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Chapter Five: Pass

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Chapter Five: Pass



















                                 HABÍAN CONSEGUIDO UN lugar donde pasar la noche. Después de caminar hasta que la oscuridad se cerró a su alrededor, encontraron las ruinas de un barco varado en medio de la nada, sus containers abiertos como latas oxidadas. Entre los restos destrozados había trozos de madera seca, suficiente para hacer una fogata que les devolviera un poco de calor. El frío de la noche había caído de repente, mordiendo su piel a través de la ropa delgada. Todos se acomodaron alrededor de las llamas, era un punto de luz en medio de la pesadumbre que se había apoderado de ellos desde la muerte de Winston, unas horas que parecían ya una eternidad.

Aris salió de uno de los containers con los brazos cargados de más madera. La arrojó al fuego, haciendo que las chispas bailaran hacia el cielo negro como luciérnagas efímeras. Se sentó entre Newt y Sartén, frotándose las manos frente al calor.

Violet estaba acostada del otro lado de Newt, junto a Teresa. Usaba su mochila como almohada y se había envuelto en un suéter grande, pero el frío que sentía era más interno que externo. Su mirada perdida recorría el techo metálico y agujereado del containe. Un poco más apartado, pero sin alejarse del todo del círculo de luz, estaba Iván. Apoyaba la espalda contra uno de los containers, con los brazos cruzados tan fuerte que parecía querer sostenerse a sí mismo.

—Se suponía que todos éramos inmunes —la voz de Minho rompió el silencio, cargada de una amargura dolorosa. Sus ojos, fijos en las llamas, reflejaban una confusión profunda.

—No todos... creo yo —respondió Teresa sin apartar la vista del fuego, como si supiera lo que en verdad pasaba a su alrededor

Violet, sin querer sumergirse más en esa conversación que solo abría heridas, buscó distraerse. Sus dedos recorrieron el bolsillo de su pantalón hasta encontrar lo que andaba buscando. El pequeño llavero que Winston le había dado el día anterior. La torre Eiffel dorada brilló débilmente con la luz de la fogata, y una sonrisa triste pero genuina asomó a sus labios. Con cuidado, lo abrochó en una de las tiras de su pantalón, junto al pequeño muñeco que Chuck le había regalado, que siempre llevaba consigo como un talismán. Eran sus pequeños recordatorios de que, en medio de todo, había habido momentos de bondad.

—Si Winston se contagió, los demás también podríamos —dijo Newt con una seriedad que cortó el aire. Su mirada, también fija en el fuego, evitaba cruzar con la de los demás, como si temiera ver su propio miedo reflejado en ellos.

—Jamás creí que diría esto... —la voz de Sartén se quebró, y aunque no levantaba la cara, todos supieron que las lágrimas corrían silenciosas por sus mejillas—. Pero era mejor el Área.

Sus palabras, simples y cargadas de una nostalgia brutal, abrieron una compuerta. La nostalgia los invadió a todos como una marea. Violet desvió la mirada del fuego y se encontró con los ojos de Iván. El rizado no lloraba, pero en su mirada había un arrepentimiento profundo, un dolor silencioso pero era por algo más.
No el dolor que todos atravesaban en ese momento, al parecer siempre había más para el rizado.

Experiment | NewtWhere stories live. Discover now