Capítulo once

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—Odio esto —se quejó Alison, haciendo un puchero con la boca— El traje de camuflaje no me queda nada bien.

Miré el mono de camuflaje que tenía en las manos y lo estropeado y manchado que estaba, sólo de verlo se te quitaban las ganas de jugar. Aunque estaba de acuerdo con Alison, me metí dentro de los pantalones y me subí la cremallera para ver que el traje no sólo era feo sino que además me estaba enorme.

—No te quejes Alison. Tú estás guapa con cualquier cosa —le dijo Thomas con una sonrisa y yo los miré a los dos, dándome cuenta de la bonita pareja que hacían y me encontré a mí misma deseando que lo fueran. 

Una amplia sonrisa llenó mi rostro imaginando a Alison y Thomas en una relación amorosa... ¡Y los dos eran rubios!

—¿A qué viene esa sonrisa, Dilaurentis? —preguntó Tyler, mirándome con una sonrisa burlona y yo le regalé una pequeña sonrisa, escuchar mi apellido salir de sus labios era completamente distinto a cuando Dylan lo hacía.

—Nada... pensaba.

—¿En Dylan? —lo miré sorprendida y fruncí el ceño, no esperaba que me dijera eso— No deja de mirarte —susurró en mi oreja y señaló con el mentón el lugar en el que estaba Dylan, recolocándose el chaleco en el pecho, pero no estaba mirándome.

—No me está mirando —dije sonriendo nerviosa y negué mientras cogí y me coloqué el chaleco con dedos temblorosos.

—Eso es porque tú lo estás mirando a él pero hazme caso, te mira —asintió con una ceja enarcada y después se marchó a por su chaleco.

Sacudí la cabeza, intentando ignorar la conversación que acabábamos de tener, y me giré para ver a Abbey guardando sus cosas en una taquilla. Me acerqué rápidamente, apretando el bolso contra mi pecho, y le pedí que guardara me lo guardara junto a sus cosas.

Hicimos los mismos equipos de la última vez, y también las mismas parejas, y cuando me quise dar cuenta todos se habían escondido y estaban a punto de empezar. Me escondí tras un pequeño muro de madera y en seguida escuché un disparo. Me miré nerviosa hacia abajo, mirando por si tenía alguna mancha pero no vi nada. Estaba demasiado asustada como para mirar quién había sido porque no quería que me dieran un balazo. Además, no quería decepcionar al resto del equipo.

—¡Tía! —chilló Alison— ¡Somos amigas!

—Guerra es guerra, rubia —gritó Abbey y me atreví a mirar por encima del muro para verla correr y cambiar de lugar para no ser descubierta por la voz. Ella era ágil, astuta y confiada, amaba y envidiaba su actitud.

El tiempo pasaba y no había vuelto a escuchar nada, sólo pasos rápidos de aquí para allá mientras yo miraba nerviosa a ambos lados por si alguien se acercaba a atacarme, no me había movido del lugar desde el principio.

Me atreví a asomar de nuevo la cabeza y me fijé en el campo por primera vez. Estaba repleto de muros como en el que yo estaba escondida, a excepción de dos grandes casetas. Éstas estaban bien protegidas y parecían tener una buena vista de todo el campo desde arriba, decidí que era un buen escondite y me preparé para salir corriendo cuando escuché un crac detrás mío. Me giré asustada y vi a Summer apuntándome al pecho.

—Lo siento, Bree —dijo con una sonrisa divertida, convencida de que no reaccionaría lo suficientemente rápido, y levanté la pistola para dispararle en una pierna, manchando de tinta amarilla el verde militar de sus pantalones.

Ella gruñó ante la derrota y yo me encogí de hombros con inocencia pero con una sonrisa soberbia. Cuando Summer se marchó, aproveché para correr hacia la caseta, encontrándome dentro a alguien que no me esperaba. Al principio me puse nerviosa al verlo de espaldas y levanté la pistola en defensa personal pero después me di cuenta de que era Michael cuando se giró y saltó en su sitio al verme apuntándolo con el arma.

silence » dylan o'brien (EDITANDO)Where stories live. Discover now