Capítulo 16 | Tormenta salada

131K 12.1K 1.2K
                                    

Canción: The scientist - Boyce Avenue ft. Hannah Trigwell

-*-

CAPÍTULO DIECISÉIS

Tormenta salada


Lo miro dormir, observo la punta de su nariz y sus pestañas que logran crear unas sombras en las elevaciones de sus pómulos. Percibo la paz que transmiten sus respiraciones pausadas y me estanco en sus labios que saben crear mi mundo tan bien. No puedo con la idea de alguien más mirándolo como yo lo hago, de alguien pensando las cosas que yo pienso.

Pero lo peor es que no soporto la idea de él creando el mundo de otra.

Mi mandíbula tiembla. Era obvio que él iba a estar con otras personas, pero eso no hace llevadero el coraje.

No puedo reclamarle, no puedo hacerlo porque yo estoy comprometida. El problema es que yo nunca le fui infiel a su recuerdo, saber que él fue infiel al mío, es lo que perfora.

¿Le habrá dicho que la amaba? ¿Le habrán gustado sus besos? ¿Llegó a olvidarme en sus brazos? Eso es algo que nunca sabré y no sé si quiera enterarme.

Me tumbo a un lado, mirando el techo. Sonrío con tristeza al darme cuenta de que está en mi cama, jamás creí que estaría en mi cama desnudo. Aquí, donde tantas veces caí alcoholizada, donde lloraba por horas en posición fetal, buscando el olor en una almohada donde nunca lo encontraría. Lo tengo conmigo y sigo sintiéndome como un pequeño gato asustado en la copa de un árbol, un gato que no se atreve a saltar, a pesar de que sabe que puede caer de pie.

Cierro los párpados y dejo que unas cuantas lágrimas lleguen hasta mi oído. ¿Qué le voy a decir a Andrew? Tantas veces me ha dicho que si no fuera por mí dejaría los tratamientos, no quiero que muera. Nunca voy a amarlo como a James, pero eso no significa que no sea importante para mí.

Justo ahora me siento como una basura que no puede decidir, sabiendo a la perfección lo que desea.

No puedo concebir la idea de una vida sin James de nuevo, tampoco puedo concebir la idea de que Andrew se deje morir por mi culpa; por darle promesas que no sentía y por aceptar algo que no me hacía feliz.

Sus labios se posan en mi mejilla, luego en la otra, me doy cuenta de que está limpiando mis lágrimas.

—Lo siento. —Sigue repartiendo ligeros toques—. Lo siento, de verdad lo hago. Toda mi vida me arrepentiré de lo que hice, Mags. Sé que todo lo hice mal, pero por favor no dudes que te amo.

—No dudo, Jamie. —El nudo en mi garganta casi no me deja hablar.

—Pero... —Guarda silencio. No puedo verlo, sin embargo, siento su mirada sobre mí.

—Pero quisiera guardarnos en una burbuja donde nadie ni nada, ni siquiera nosotros mismos, pudiera afectarnos. —Abro los ojos y lo encuentro frente a mí en medio de la tormenta salada que sale de mis lagrimales. Su cabello despeinado lo hace ver adorable, la barba rojiza me hace preguntarme cuándo decidió dejarla crecer. Y sus ojos... sus ojos siempre fueron lo mejor, esos pozos chocolate que amenazaban con mover mi mundo cada vez que se posaban en mí—. Me asusta mucho amarte, James. Hay veces que no quiero hacerlo, por Dios que intenté odiarte, pero siempre terminaba enamorándome más.

Su frente se recarga en mi frente, sus pestañas chocan con las mías.

—Me duele lo que dices —susurra a un lado de mis labios con la voz temblorosa—. Me duele verte luchar con tus sentimientos. Déjame entrar, por favor. No quiero solo sexo, te quiero toda, Mags. Con tus problemas, con tus dolores, tus risas y tus vicios; siempre ha sido así.

Begonia © ✔️ (TG #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora