〔 ◌ Cᴀʀɢᴀɴᴅᴏ Pᴀɴᴛᴀʟʟᴀ ◌ 〕
¡Jugador, bienvenido a "Oɴᴇ Pɪᴇᴄᴇ Gᴀᴍᴇ"
¡Hazte fuerte, cumple los objetivos y ten grandes recompensas. Pero sobre todo ¡Encuentra el gran tesoro!
Tal vez... Tu vida depende de ello.
¿ʟɪsᴛᴏ ᴘᴀʀᴀ ᴊᴜɢᴀʀ...
Al mirar alrededor vi que estaba en el desierto. A unos metros, dos figuras borrosas forcejeaban. Al enfocar la vista, reconocí a Luffy y a Crocodile.
-¡Detente! ¡Detente! -oí a Luffy gritar, y una angustia creciente me invadió el pecho, subiendo por la garganta. Intenté incorporarme, pero mis piernas cedieron y caí de nuevo sobre la arena.
-Lu-f-fy... -mi garganta seca y agrietada me impedía hablar; impotente, me arrastré intentando acercarme.
-¡Ahora...! -jadeé, cuando vi el garfio de Crocodile atravesar a Luffy, no podía apartar la mirada.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Luego lo lanzó al suelo.
-¡LUFFY! -grité, desgarrando mi voz. De algún modo mis piernas respondieron y, entre tropiezos, corrí hacia él. Luffy se hundía lentamente en la arena, como si la tierra se lo tragara. -¡Luffy! -me lancé, tratando de tomar su mano cuando apenas faltaban centímetros, pero su mano desapareció bajo la arena.
Comencé a cavar con desesperación, hundiendo las palmas hasta que el aire empezó a faltarme y mi corazón a latir con violencia. Cada segundo que pasaba y no lo encontraba aumentaba el pánico.
-¡LUFFY... NO, LUFFY! -las lágrimas me cegaron y las ignoré, volviendo la vista hacia el responsable de todo eso- ¡SÁCALO! ¡SÁCALO, CROCODILE! -ordené, con la sangre hirviendo de rabia. Sin darme cuenta, la arena a mi alrededor empezó a cristalizarse.
-Tú... -me miró sorprendido y sonrió con amplitud- ¿Cuánto tiempo, ____? -soltó una carcajada antes de agarrar mi muñeca- Olvídate de esa basura, vámonos -tiró de mi brazo con brutalidad.
Le propiné un puñetazo a la mandíbula en respuesta; mi golpe atravesó la arena que se había convertido en fragmentos como cristales.
-¿Qué...? -murmuró, impactado. No tuve tiempo de razonar. Solo una cosa ocupaba mi mente.
-¡SACA A LUFFY DE AHÍ! -señalé la arena, sintiendo el pecho encogerse por la angustia y luego agrandarse por el miedo.
Una cortina de arena me atravesó de repente; sentí un golpe seco en la nuca y caí hacia adelante, sostenido por él. Mi visión se nubló; puntos negros cruzaron ante mis ojos durante unos segundos.
-Qué pérdida de tiempo -fue lo último que escuché antes de que todo se apagara.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.