Capítulo 22 | Cristal

102K 10.9K 1.6K
                                    

Canción: Mean - Boyce Avenue ft. Megan Nicole

-*-

CAPÍTULO VEINTIDÓS 

Cristal


Manejo mi viejo auto a la enorme clínica en la parte oeste de la ciudad. En Londres tenía otro vehículo, he quedado con un compañero del trabajo para que lo venda y me deposite el dinero. Sinceramente no sé cómo voy a hacer para arreglar ciertas cosas sin tener que volver allá; pero no lo haré, mucho menos ahora.

Antes de descender tomo un respiro profundo para organizar mis pensamientos o, de lo contrario, estallaré y diré incoherencias.

Corro el riesgo de que no quiera recibirme, pero mejor eso a no intentar nada, a quedarme con los brazos cruzados esperando lo inevitable. La enfermera en la recepción me recibe con una sonrisa que decido ignorar. Le pido que me oriente para llegar a la habitación de Andrew Hill. Por medio del teléfono le dice que tiene visita, le da mi nombre y ella asiente a lo que sea que le está diciendo.

—Siga por ese pasillo, es la habitación veintiuno —dice a penas cuelga, señalando la dirección con su dedo índice.

Mientras camino al lugar indicado, me pregunto si no me estoy equivocando. Lo más probable es que Maggie expulse espuma blanca por la boca cuando se entere que estuve aquí; pero no voy a quedarme mirando cómo él chantajea con su enfermedad a la mujer que amo.

Me detengo en seco frente a la puerta y aclaro mi garganta antes de entrar. Es el sueño de mi vida conocer al prometido de mi chica, nada es más casual que eso. Me introduzco y todo parece tan irreal.

Es flacucho, tiene un ligero rastro de cabello en su cráneo y es demasiado pálido. Porta ojeras pronunciadas debajo de sus ojos, pero al verlo con mi ojo crítico, no figura como un hombre desahuciado; sin embargo, no quiero dejarme llevar por las apariencias. Mucho menos cuando se trata de él.

Su mirada helada me hace cuestionarme qué fue lo que le vio Maggie, es como una estatua dura e imperturbable.

Me quedo pasmado cuando sonríe con descaro, yo solo voy tanteando el comportamiento del hombre, y no me da buena espina.

—Soy James —digo con la cabeza alzada, enfrentando a sus ojos negros.

—Sé quién eres —contesta, altivo.

No digo nada porque no puedo parar de analizarlo, mi mandíbula se aprieta cuando el joven suelta una carcajada. Se está burlando de mí el hijo de puta, puedo sentir la vibración de rabia nacer en mi garganta, tengo que apretar los puños para no saltarle encima y desfigurar su jodido rostro. No me importa si está enfermo o no, sigue siendo una persona egoísta que me está provocando a propósito.

—¿A qué viniste? ¿A restregarme en la cara que te acostaste con mi prometida? ¡Bravo! Pero ¿qué crees? Al final seguirá junto a mí porque así es Maggie. —Las entrañas se me retuercen, trueno mi cuello, sintiendo mi cabeza punzante—. Ya tuviste tu oportunidad con ella y no la aprovechaste, deja de meterte en su puto camino, ya tenía suficiente con tu fantasma como para que vengas a arruinar más nuestra relación.

—¡¿Qué relación?! —Exploto—. No vas a engañarme, sé perfectamente cómo sucedieron las cosas. Ella no te ama, tienes que aceptarlo y dejarla ser feliz, si la amaras, no la obligarías a hacer algo que no quiere.

Su rostro se vuelve rojo, se endereza, aún postrado en la camilla.

—Si la amaras no la hubieras dejado recién cogida. —Eso termina con mi carente paciencia. Me acerco dando zancadas largas y, a pesar de que sé que no debo hacerlo y necesito tranquilizarme, lo tomo del cuello de su bata quirúrgica y pego su rostro al mío.

Begonia © ✔️ (TG #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora