le pregunté a Zack. Él negó con la cabeza―Debemos averiguarlo.

―O solo alegrarnos de que lo hicieran y listo.

Lo miré escéptica.

―Tienes que aprender a tomarte algunas cosas a la ligera―me regañó―. JJ está siendo operado, es lo que importa.

―Yo si empezaré a buscar la fuente―dijo Ryan―, en el círculo donde nos movemos no me fío de nadie, mucho menos si el que está siendo operado es el hijo de los mafiosos más grande del continente.

―¿Es que no pueden estar dos segundos sin meterse en problemas? ―Zack resolpló―. Si algún familiar mafioso de JJ le quiso pagar todo, déjenlo así.

―Nada es tan simple―dije.

―Y nada es de gratis―concluyó Ryan.

―Relájense escuadrón Avengers―dijo Zack con burla―. No pueden pasarse la vida pensando que hay un plan macabro detrás de cada cosa.

Ryan bufó y se retiró, en ese momento se me ocurrió salir detrás de él pero debía darle su espacio. Nos movimos hacia el pasillo donde estaba la sala de cirugías, nos sentamos en los bancos a esperar.

Zack me mostró un mensaje en su teléfono, Rebeca estaba en el hospital y quería verme. Me sentí tentada a no bajar, no había vuelto a hablar con ella desde el día que Sam se fue. Con una pequeña sonrisa Zack me motivo a buscarla, tomé las escaleras para evitar el estrecho ascensor. Al llegar a la cafetería busqué con la mirada a Rebeca, pero me encontré con unos ojos negros brillantes clavados en mí. Zoe. No tenía tiempo de dar la vuelta e irme, ella me miraba desafiante y yo no decía no a ningún desafío.

―Julieta―dijo cuando me acerqué―¿O prefieres Braden?

―Preferiría que hubieras dicho que eras tú, así traía un antipulgas.

―Tus burlas de niña de primaria no me hacen gracia―señaló una silla al frente de ella.

―¿Pretendes que me siente contigo a tomar el té?―Enarqué las cejas―Tienes exactamente dos segundos para decirme lo que quieres.

La locura de JulietaWhere stories live. Discover now