Violet solo quería estar con Newt, pero el Laberinto guarda un secreto más oscuro que los Grievers. WICKD no la envió para salvar a la humanidad, sino para completar su transformación convertirla en la Reina. Y la traición más dolorosa vendra de su...
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Chapter Three: penitentes
LA AMNESIA ERA una tortura silenciosa para Violet. Cada esfuerzo por desenterrar recuerdos perdidos solo conseguía inflamar un dolor punzante en su cabeza, dejándola con una sensación de extrañeza y desorientación. El nombre del rubio resonaba una y otra vez en su mente, un eco persistente en el vacío de su pasado. ¿Por qué solo él permanecía en la superficie de su conciencia? ¿Estaba su presencia en ese lugar ligada a él? ¿Había sido él, de alguna manera, la causa de su llegada forzosa?
Innumerables preguntas danzaban sin respuesta en su interior. Sin embargo, una certeza brillaba a través de la niebla mental: la necesidad imperiosa de protegerlo. Un instinto primario, inexplicable, la impulsaba hacia él, un sentimiento de cariño que florecía a pesar del olvido.
El suave golpear en la puerta la arrancó de su atormentado ensimismamiento. Se incorporó en la improvisada cama, murmurando un débil «pase» mientras se frotaba los ojos adormilados.
-Buenos días, bella durmiente- La cabeza del rubio asomó por el vano de la puerta, adornada con una sonrisa expansiva.
-¿Qué hora es?- preguntó Violet con los ojos aún entrecerrados, luchando contra el sopor. Apenas había conciliado el sueño durante una hora; la extrañeza del lugar, a pesar de la relativa comodidad de la cama, se lo había impedido.
-Seis de la mañana- respondió el rubio, mientras rebuscaba despreocupadamente en los cajones de un armario. Él le había cedido su cabaña temporalmente, mientras los demás construían una para ella, evitando así la potencialmente incómoda situación de que durmiera rodeada de chicos.
-¿No es muy temprano?- murmuró Violet, dejándose caer nuevamente sobre el colchón.
-Alby te espera afuera- Al verla casi rendida al sueño, el rubio aplaudió con fuerza, sobresaltándola. -Despierta, no querrás hacerlo esperar.
-Ya voy- dijo Violet, sentándose al borde de la cama, un poco más despierta. Abrió un ojo, observando al rubio recostado contra la encimera, una sonrisa brillante iluminando su rostro mientras la miraba con un brillo peculiar en los ojos. -¿Por qué me miras así?
-Ten- ignoró su pregunta, lanzándole unos pantalones cortos y una camiseta para que se cambiara. -Date prisa si no quieres que venga a sacarte arrastrando- añadió antes de desaparecer por la puerta.
Violet soltó un resoplido antes de vestirse rápidamente, anticipando el posible regreso del rubio.
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