CAPÍTULO 38 |Parte 3|

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Desnudos nos reunimos con la otra pareja en la cama, los ojos de Eric se posan en mí, indicándome en silencio qué hacer.

No temo de mi desnudez, ni de los extraños en la habitación, son solo extras en nuestra fantasía, y puedo lidiar con ello sin celos algunos.

La mujer está acostada en la cama, y el hombre parado a un lado, los dos expectantes.

Eric vuelve a posarse detrás de mí, sus manos amazando mis pechos y retorciendo mis pezones entre sus dedos. Jadeo al sentir su rígido pene contra mi espalda baja, listo para la acción. El deseo surge y empieza a correr por mis venas, caliente y pesado.

Su voz baja y gruesa me habla al oído —. ¿Quieres algo, bonita?

Atenta sus caricias y su erección en mi parte trasera no me ayuda a articular palabra. Solo asiento.

—Ohhh, mi bonita está excitada, ¿te gustan que te vean, sucia?

Casi me río, porque su tono juguetón tiene algo de severidad, y a él también le gusta que lo miren.

—Te va a follar él, mientras yo la follo a ella y me imagino que eres tú a quien poseo, vamos a jugar por partida doble. La follaré duro, como si fueras tú, y él te follará duro, como si fuera yo. Será como follarte dos veces... ¿Lo quieres?

Santa mierda... ¿Dejarme follar por un desconocido? ¿Ya? ¿Ahora? Me sorprende que mi decisión.

—Sí.

Suspiro ante el fuerte tirón a mi pezón.

—Dilo —me muerde el lobulo de la oreja y restriega su polla en mi trasero.

—Fóllenme.

—Esa es mi bonita —y se aleja de mí.

Con un asentimiento, la desconocida acuesta su espalda en la orilla de la cama, y Eric llega a ella, abriéndole sus piernas haciendo que le rodee las caderas.

Sigo su ejemplo, me acuesto de la misma forma, con la parte inferior de mi cuerpo en volandas, dejando al morocho abrirse entre mis piernas, sujetando mis muslos y por inercia sujeto sus caderas.

Es la primera vez que me comparten.

Es la primera vez que veo a Eric a punto de follar a alguien que no soy yo.

Es mi primera vez cumpliendo una de mis fantasías más retorcidas escondidas en lo más profundo de mi ser, nunca antes dicha.

Miro a mi alemán, a mi novio, a mi chico encantador a punto de poseer a una mujer desconocida, y viéndolo a los ojos dandome seguridad, adorándome solo a mí, me hace sentir eufórica. Lo veo introducirse en ella lentamente, y siento como el desconocido se hunde en mí, no es igual a la intrusión de Eric, pero es, oh, tan intenso. El morocho se sincroniza a los movimientos de Eric.

Entra, sale, entra, sale, entra, sale.

Veo en sus preciosos ojos azules encenderse una chispa al verme jadear, imaginando que es a mí a quien posee.

Otra arremetida, dos jadeos, mío y el de la pelirroja.

Eric no la ve, me mira solo a mí.

Yo no miro al extraño, solo veo a mi alemán.

No escucho a la mujer jadeante. Sólo escucho los jadeos de mi alemán, mirándome jadear ante las arremetidas del otro hombre, imaginándolo a él.

Ambos empiezan a bombear más duro.

Gruño del placer intenso ante la visión de nosotros cuatro jodiendo.

Disfrutamos.

Eric me posee con la mirada.

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