Tirándome a la cama de forma dramática, jale a Renny conmigo, acostándola en mi pecho al tiempo que una canción mucho más tranquila inundaba la habitación. Esto era una delicia.

—Te quiero Race —susurro besando mis labios.

—Yo también a ti —y por ese momento, todo quedo olvidad.

Entramos al nuevo hotel, este era un tanto más antiguo que el de Valencia. Las sillas rojas esponjadas, los techos con lámparas de araña. Roma era un lugar bonito, con buenas vistas pero este lugar si era una antigüedad. Caminando hasta el elevador, que era de esos que tenían botones de subir y bajar, nada sincronizado con tarjetas como los que estaba acostumbrado. ¿Quién diablos usa botones hoy en día? Esto es una pasada de moda.

—Cena de bienvenida a Roma, Race, no puede faltar.

Asentí con la cabeza viendo a Daniells entrar a su habitación que estaba justo al lado nuestro. Odiaba que esta reunión era solo de hombres, las mujeres estarían en una reunión para "Damas" una mierda así. No me gustaba separarme de Ren, menos en estos eventos pero también sería divertido un poco de noche de hombres. Unos Whiskeys, chupitos, las pláticas desenfrenadas acerca de sexo y mujeres. Sí, necesitaba un poco de testosterona en mi vida social. Las pláticas de chicas se estaban volviendo muy de mi vida diaria y eso no era bueno.

—¿Mañana corres? —preguntó Renny abriendo la maleta para dejar sus cosas en el armario, al menos eso si estaba computarizado al igual que el mini bar y la televisión.

—Sí, mañana corro, por eso no regresare tarde.

Teníamos varías horas antes de ir a nuestras actividades, en estos días no habíamos hecho casi nada, todo por mi estrés por las carreras. Necesitaba un poco de liberación, por lo que la tomé de la cintura acostándola en la cama, besando su cuello mientras me colocaba en medio de sus piernas desnudas, me encantaba que se colocara esos vestiditos que compramos al siguiente día que llegamos a Valencia, al parecer el impacto de las demás chicas había hecho que Renny quisiera arreglarse más. No iba a quejarme, se veía espectacular. 

Subiendo la mano por toda su pierna, hasta llegar a sus bragas, sobe la delgada tela, sintiendo como todo empezaba a temblar, ella también lo necesitaba. Metiendo mi mano dentro de esas braguitas blancas, toqué su clítoris, trazando circulitos para excitarla.

Renny soltó un pequeño grito pidiendo más, por lo que bajé hasta colocarme en medio de sus piernas. Absorbiendo su aroma, pasando mi lengua por toda su humedad, metiendo mis dedos al tiempo que la tentaba a gritar con más fuerza.

—¡Race! —su voz sonaba como melodía de ángeles excitados, una combinación única.

—Vamos baja más —dije quitándole las bragas al tiempo que le tomaba las caderas para que estuviera más a mi acceso, como si fuera la cosa más deliciosa que hubiera probado. Renny era adictica, me encantaba su sabor, su aroma, todo en ella era mi obsesión. 

Una de mis manos estaba en sus pechos, masajeando encima del vestido y el sujetador, tentando a ese pezón. Mi erección crecía debajo de mis pantalones, reclamando una salida monumental. Me puse de pie, desabrochando mis pantalones y quitándolos de un solo. Renny sonrió al verme completamente listo para ella. Me acomodé en sus piernas pasando mi erección en su parte sensible, aumentando su deseo por que la penetrara.

—¿Quieres esto nena? —pregunté al tiempo que pasaba de arriba abajo, sintiendo como su humedad aumentaba.

—¡Por favor! —suplico Renny.

Penetrándola poco a poco deje que mi mundo se llenara como siempre que estaba con ella. Movimientos lentos y sincronizados. Baje hasta sus labios reclamándolos, besándola con suavidad en cada movimiento.

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