| A r e n a |

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| Hace 4 años |

Llegamos a Rainbase y conseguimos hospedaje sin problemas. Yo solo pensaba en una cosa: el casino.
Llevaba días soñando con probar mi suerte (que había logrado subir de nivel) pero apenas di un paso hacia la entrada, una mano firme me detuvo.

-Lo lamento, no puedes ir -dijo Caín, cruzándose de brazos.
Lo miré, confundido, y él señaló detrás de mí.
-No se permiten niños en los casinos.

Volteé. Los gemelos me observaban en silencio, siguiéndome como dos sombras.

-Ah... es verdad -murmuré, rindiéndome con un suspiro. De verdad quería probar suerte, aunque fuera solo una partida -Entonces, iré a darme un baño -dije, mientras me giraba hacia el pasillo.

-No hay ducha -intervino Elian, recostado en una de las camas. -La gente suele bañarse en el río -agregó, señalando la ventana. Desde allí se veía el cauce lejano del desierto- Claro, también puedes conseguir el pase VIP del casino. Dicen que tienen aguas termales -añadió.

-Entonces vayan -sugirió Wade, poniéndose de pie- Yo cuidaré de los gemelos.
Se inclinó hacia ellos, intentando abrazarlos, pero los niños se apartaron, tensos.
-Nos divertiremos mucho, ¿eh? -intentó animarlos.

Los gemelos me miraron, luego miraron a Wade... y finalmente se miraron entre sí. Suspiraron, resignados, antes de asentir.

-¿Están seguros? -pregunté, aún dudoso.
Los tres sonrieron; pero solo la de Wade era sincera.

-Está bien... -cedí al fin, rascándome la nuca con cierta incomodidad- ¿Vienen Elian, Cain?- pregunte, como esperaba Cain nego en silencio. Mire al pelirrojo que aun seguia tumbado en la cama, su respuesta fue cerrar los ojos- Okey, capte el mensaje. Cualquier cosa, llámenme por el fono-caracol -dije, señalando al pequeño caracol que Elian custodiaba.

Al final, fui al casino. Gané bastante dinero y disfruté de un baño caliente en el área VIP.
Aun así, algo me inquietaba: nunca me llamaron.

Decidí marcar yo.

-¿Hola...? -La voz de Elian sonó entrecortada, agitada- Ya déjenme... -lo escuché susurrar.

-¿Elian? ¿Está todo bien? -pregunté, alarmado.
Al otro lado se oyeron golpes, forcejeos, respiraciones.
-¿Elian? -volví a llamar, sin respuesta.

-¡Sí! ¡Está todo bien! -dijo por fin, con un tono forzadamente alegre.
-Todos se están divirtiendo, incluso salieron a pasear antes -añadió rápido.

Me quedé en silencio unos segundos... luego suspiré y decidí creerle.

-Bien. Sigue disfrutando. Gana mucho dinero para todos -respondió él, casi empujando la despedida.

-Claro que sí -reí, tratando de sacudirme la inquietud- ¿Dudas de mí?

| Presente, ??? |

Veo la espalda de alguien, con la capa de la justicia ondeando al viento.
No necesito ver su rostro para saber quién es.

-¿Luffy...? -lo llamo, con la voz temblorosa.

Él se gira, y su sonrisa -brillante, intacta, sin cicatrices- me deja ciego por un instante.
Comienza a caminar hacia adelante, y trato de seguirlo... pero mis piernas no responden.

-Espera... Luffy -insisto, forzando la voz, pero mis pies siguen atados al suelo.

Una presencia aparece a mi lado. Giro la cabeza.
-¿Ace...? -susurro.
Él me dedica una sonrisa tranquila antes de caminar hacia Luffy.

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