|CAPITULO 2|

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Durante su niñez, los cuatro muchachos habían sido entrenados como máquinas de ataque mortales, pero también habían recibido clases como cualquier otro para estimular su cerebro también. Una vez, durante la clase de historia, la maestra habló acerca de la mitología griega: mitos y leyendas completamente inconcebibles para los 4 muchachos por lo fantasiosas que eran, seres extraños surgidos por fenómenos inexplicables–no como ellos que fueron creados por científicos- y dioses, fuerzas todo poderosas y surreales. Eran estupideces. A pesar de ser absurdo para él; Delta sintió algo parecido a la simpatía por el dios Chronos, el dios del tiempo. Con sus manos, Chronos manipulaba el inicio y el fin. Algo podría estar naciendo un segundo, pero al siguiente muriendo.

Un segundo.

Una bala.

El poder de Chronos.

Las manos de Delta.

Un soldado menos. Ni bien el primer soldado cayó, cientos de otros soldados entraron en alerta, corriendo de un lado al otro preparándose para cualquier ataque. Lo que no sabían era que el siguiente ataque se colaba por una puerta lateral del complejo.

Skarllet entró sin ningún problema; aun así, siguió alerta, con todos sus sentidos agudizados y preparados en caso de ser necesario. Caminó pegada a la pared. Escuchaba soldados corriendo de un lado al otro por los pasillos, una alarma de alerta estridente y voces alteras discutiendo en una sala no muy lejana.

Bingo.

Hora de la fase dos: atacar y destruir; la parte favorita de los agentes.

Skarllet se dirigía hacia los murmullos, lista para llevar a cabo su parte del plan, cuando escuchó algo.

Vidrio rodando y chocando. Luego voces, susurrando pero logró distinguir las palabras "deprisa" y "con cuidado" en una lengua árabe. Puede que no fuera nada importante, pero tras años en misiones uno desarrolla cierto sexto sentido a la hora de cambiar planes debido a algo sospechoso.

Se detuvo un segundo para considerarlo, pero no tenía tiempo que perder.

—Demon, Trouble; entren. Cambio de planes— mientras más corto y conciso es mensaje, mejor; es una ley entre los agentes, al igual que no hacer preguntas. Si había un cambio de planes era por algo sumamente importante.

Los dos agentes intercambiaron una mirada pero no se demoraron al entrar en acción. Con la ayuda de sus guantes y rodilleras, se colaron por una ventana en el segundo nivel según lo planeado. Fue difícil para Demon entrar dado a lo estrecho de la ventana, pero tras un fuerte puñetazo logro zafarla de sus gozones y entrar al fin. El complejo por dentro era una amplia bodega, con pasillos a tres niveles a los lados que se entre cruzaban y se perdían; algo así como un laberinto. Pero, en el centro de la bodega todo se despejaba en una especie de hoyo, donde no habían pasillos ni cables, solo un espacio gigante donde se encontraba por lo que venían: la bomba. Trouble tiró de la manga de Demon y, con un gesto de barbilla, le señaló hacia arriba. Un techo corredizo. Se podía ver claramente como el techo estaba divido en dos placas metálicas enormes, unidas por el momento.

20:30:07

Otra bala.

Lugo otra.

Más balas siguieron a la primera en el campo abierto de asfalto que rodeaba la bodega. Una tras otra salían del ponente cañón. Inhalación, disparo. Era un círculo vicioso que Delta repetía una y otra vez. Solo apuntaba, inhalaba y disparaba a un nuevo objetivo; dando justo en el blanco, sin fallar ni un solo centímetro. Los soldados corrían de un lado al otro, rodeando el complejo, armados, pero sin saber de dónde venía el ataque. No veían nada y Delta era lo suficientemente astuto como para disparar en diferentes direcciones. Izquierda, derecha, otra vez un soldado a su derecha y luego al centro; cambiando la secuencia con cada disparo. Uno a uno se fue deshaciendo de los soldados, pero veía como de la puerta principal salían cada vez más. Era como ver un hormiguero, más y más hormigas salían para defender su territorio.

Equipo X: Mortal GameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora