Capítulo dieciséis

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Me removí entre las sabanas, agarrándolas en un puño mientras sentía cómo mi cabeza caía hacia atrás y mi boca se abría, lenta e inconscientemente, ante las acciones que estaban sucediendo en la habitación.

—Dylan... —gemí suavemente, sin poder ocultar cómo me sentía en ese momento.

Dylan volvió a entrar en mí con más fuerza y cerré los ojos, lamiéndome los labios con fuerza, en un intento por no gritar como una loca. Mis sentimientos por Dylan cada vez aumentaban más; primero fue la atracción, luego comenzó a gustarme y a despertar algo en mí, y el último paso es el deseo: deseaba a Dylan.

Suspiré pesadamente y me agarré a sus hombros con fuerza, clavando las yemas y uñas en su piel con suavidad, pero lo suficiente como para dejar marca. De tanto pensar en lo que necesitaba a Dylan el sentimiento me abrumaba. Necesitaba más de él, incluso cuando lo tenía completamente para mí.

Ahogué un gemido y abrí los ojos de golpe, levantando mi cuerpo y quedándome sentada en la cama mientras respiraba con dificultad. Me llevé una mano a la frente, cerrando los ojos con fuerza, y noté que estaba húmeda por el sudor. Solté un quejido por lo bajo y abrí los ojos, rápidamente, al recordar las escenas de mi sueño. Me cogí el pelo con fuerza, apartando los mechones mojados de mi cara, y suspiré con fuerza, intentando calmar mi respiración y mi mente morbosa.

De repente, sentí cómo la mano de Dylan se ponía en la parte más baja de mi espalda y subía conforme se levantaba de la cama y se acercaba a mí, causándome un escalofrío que hizo que se me pusiera la piel de gallina.

—¿Estás bien? —dijo, su voz ronca causando que mi pulso se acelerara y reviviera más imágenes del sueño. Dylan me miró, somnoliento pero con una expresión preocupada en su rostro.

Agarré con fuerza las finas sábanas que estaban pegadas a mi pecho, sintiendo que me ahogaba de calor. Había soñado con él, había soñado que estaba teniendo sexo con él. ¿Cómo iba a decirle eso? Mi mente, echa un lío, no podía pensar con claridad, mucho menos contestar a sus preguntas. Me lamí los labios secos y asentí brevemente, volviendo a ponerme el pelo detrás de las orejas mientras miraba hacia un punto fijo en su habitación.

—¿Ha sido una pesadilla? —volvió a preguntar, aún más preocupado al ver mi expresión, sin creerse lo de que me encontraba bien. Podría asegurar que mi cara ahora mismo era un cuadro.

—No, o sea sí... No lo sé —pregunté, frunciendo el ceño, y me puse de pie— Necesito agua.

Salí rápidamente de la habitación, sintiendo como el aire frío me golpeaba la cara y me hacía sentir más aliviada. Bajé las escaleras rápidamente, maldiciendo en voz baja el haber tenido ese sueño cuando estaba en su casa y durmiendo con él. Me bebí el vaso de agua fría con gusto y volví a subir, lentamente, sin querer enfrentarme a él. ¿Y si había hablado en el sueño? Sacudí la cabeza antes de entrar a la habitación, intentando no avergonzarme aún más de lo que ya estaba.

—Bree... —me llamó. Un espasmo recorrió todo mi cuerpo al recordar la manera en la que había soñado que gemía mi nombre. Me pasé las manos por los ojos, tapándolos de paso para ocultar mi vergüenza, y asentí para que siguiera hablando— ¿Has soñado conmigo? —dijo con una sonrisa divertida.

Abrí los dedos para ver a través de ellos y fruncí el ceño, viendo como una sonrisa divertida aparecía en su rostro. Bajé la mano, dejándola caer contra mis muslos, y lo miré con los ojos entrecerrados, preguntándome cómo podía haberlo sabido.

—¿Qué te hace pensar eso? —le pregunté, con un tono molesto, sintiendo que estaba siendo muy obvia al comportarme tan a la defensiva.

—Decías mi nombre —explicó, encogiéndose de hombros mientras levantaba las cejas como si esa fuera la única explicación posible. Comencé a mover las piernas, nerviosa, y me llevé la mano a la boca para morderme las uñas mientras esperaba a que continuara— Sudor frío, nerviosismo... No es muy difícil imaginar qué estabas soñando.

silence » dylan o'brien (EDITANDO)Kde žijí příběhy. Začni objevovat