Capítulo 03 | Sed insaciable

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Canción: Jar of hearts - Boyce Avenue ft. Tiffany Alvord

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CAPÍTULO TRES

Sed insaciable.


Estaba emocionada aquel día, puedo recordarlo. Fui con Tess a arreglarme al club donde ella bailaba después de comprar un vestido azul eléctrico que combinaba con el color de mis ojos, me maquillé como nunca antes, y me sentí linda en tacones largos. Creía que podía dominar el mundo de esa forma.

El chico de mis sueños me había invitado a verlo jugar fútbol americano, sentía que era intocable, casi podía tocar las nubes con los dedos. ¡Ridícula! Era una estúpida que se emocionaba por tonterías. No tenía experiencia en las relaciones, había tenido un novio en secundaria, pero no fue la gran cosa. Mi primer beso no fue romántico en absoluto, no tenía nada para comparar. Tener detrás de mí a un chico como James, era algo que me hacía enloquecer.

Los Bulldogs ganaron aquella ocasión, comencé a saltar con alegría cuando todos lo hicieron, y lo vi venir hacia las gradas, hacia donde yo estaba ubicada. Todo el mundo desapareció porque solo pude concentrarme en él, en el famoso receptor de Hushington.

Había esperado todo, cualquier cosa, pero él me sorprendió. Me tomó de la mano con firmeza y me llevó al mirador de la universidad. Ni siquiera sabía que había algo como eso, pero yo no sabía muchas cosas. Estaba en la parte trasera de aquel enorme plantel educativo, justo a un lado del estacionamiento. Todo el recorrido lo hicimos en un silencio cómodo, él paseaba su pulgar por mis cinco nudillos.

No había mucha gente, tan solo unos cuantos estudiantes que transitaban por los caminos o se encontraban sentados en las bancas debajo de los árboles. No hacía frío, solo había viento que movía mis cabellos, en más de una ocasión tuve que apartarlos de mi rostro porque obstruían mi vista.

Al llegar, subimos unas escaleras de piedra hasta que estuvimos frente a una puerta de madera. James la abrió, provocando un tenue rechinido. Llegamos a la parte más alta y me acercó al borde, donde había un barandal de cemento con piedrillas incrustadas. Si miraba hacia el horizonte, podía ver a la perfección el atardecer, al cielo pintándose de naranja y los rastros de la noche queriendo aparecer.

—Es precioso —murmuré con la boca abierta, vislumbrando los telescopios de las esquinas.

—No tanto como tú —susurró él, acercándose, haciendo que mil mariposas nacieran en la base de mi estómago.

James tomó mis manos entre las suyas y sonrío de oreja a oreja. Me acercó a él, llevándolas alrededor de su cuello, me sentía segura ahí. Su nariz acarició la mía y su respiración chocó en mi rostro.

Nuestros labios se unieron en un beso lento y pausado, pensé que el tiempo se había detenido. Minutos después, paró y se echó hacia atrás solo lo necesario.

—Quiero que cada vez que veas la luna recuerdes este día en medio de un cielo estrellado, rodeados por nosotros mismos y refugiados en los labios del otro. Quiero que cada vez que veas la luna pienses en mí y recuerdes que no importa dónde esté, siempre estoy pensando en ti. —Hizo una pausa y continuó—: ¿Quieres ser mi novia?

Y le dije que sí.

Ese día, fuimos a un lugar más privado, comimos pizza sentados en el suelo de su casa, sus padres no estaban por ninguna parte. Me había preparado por si sucedía algo, era inexperta, pero no voy a negar que moría de ganas por estar con él de esa manera.

Las luces estaban apagadas, había una simple velita blanca en el centro de la mesa frente a nosotros. Ambos comíamos, él hacía bromas y yo reía sin control, siempre fue de esa manera. Cuando acabamos, limpie mi boca con una servilleta y le di un trago a mi refresco, estaba demasiado nerviosa. Por primera vez en mi vida me había convencido de tomar la iniciativa.

Begonia © ✔️ (TG #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora