Capitulo 6

71.1K 5.2K 294
                                    

Rees:

Le di otro trago a mi vino tinto, eso era lo único que podía mantenerme cuerdo en estos momentos. Esta mujer no cierra la maldita boca. Amber Woodgate se la ha pasado hablando toda la tarde desde que nos juntamos en un café cerca del Royal. La invite a salir como era debido porque era la siguiente en la lista, de todas las diez que había salido desde que la lista llego a casa hace un año tengo que admitir que esta es la peor.

Si sus conversaciones fueran un poco más interesantes no estaría emborrachándome a las cuatro de la tarde con vino tinto de alta calidad, ni siquiera estaba disfrutando de los aperitivos que el mesero puso enfrente en esos platitos de porcelana. Normalmente disfrutaba muchísimo comer, también disfrutaba de las pláticas de muchas de las chicas de la élite, pero de esta paso.

—La cosa es que Yon, el instructor chino que estaba el año pasado fue un grandísimo pesado con todo mundo, fue por eso que lo sacaron del Royal.

¡Maldición! ¡Ya no la aguanto! Está hablando una cantidad de idioteces en las que ella cree que tiene la razón como todos en esta puta elite. Si se me permite opinar, eso no es ni la cuarta parte verdad.

Odiaba que criticaran a las personas sin una base sólida, era desesperante que todo se basara en cotilleos que dejaban mucho que desear.

—Era coreano y se regresó a su país. No era pesado, solo es su forma de ser —me puse de pie empinándome la copa tragando todo el contenido. Al diablo con el Rees paciente. Esta era mi octava copa y ya estaba surgiendo efecto —. Te invito a una copa al bar de la esquina, ya me aburrí de este lugar.

El bar de la esquina era nuestro frecuente con Kyle, no era un lugar al que una chica o chico de élite iría. El vino me había dejado con ganas de más, necesitaba alcohol o deshacerme de ella. Una de dos.

— ¿Bar? ¿Un lunes por la tarde?

—Bueno —tomé mi chaqueta —. Si no quieres venir no vengas, yo iré. Adiós Annie.

—Es Amber —dijo poniéndose de pie molesta —, y si voy a ir Rees. Es mi tarde contigo, no voy a desperdiciarla solo porque estas siendo un idiota.

Me encogí de hombros ignorándola al tiempo que dejaba un par de billetes en la mesa. Quizá era más de lo que la cuenta valía, pero al diablo, quería irme de allí lo más rápido posible. Caminando hasta el bar, como era de esperarse, estaba abierto con un par de hombres llenos de tatuajes y barbas largas jugando al billar. Me senté en el taburete buscando a Kyle. Hace media hora que le mande el mensaje, ya debería estar por aquí.

—Este lugar apesta a vomito —dijo la chica a mi lado. ¡Dios, odio esta élite con la que tengo que convivir!

—Siempre puedes irte si no te gusta. Nos harías un favor a los dos, sabemos que no va a funcionar.

—Quiero mi beso —Amber se acercó a mi más de lo debido. Me hice para atrás justo a tiempo antes que sus labios impactaran con los míos —. Dicen que besas como los Dioses, Rees.

—Lo siento, ahora sí que la cagaste. No me meto con fáciles Amber. La salida está por allí —señale la puerta un poco más grosero de lo que debía, pero el vino me puso en mi peor modo.

— ¡Te odio, Rees Hamilton! —grito tan fuerte que mi cabeza dio media vuelta recibiendo sus palabras que importaban poco. Eso estaba bien, si me odia no estará esperando a que la llame más tarde.

Necesitaba una cerveza, o Whiskey para calmar esta actitud de las mujeres que me sacarían el cerebro. Aun no entiendo porque Charlotte salió demasiado fácil. Ella era perfecta, una dama bastante guapa. Su carácter se acoplaba al mío de una manera que no explicaría jamás. Dudaba encontrar otra como ella en esa élite.

SOLO TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora