Capítulo 59 -Las cosas no son lo que parecen-

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«Gracias por darme la libertad... —Noto el inmenso sentimiento de gratitud que brota de su interior—. Tengo asuntos pendientes aquí, pero, antes o después, regresaré a La Convergencia y lucharé de nuevo por el equilibrio».

—Serás bienvenido a nuestro ejército... —susurro, sabiendo que es lo último que escuchará antes de que se rompa la conexión.

Muevo la mano y Whutren y la manada se abalanzan sobre El Atesdurjhar. Los lobos sagrados lo tiran al suelo y muerden la poca carne que le cubre los huesos.

Dheasthe alterna la mirada entre Bacrurus y yo. Con la rabia poseyéndolo, aprieta los puños y exclama:

—¡Detestables insectos, solo habéis retrasado lo inevitable! —Suelta varias carcajadas—. La sangre ha sido derramada y Los Asfiuhs serán libres.

Bacrurus ríe y pregunta:

—¿Qué sangre?

El creador de Ghurakis loco se gira y observa perplejo cómo El Primigenio se trasforma en un polvo azul que vuela y se esparce por el aire.

—¿Qué clase de truco es este? —suelta mientras ve cómo Asghentter se hace visible cerca de nosotros.

El habitante del mundo primigenio contesta:

—Nunca me aprisionaste, estabas tan cegado que fue fácil hacerte ver lo que ansiabas que sucediera.

Bacrurus añade:

—En tu prepotencia creíste que nos manipulabas, pero lo único que pasaba era que te estábamos engañando. —Se cruje los nudillos—. Has vivido en una mentira, creías que me controlabas, pero yo era el que tuve el control desde el primer día que acudí a ti. —Sonríe—. ¿Te ha gustado ser una marioneta?

Dheasthe mira al magnator y suelta con rabia:

—¡Todavía no habéis ganado! —Observa los restos de la nube negra—. Si no puedo ser uno con Los Asfiuhs, al menos seré su canal en este mundo. —Aprieta los puños y brama—: ¡Estoy listo, entrad en mí!

El suelo se agrieta y empieza a temblar. Por toda la isla se crean pequeños géiseres de metal líquido. Tras unos instantes de incertidumbre, veo cómo lo que queda de la niebla negra se condensa en un remolino y vuela en dirección a Dheasthe.

Bacrurus gruñe, sale corriendo y brama:

—¡No voy a permitir que absorbas eso! —Crea una corriente de aire e intenta sin éxito redirigir la neblina.

El Atesdurjhar, aunque los lobos sagrados no dejan de morderle los huesos, comienza a reír. Cuando las carcajadas suenan más fuerte, una explosión eleva por los aires a Whutren y la manada.

Mientras los animales descienden indefensos, de la nada se crean afiladas piezas de energía negra que los atraviesan. Emitiendo aullidos de dolor, los lobos se trasforman en una neblina carmesí que es absorbida por mi cuerpo.

El ser esquelético se pone de pie y sigue riendo.

—¿De verdad creías que me detendrían unos animales creados con la energía de tu alma? —Me señala con el dedo índice—. Iluso. —De la punta le sale disparado un haz de energía oscura que apenas puedo esquivar. Este me roza la piel del antebrazo, quemándola.

Aprieto los dientes, me doy la vuelta, observo el inmenso agujero que ha creado en la gruta y al mismo tiempo escucho el ruido de los fragmentos de roca cayendo al mar de metal líquido.

«Aun sin estar completo tiene un poder muy grande. —Vuelvo a mirar a El Atesdurjhar—. Debemos esforzarnos, trabajar en equipo y aprovechar nuestra ventaja».

El Mundo en Silencio [La Saga del Silencio parte I]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें