Qué clase de tortura era esta. Odio matemáticas, es un asco. Solo números, fórmulas, ecuaciones que no sirven para una mierda. Sentía que mi cerebro iba a estallar en cualquier momento. Y lo peor no era la materia, sino esa vieja amargada que llamaban profesora, con su cara de culo y esa forma de tratarnos como si fuéramos unos boludos
—¿Puedo ir al baño, profesora? —pregunté con una sonrisa falsa. Por dentro quería decirle vieja de mierda, pero sabía que no podía.
—Anda rápido —respondió ella, seca, sin levantar la vista de los papeles.
Rodé los ojos y salí del aula. Mientras caminaba por el pasillo, cada paso me recordaba lo podrida que estaba esta escuela paredes descascaradas, profesores gritando por boludeces, y pibes sin personalidad. Un circo.
—Tsk, mierda... —murmuré, frotándome el hombro tras un golpe inesperado.
Bajé la mirada con fastidio. ¿Quién carajo se había atrevido? En el piso, tirado como un inútil, había un flaco delgaducho, con los lentes torcidos y las manos temblando mientras intentaba reincorporarse.
—P-perdón... fue sin querer... —balbuceó, apenas levantando la mirada. Su voz temblorosa sonaba más como una disculpa por existir que por haberme chocado.
Lo miré de arriba abajo, con desprecio. Qué patético. Ni siquiera había sido un choque fuerte y aun así estaba tirado en el piso como si lo hubieran atropellado.
—Mirá por dónde andás, pelotudo —escupí, ladeando una sonrisa burlona.
El pibe bajó la vista enseguida, nervioso, y se ajustó los lentes con torpeza. Su voz salió apenas como un murmullo ahogado:
—Bueno...
Esa inseguridad... casi me daban ganas de seguir empujando a ver cuánto aguantaba
—¿Sos nuevo? —pregunté, con un tono que más que curioso parecía un desafío.
—Sí —balbuceó casi en un susurro, esquivando mi mirada.
Sonreí de lado, notando cómo le temblaba la voz.
—Uh, mirá vos... —murmuré,Fácil de leer, fácil de manipular
El chico apretó los puños, pegándolos al costado, intentando no mostrarse.
sonreí y supe que sería el blanco perfecto ese chico.
—¿Cómo te llamás? —dije, recostándome contra la pared y mirando cómo el chico ese se incorporaba torpemente.
—Beom Seok —respondió, con la mirada clavada en el piso, aferrando la mochila con las dos manos como si fuera un escudo.
—Dios mío..—murmuré entre dientes, molesto. No soportaba que alguien no me mirara a los ojos.
Me acerqué un par de pasos, hasta quedar frente a él, y con un movimiento rápido agarré su mentón.
—Mirame a los ojos cuando te hablo, imbecil
Beom Seok tragó saliva, sus ojos se abrieron un poco más, pero seguía sin atreverse a levantar la mirada del todo. Cada músculo de su cuerpo parecía tenso, atrapado entre el miedo y la incomodidad.
Yo no moví, apenas sonreí con esa media sonrisa burlona que sabía que lo hacía molestar.
—Te dije que me mirarás a los ojos ¿O te doy miedo?—dije, jugando con su silencio, dejándole ver que disfrutaba cada segundo de su incomodidad.
El chico apenas respiraba, los dedos aferrados a la mochila temblándole un poco. Levantó los ojos unos segundos, pero enseguida los bajó, como si mirarme fuera un castigo.
—Dale, levantá la mirada, no muerdo—agregué con sarcasmo.
—¿Te vas a callar para siempre o vas a hablar? —pregunté, acercando apenas un dedo para apartarle un mechón de pelo que le caía sobre la cara.
El chico se encogió un poco, intentando alejarse, pero no había espacio suficiente. Sus labios temblaban, y su voz salió casi inaudible:
—Déjame.. —hablo con la voz media quebradiza.
Solté una pequeña risa, ladeando la cabeza. Era tan fácil hacerlo sentir pequeño, tan fácil de jugar
—Tranqui, no te voy a joder ahora—dije, dejando que mis palabras flotaran en el aire, cargadas de provocación.
El chico respiró hondo, intentando recomponerse, pero se notaba que estaba al límite. Cada movimiento mío lo mantenía en tensión.
YOU ARE READING
༺☆But I'm a mess☆༻
Romance-Beom seok... ¿de verdad soy un suficientemente hombre para vos? ⊹₊⋆ ☾⋆⁺₊⊹╔══ஓ๑♡๑ஓ══╗⊹₊⋆ ☾⋆⁺₊⊹
