𝓐t͟a͟d͟o͟ a t͟i͟ ┆ M͇i͇c͇h͇a͇e͇l͇ ͇a͇f͇t͇o͇n͇ ͇

011

El despertador sonó, pero Lilith ya estaba despierta.
Había pasado casi toda la noche dando vueltas, recordando el beso... los dos besos.
Cada vez que cerraba los ojos, sentía otra vez la mano de Michael en su cintura.

Se sentó en la cama, respiró hondo y se tocó los labios sin querer.

—Ay Dios... —susurró, escondiendo la cara entre las manos, avergonzada y feliz al mismo tiempo.

Bajó a la cocina.
Olimpia comía cereal con una muñeca sentada a su lado, mientras Giselle revisaba su celular con un café en la mano.

—Buenos días, Lili —dijo Giselle sin levantar la vista.

—Buenos días —respondió Lilith, intentando sonar normal.
Lo que no sabía era que aún tenía las mejillas medio rojas.

Giselle la miró de reojo... y levantó una ceja con una sonrisa que no dijo nada, pero lo dijo TODO.

Lilith tragó saliva y agarró su mochila rápido.

—Me voy al cole —dijo, escapándose por la puerta antes de que su mamá preguntara algo.

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Emily llegó corriendo.

—¡Lilith! —dijo, abrazándola—. ¿Por qué no me respondiste anoche?

—Me quedé dormida —mintió ella, mirando hacia otro lado.

—Qué raro, pensé que me ibas a contar cómo te fue estudiando con Michael —dijo Emily, arqueando una ceja con intenciones clarísimas.

—Solo estudiamos... —respondió Lilith, escondiendo sus expresiones fatalmente mal.

Emily la miró fijamente tres segundos.
Tres.
Y luego sonrió de oreja a oreja.

—TE VIENE ALGO. YO LO SÉ.

—¡Emily no! —dijo Lilith, empujándola de broma.

Lilith se sentó en su pupitre.
Apenas dejó la mochila en el suelo, sintió una presencia entrar por la puerta.

Michael.

Venía hablando con Mark y Frederick, como siempre.
Lilith pretendió mirar su cuaderno, pero su corazón estaba haciendo maratón.

Michael pasó por el costado de ella sin detenerse...
pero justo antes de llegar a su asiento, se giró solo un poco.

—Buenos días —murmuró en voz baja, lo suficiente para que solo ella lo escuchara.

Lilith levantó apenas la vista.

—Buenos días —respondió, sintiendo cómo el estómago le daba un vuelco terrible.

Michael sonrió de lado, apenas un segundo, y luego volvió a su cara normal como si nada hubiera pasado.

A Lilith ese pequeño gesto le arruinó cualquier capacidad de concentrarse en la clase.

El profesor llevaba casi diez minutos hablando sobre guerras antiguas, pero Lilith y Michael... ya estaban en su propio mundo.
Michael, sentado justo detrás de ella, estiró el pie y le tocó suavemente la silla para llamar su atención.

Lilith, sin girar, dejó caer un papelito al costado.
Michael lo recogió disimuladamente.

"Ayer... me quedé pensando."
Eso decía.

Michael sonrió de lado, con ese gesto que solo le sale cuando algo realmente le importa. Rasgó un trocito de cuaderno y escribió:

"¿En el beso?"