CAPÍTULO 18: Rumores

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DEBBIE

Corro desenfrenadamente por el pasillo del edificio, empujando a cada estudiante que se interpone en mi camino. La mayoría de los que están de pie a los lados del pasillo me observa muy raro, como si tuviera algo en la cara. Voy hacia mi habitación; estoy frente la puerta. La abro rápidamente. Están dentro Lucy y Sam; Sam está con la mirada fija en su celular y Lucy cepilla con fuerza su cabello. Me detengo mientras sigo delirando, pensando que percibo el olor de comidas exóticas como si recién entrara a un restaurante elegante. Ambas chicas se me quedan viendo con una gran sonrisa.

—¡Debbie! —exclama Lucy.

En realidad, lo que me importa en este momento es comer algo, lo que sea. Me acabo de dar cuenta que son casi las 11 de la mañana y que apenas acabamos de salir del maldito elevador, al que juro y prometo no volver a entrar si vuelve a fallar de nuevo la electricidad en el edificio. Analizo con detenimiento la habitación, para tratar de recordar si tenemos comida en algún lugar, ya sea en la mini nevera o en la pequeña alacena al lado de la ventana y el sofá. De repente, recuerdo que en la alacena hay algunas galletas y unas cuantas cajas de cereal.

—¡Muévete! —digo empujando a Sam.

Me voy rápidamente hacia la alacena. Abro las pequeñas puertas de manera desesperada y saco una caja de cereal. Al abrirla, lo único que me importa es tomar desesperadamente el contenido y no preocuparme por destrozar la caja. Meto el cereal a mi boca una y otra vez, dejando caer algunas hojuelas cada vez que intento tomarlas y masticarlas. Lucy y Sam arquean una ceja, como estando asqueadas.

—Debbie, qué asco —dice Lucy.

—Lo lamento, pero llevo 19 horas sin probar alimento, ¡y me muero! —digo con la boca llena de cereal, lanzando pequeños trocitos de hojuelas húmedas provenientes de mi boca.

—Siento como si estuviera con un macho —se queja Sam.

—A propósito de “macho”, ¿en qué quedaste con Noah? —pregunta Lucy.

—No he sabido nada de él —contesta encogiéndose de hombros.

—Tal vez te evita el muy cabrón.

—No lo dudo —gruñe Sam.

Ambas me voltean a ver muy raro, con expresión de asco y disgusto.

—¡No me miren! ¡Déjenme comer a gusto! —ataco con la boca llena de cereal.

—Qué asqueroso —dice Sam y se voltea, al igual que Lucy.

De pronto, alguien entra a la habitación: Lily. Ella, extrañamente, viste su uniforme de porrista sin sus pompones. Su cabello castaño lo trae recogido en una coleta alta moviéndose de un lado a otro.

—¡Debbie! —exclama asustada—. ¡¿Cómo pudiste?!

Me trago el cereal de mi boca y dejo la caja a un lado.

—¿De qué hablas, Lily? —pregunto arqueando una ceja y con  la boca un poco llena.

—¡¿Por qué no me dijiste nada?! —chilla.

—¿Qué cosa?

—¡Que te metiste con Steven y Logan cuando estuvieron en el elevador! —me dice.

—¡¿Qué?! —grito—. ¡No, qué asco! ¡Yo no me he metido con ninguno de los dos y jamás lo hare!

—¿Cómo te enteraste de esa estupidez? —gruñe Sam.

Lily saca su teléfono y nos muestra una publicación en Facebook.

Alguien ha publicado una foto de nosotros cuando estábamos acostados en el elevador.

Tú serás mía [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora