Capítulo 5

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Han pasado 4 meses luego de lo sucedido aquella vez con los gemelos Dolan. Aún no comprendo cómo pude llevar a cabo con tranquilidad mis actividades diarias si realmente me sentía destrozada, tal vez no me había perdonado lo que sucedió esa tarde.

Traté de llevar mi vida con normalidad. Me estuve viendo con un chico parte del equipo de rugby con quien antes ya tenía demasiada química y la cosa fluyó muy conveniente para ambos e intentamos llevarlo a algo más serio. Si me preguntan por sobre mis sentimientos por Ethan, creo que podría decir firmemente que se bloquearon después de aquel incidente, y si por algún motivo me cuestionan acerca de si siento algo por Grayson, probablemente mi cabeza estalle. Intenté ordenar mis ideas de una manera muy prudente para no lastimar a quien sería mi actual pareja, digo, nadie querría estar con alguien que aún extraña a su ex. Supongo que desde que se cambiaron de instituto, la superación, ha sido mucho más fácil para mí. Nadie comentó la situación y no se esparcieron rumores sobre nada, todo fue muy discreto lo que ayudo a que ninguno de los involucrados quedara afectado.

El ultimo día de la semana transcurría con normalidad y yo me preparaba para retirarme un poco más temprano por ausencia de un profesor. En lo que yo juntaba mis pertenencias, mi móvil vibra con una notificación.

James : Bec ¿te apetece que pase por ti y vamos a ver una película?

Becca: Suena espectacular, claro que sí. Te espero a las 9 ¿queda bien para ti?

James: Me parece bien. Nos vemos linda.

Que puedo decir, estos 4 meses de "noviazgo" o algo así con James fueron tan... tan amor adolescente, me sentía libre, me sentía rebelde, por primera vez casi todas las cosas me estaban saliendo bien, estaba enamorándome de ese chico, por momentos todas las cosas malas parecían ser menos que antes y él me daba cierta seguridad que no encontraría en cualquier parte.

La cita se llevó a cabo de manera normal, discutíamos ciertos temas luego de la película que me hacían pensar que teníamos tanto en común y a la vez eramos tan diferentes, quizás un amor por fin verdadero. Me acompañó hasta la puerta de mi casa, donde me despidió con un enorme y romántico beso que me dejo perpleja y embobada por él.

Al entrar procedí a tomar una ducha e irme directamente a la cama. Una vez que todos mis planes cesaron, me tiré en cama con el móvil y en ello, recibo una llamada a la que contesto desconcertada.

-¿Hola?

-Hola ¿Becca? ¿Eres tú?

-Si ¿Quién es?

-Soy... soy Ethan- contestó con un tono un poco extraño.

-¿Qué ha pasado?

-Que creo que estoy fuera de tu casa- respondió con un tono que dejaba explicito que no se encontraba en un estado de sobriedad y luego dejó salir una carcajada.

-Bien bueno ya cállate y bajaré. Por Dios. No hace falta que despiertes a todo el vecindario.

Parece que Rebecca Woods tenía un curioso imán para que hombres ebrios vayan a su casa a altas horas de la noche a buscarla. Perfecto para una curricula tal vez.

Me puse mis partes inferiores del pijama y salí a ver que se le ofrecía y por que apareció luego de meses sin dar señales de vida. Al bajar, abro la puerta y me encuentro con aquel rostro que alguna vez logró causarme mariposas en el estomago y que hacía latir tan rápido mi corazón que parecía no estar allí.

-¿Serías tan amable de explicarme que haces a las 3 de la madrugada ebrio y en la puerta de mi casa?

-Disculparme-Dijo tambaleándose.

-No sé qué tratas de conseguir, en verdad lo digo.

-Seré honesto, yo tampoco. Estoy ebrio y caminé hasta tu casa después de unos meses sin verte. No sé que esperaba conseguir pero estoy seguro que por la mañana me voy a arrepentir. Solo quería hablarte...si estas dispuesta.

-Te escucho.- dije en tono cortante.

-Rebecca, hace meses en serio que llevo tratando de olvidarte y no puedo. Creo que me perdí, que me enamoré, que no puedo enojarme y siento que debo perdonarte absolutamente todo porque de verdad te quiero en mi vida y si no te tengo creo que me va a dar algo en serio- se interrumpió con un suspiro entre cortado y rompió en llanto- te juro que pierdo la razón de solo pensarte y ahora no se qué hacer, te he seguido las historias y no tolero esos celos enfermos que se apoderan de mi cada que ven a ese chico besarte o tomarte de la mano cuando debería de ser yo quien esté en ese maldito lugar. Dios mio Rebecca, deberías estar iluminándome la vida ami todos los días.

Quedé inmóvil frente a aquella situación pero no pude contener las lágrimas que recordaron que mi corazón seguía agrietado por esa pérdida. Decidí ser fuerte y desviar la mirada para el piso, conteniendo las ganas de abrazarlo y pedirle que no se fuera.

-Becca, realmente lo siento. No sé que estoy haciendo pero en serio bebí más de la cuenta y ahora me tienes aquí rogándote que vuelvas. Creo que te amé desde el primer día.

-Lo siento. De verdad.

-Oh dios mío. ¿Te perdí? ¿No es verdad? Te perdí para siempre, Dios santo que hice.- protestó sosteniéndose la cabeza y sentándose en el escalón de mi porche.

-Ethan, se que lo que hice no estuvo bien y traté de disculparme pero no me diste la oportunidad. Creo que entiendes que esto no debería repetirse porque no saldrá bien. Así que es mejor que te vayas a tu casa ahora mismo antes que pierdas el sentido común.

-No puedo creer como me enamoré de ti en nuestro primer encuentro. No puede ser que esa noche no dije nada. Que te dejé en tu casa y me fui sin besarte y decirte que eras la mujer de mi vida. Por favor, déjame estar contigo, deja que nos amemos como nadie se amó.- pidió de rodillas en frente de mí.

Quizás la humildad que caracterizaba a Ethan lo hacía tan especial, o tal vez sentía lo mismo que él pero no quería verlo. Me tomó de las manos y me levantó para luego incorporarme entre sus brazos. Nuestros rostros quedaron diminutamente apartados por nuestras narices y los ojos brillantes por las lágrimas de ambos, se miraron mutuamente. Creo que esa es la mirada de la que todos hablan, esas que muestran en las películas que irradia una especie de amor y todos se dan cuenta que están enamorados con tan solo ver como se miran.

-Ethan, no puedo. Lo siento, estoy con James- contesté apenada para luego apartarme de sus brazos.

Él solo retrocedió y colocó sus manos en los bolsillos delantero de sus jeans, me devolvió una sonrisa con la cara llena de lágrimas y se marchó. Una vez más me encontraba parada totalmente desconcertada por algo que yo me había causado.

¿Quien es el padre? (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now