La señora y el colgante.

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Me levanto y lo primero que veo al abrir los ojos es la pared que tengo delante llena de dibujos. Al parecer no ha sido un sueño, después de ducharme, vestirme y desayunar me dispongo a salir a por Riley. Pero cuando estoy saliendo recibo un mensaje de Riley:
- Maya no hace falta que pases a por mí, quería hablar con Lucas a solas y hemos cogido el metro más temprano. Disculpa las molestias.
Es lo primera vez que no voy a recoger a Riley... es como una tradición y la ha roto por... por Lucas... Vale que sea su novio y todo eso pero nosotras somos amigas desde hace mucho más y acaba de romper una tradición. Pienso que este puede ser el primer paso para romper nuestra amistad pero muevo la cabeza rápidamente de un lado a otro y me digo a mi misma que eso nunca va a pasar.

Cojo el metro y me dirijo a la escuela. Hoy el metro está más lleno que nunca. La gente pasa corriendo de un lado a otro sin importarles si se chocan con alguien. Entonces un chico más mayor que yo sale de un vagón del metro mientras habla por el teléfono. Va muy rápido y al pasar junto a una señora mayor esta cae al suelo pero él no se detiene y continúa su camino.

Me dirijo hacia la señora de pelo blanco, con pantalones azules, camisa azul y con un abrigo enorme de cuero marrón.
- ¿Se encuentra bien?- le digo mientras extiendo mi mano para que la agarré.
- Sí, gracias.- dice mientras agarra mi mano. Cuando lo hace coloco la otra en su espalda para ayudarla a levantarse mejor.- Muchas gracias, jovencita.
- No es nada.
- La gente tiene muchos problemas pero pocas veces se fijan en los de los demás, muchas gracias por haberte fijado en los mios aunque estoy segura de que tú también tienes. - esbozo una sonrisa y ella hace lo mismo.
- ¿Va a coger el metro?
- Sí.
- La acompaño.
- Muy bien, ojalá todas las chicas jóvenes de hoy en día fuesen como tú.- dice mientras entramos en el vagón.
- Le aseguro que no le gustaría que fuese así, soy un desastre.
- Puede ser pero un desastre con un gran corazón.- dice mientras nos sentamos.
- Gracias, es agradable oír algo bonito de uno de vez en cuando.
- Seguro que tus padres te lo dicen todo el tiempo.- En eso momento la sonrisa de mi rostro desparece y mis labios forman una linea recta.- ¿He dicho algo malo?- Estoy a punto de decirle un montón de cosas malas pero ella no tiene la culpa de la familia que me ha tocado, además, parece buena gente.
- No... Lo que pasa es que no tengo padre... Él se fue... y bueno a mi madre casi no la veo.- La señora me mira con asombro.
- Lo siento, sé lo que se siente... Yo no crecí con mis padres... ellos me abandonaron en un río... Por suerte dos ángeles de la guarda que vivian en un pueblo cercano me encontraron.
- ¡Qué suerte!- digo finjiendo alegría.
- No hace falta que finjas conmigo, igualmente seguro que tu también tienes ángeles de la guarda.- En ese momento me acuerdo de Riley, Lucas, Farkle, los padres de Riley...
- Sí, tiene razón.
- Lo mejor es no pensar en las personas que no tenemos, sino en las que la vida ha puesto en nuestro camino.
- Tiene razón.
- Cuando yo era de tenía tu edad, estaba enfadada con mucha gente y me portaba realmente mal- miro aquella señora con aquel rostro lleno de dulcura y no puedo imaginarmela haciendo algo malo.- Cometí errores en mi vida, perdí a gente importante para mí. No permitas que eso te pase, cuida de tus ángeles... Esta es mi parada- dice mientras se levanta.- Un placer conocerte.
- Igualmente. ¿Cuál es su nombre?
- Akemi. - me quedo mirandola fijamente, no es un nombre usual-
proviene del japonés y significa 'hermosa', 'brillante'. Es una persona espectacular y sociable, que le gusta la creatividad y el estudio. Así es como mis ángeles querian que fuese. ¿Y cual es el tuyo?
- Maya.
- Maya, - repite pensativa- que nombre tan bonito. Hazme un favor y cuando llegues a tu casa busca que significa y si nos volvemos a ver me lo cuentas, ¿de acuerdo?
- De acuerdo.
- Adiós Maya.
- Adiós Akemi.

Las puertas se abren y la señora baja del vagón, no sin antes dedicarme un "no te olvides" y una gran sonrisa que yo le devuelvo.

Dejo caer mi mano sobre el asiento antes ocupado por aquella amable señora y toco algo con la punta de mis dedos. Lo miro y veo que es un colgante. Sin pensarlo dos veces lo recojo, me levanto y me dirijo a la puerta del vagón que aún sigue abierta pero ya no encuentro a la dulce señora, se lo devolveré la próxima vez que la vea.

Me siento de nuevo y observo el colgante. Es dorado, probablemente de oro, lo que significa que es muy caro. Me doy cuenta que el gran corazón dorado puede abrirse, así que lo hago pero no encuentro hay una foto, en su lugar hay un papelito muy bien doblado.

Lo desdoblo y veo que hay algo escrito con letra muy pequeña pero perfectamente legible:

"Este colgante es especial para mí. Un señor me lo dio, me dijo que vio algo muy bueno en , que lo aprovechase. Aquel señor y su colgante me cambiaron la vida, lo guardo desde entonces pero a ya no me hace falta para recordarme que debo hacer. Escribo esto el 5-2-1999, no cuando estarás leyendo esto pero espero haber elegido a la persona correcta para regalarle mi tesoro más preciado. Cuida de tus ángeles.
Akemi"

- Lo hare- pienso para mis adentros mientras me coloco aquel preciso colgante.

Algo que quisiera decirte  (lucaya)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant