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Desperté a las 5:00 am, la cabeza me dolía a más no poder y una fina capa de sudor se deslizaba por mi frente. Volteé en la cama y sin querer, toqué el hombro de Dereck, éste se removió entre las sábanas y siguió con su pesado sueño.

Me senté sobre la cama y quité el cabello de mi rostro, ¿dónde había quedado mi coleta hecha por Dereck? Un simple desastre en persona. Los ojos me ardían y sentía que el calor se apoderaba de mí para dejarme devastada. No soportaba la fina tela de la camisa, se pegaba a mi cuerpo y molestaba como nada esa noche.

-Dereck. . .-murmuré.

No hubo rastro del movimiento de sus músculos y siguió respirando tranquilamente en aquella calurosa noche estrellada.

Decidí no molestarlo y me puse de pie. Un repentino mareo me obligó a sentarme nuevamente. El movimiento del colchón al sentir mi peso, hizo que Dereck volviera a moverse y volteé para verlo.

-¿Qué ocurre?-preguntó abriendo un solo ojo.

-Me siento fatal-respondí en un susurro.

Terminó de abrir sus ojos y se sentó en la cama. Frotó su cara con ambas manos y luego dio la vuelta a la cama, para sentarse a mi lado y tomar mi mano.

-¿Qué es lo que te duele, amor?-preguntó y brindó leves caricias a la piel de mi mano.

-Todo, es como si un camión me hubiera pasado por encima y estropeado todos mis huesos incluidos mis músculos.

-¿La cabeza?-asentí-. ¿Las piernas?-asentí-. ¿Te sientes mareada, cariño?

-Si, muy mareada-pasé una de mis manos por el sudor de mi frente-. Tengo mucho calor, Dereck.

-Es normal, estoy a tu lado-bromeó.

Sonreí levemente y se acercó más a mí.

-¿Qué haremos contigo?-preguntó en un susurro-. Creo que deberíamos llamar al médico, que venga aquí, para no dejar a los niños solos.

-Lo que digas-dije y me tiré a la cama.

Mis piernas colgaban de la cama y mi espalda estaba apoyada sobre el colchón. Ese calor era insoportable, molestamente asqueroso. Dereck soltó mi mano y se acostó a mi lado.

-¿O crees que debo llevarte al hospital?

-No, no, aquí-dije rápidamente.

Dereck besó mi mejilla y se puso de pie. Lo vi caminar apresuradamente cruzando la habitación y entró al baño.

La costumbre de mi esposo, dejar el móvil cargando en el baño. No pregunten, solo ignoren las anormalidades.

Entró nuevamente en la habitación, con el móvil en mano y una cara de preocupación que dejaba mal al más serio y sin sentimientos.

Volví a sentarme en la cama y volteé el torso para observarlo viniendo hacia mí.

-Hola, habla Dereck Rasendiz-hizo una pausa-. Él mismo-escuchó atentamente-. Si, solo quería saber si por favor puede hacerle una visita en casa, a mi esposa-se quedó callado-. Comprendo, pero, puedo pagarle el triple-volvió a escuchar y luego asintió con un ruido de su garganta-. Creemos que está esperando un niño y me preocupa porque no se siente para nada bien-explicó-. Se lo agradecería mucho-prosiguió-. Si, el triple de lo que suele cobrarme. Muchas gracias, lo veo en media hora.

Dereck finalizó la llamada y alzó su mirada hacia mí. Me sonrió levemente y volvió a mi lado para sentarse en la orilla del colchón.

-No es necesario que pagues el triple, podemos ir a un hospital público-le dije.

Negó con la cabeza para luego decir:

-Prefiero pagar el triple a que te atendían como a una oveja preñada.

-¿Y eso que tiene que ver?

-Porque en los hospitales públicos no hay la misma atención que tiene un médico a domicilio, particular. A lo que me refiero, cariño, te atienden por orden de llegada, no te tratan muy bien que se diga y prefiero que te atiendan en casa, un médico que conozco de años y trabajaba con mi padre.

-Igual no todos los hospitales son así.

-Britney, ya, déjalo para otro momento. ¿Quieres recostarte mientras esperamos?

Asentí mientras Dereck me observaba con suma curiosidad, el tampoco comprendía el por qué de mis síntomas nada comunes en una embarazada, o por lo menos, nosotros no sabíamos si eran o no, comunes.

-¿Puedes encender el aire acondicionado?-pregunté apoyando la cabeza sobre la almohada.

Dereck se puso de pie y sentí sus pasos alejarse mientras yo cerraba mis ojos con delicadeza. Acto seguido, posé mis pies sobre la cama y alejé la molesta sábana de encima de mí.

-Gracias-dije en un susurro.

Solté todo el aire que retenían mis pulmones, cuando sentí el aire frío vagar por la habitación. Dereck se sentó a mi lado y luego, ya no recuerdo. El sueño y el malestar se apoderaron de mi cuerpo, para hacerme quedar dormida en menos de diez minutos.

-Britney, cariño, Sean está aquí-susurró a mi oído.


Abrí mis ojos y me encontré con la dulce mirada de Dereck. Me sonrió levemente y se apartó de allí cuando yo me disponía a apoyar el peso de mi cuerpo, sobre mis codos.

-Va a revisarte ahora, pero, puedes quedarte recostada-me avisó Dereck-. O en todo caso, siéntate con los pies estirados sobre la cama.

Preferí la segunda opción y me senté como Dereck había indicado. Vi a un hombre robusto buscando algo en un pequeño bolso negro. Alzó la vista y sonrió con suma delicadeza.

-Buenas noches, o buen día, como usted prefiera-bromeó.

Dereck largó una casi inaudible carcajada y observó al hombre que, al parecer, se llamaba Sean.

-Sean, ella es mi esposa, Britney Rasendiz, Britney, él, es Sean.

-Es un gusto-dijo Sean.

-El gusto es mío-murmuré casi sin ser escuchada.

Dereck suspiró y luego de pasar su mirada por mi rostro, la volvió a Sean. El hombre se enderezó y caminó hacia mí. Dereck se acomodó a un lado de la cama y se apoyó sobre la mesa de noche.

-¿Qué es exactamente lo que sientes?-preguntó.

-Tengo repentinos mareos, un calor que no soporto y siento asco de gran variedad de olores.

-¿Has devuelto muy seguido?-preguntó.

-Si, demasiado para mi gusto.

-¿La última vez?

-Anoche cuando me iba a dormir.

-Bien-dijo y desvió la mirada por un momento-. Dereck ha comentado que tienes dudas sobre estar embarazada.

-Si-asentí rápidamente. Me observó esperando a que continuara-. Pensé que esos mareos, las devoluciones y que el estomago se me revuelve, era solo por algo que me había hecho mal, pero saqué las cuentas y hace hasta más de un mes que no tengo el periodo.

-Bueno, yo no puedo decirte que lo estés o que no-respondió-. Pero, es lo más probable. Deberías ir al hospital más de mañana.

-Si, le dije que íbamos a ir, pero se despertó sintiéndose mal y preferí llamarte a ti-explicó Dereck.

-Está bien, no es problema-me observó a mí, nuevamente-. Voy a recetarte unas pastillas, para el mareo, debes hacerte análisis de sangre y voy a pedirte una ecografía, ¿si?

Asentí mientras escuchaba atentamente. Dereck hizo lo mismo.

-Luego de que te den los resultados, me los llevas y vemos que pasa.

-Cuando vas a hacerte la ecografía, ¿no te dicen si está o no, embarazada?-preguntó Dereck impaciente.

-Claro que si-dijo Sean riendo por la emoción de Dereck-. Pero quiero saber si esos mareos se deben a un embarazo o una anemia.

-Está bien-asintió con la cabeza-. Cuando bajemos te pago, Sean-dijo Dereck.

-No te hagas problema, Dereck-negó Sean-. No voy a cobrarles, eres mi amigo.

-Te dije que iba a darte el triple por cancelar planes con tu familia y venir a ver a Britney.

-Es en serio, está bien. Algún día cuando yo necesite, allí estarás tú-le sonrió y guardó algunas cosas que había sacado-. En cuanto a ti, Britney, debes permanecer en reposo, no quiero que hagas fuerza, implica no levantar nada ni agacharte mucho-me advirtió-. Vas a hacerte los estudios y luego me los llevan a mí.

-Si, señor-dijo Dereck riendo.

Sean le golpeó el hombro y rió.

-En serio, Dereck.

-De verdad, va a hacer todo eso, así que no era del todo broma-le dijo sonriendo.

Sean se despidió de mí y bajó junto con Dereck. Volví a recostarme en la cama y cerré los ojos. Seguía sin sentirme bien del todo y sin esas pastillas, iba a seguir sintiendo que el mundo daba vueltas.

Dereck volvió en menos de diez minutos y apagó el aire acondicionado para luego abrir el cajón de la mesa de noche y sacar su cartera.

-Voy por tus pastillas y vuelvo.

-No, Dereck, quédate conmigo-supliqué en un susurro.

-Amor, voy y vuelvo. Son solo veinte minutos, prometo regresar antes de que los niños se despierten.

-Está bien, pero apúrate.

-Lo haré, cariño-respondió y rodeó la cama para besar mi frente-. Te amo, cuídate, ¿si?

Asentí con la cabeza y murmuré un "yo también te amo", mientras él me observaba. Luego, desapareció por la puerta y bajó las escaleras.

Al cerrar mis ojos nuevamente, me di cuenta que Dereck estaba vestido cuando se había ido, ¿Cuánto tiempo había dormido, entonces?-me pregunté. Dereck había tenido el tiempo suficiente para tomar una ducha y colocarse su ropa, su cabello estaba húmedo cuando estaba en la habitación, minutos atrás.

No le di más vueltas al tema y volví a caer en un profundo sueño.


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-Oh, vamos, ¿es en serio?-gritó Dereck.

-Perdona-chilló Miranda.

Suspiré antes de terminar de bajar las escaleras. Entré a la cocina y vi a los dos pequeños observando como Dereck levantaba los pedazos del nuevo vaso roto.

-Es el sexto vaso, Miranda, el sexto-siguió regañándola.

-Se le ha resbalado de las manos-la defendió Dylan.

Me apoyé sobre el marco de la puerta y los observé discutir como hermanos.

-Dylan, tú, silencio-le dijo Dereck.

Dylan se cruzó de brazos y su boca se frunció para luego hacer un pico y más tarde sacarle la lengua a su hermano mayor.

-Compórtate, niño-dijo Dereck enojado y se puso de pie-. Vas a pagar cada vaso, ¿entiendes?

-¿Cómo haré eso?-preguntó Miranda ladeando la cabeza.

-Vende tus muñecas-sugirió Dylan.

Reprimí una carcajada y los tres se giraron a verme. Dereck hizo una mueca antes de dejar los pedazos de vaso en el cesto de la basura.

-Britney, ¿cómo te sientes?-preguntó y se acercó a mí.

-Bien, mucho mejor.

Besó mis labios y apartó el cabello de mi rostro.

-Desagradable-gritaron los dos niños cubriéndose los ojos.

-Besos en la boca, no-dijo Dylan y abrió sus dedos para observarnos.

-Pero ellos son novios-le dijo su hermana.

-Igual, es asco, Miranda-respondió Dylan.

Dereck y yo, reímos. Miranda y Dylan se quitaron las manos de la cara y Miranda las unió frente a su estomago para luego decir:

-¿Puedes perdonarme, Dereck? No lo hago adrede-hizo pucheros.

-Voy a perdonarte, solo porque hoy voy a necesitar la ayuda de ambos.

-¿Mía?-gritó Dylan emocionado.

-¿Mía también?-preguntó Miranda.

-De ambos.

-Genial-dijo Dylan sonriente.

Reí levemente y Dereck volvió su mirada a mí.

-He llamado al hospital y podemos pasarnos esta tarde para hacerte los estudios-me informó-. Dejé las pastillas sobre tu mesa de noche, debes tomarlas cada seis horas.

Asentí comprendiendo y luego volví mi mirada a Miranda y Dylan, se decían secretos y reíamos. Dereck rió al verlos sonreír estúpidamente y Miranda levantó su mano para preguntar.

-Miranda tiene una pregunta-nos informó Dylan.

Como en el colegio, Miranda alzaba su mano para hacer una pregunta respecto a sus dudas.

-Pregunte, señorita Rasendiz-le dijo Dereck.

Ella rió y preguntó:

-¿Es que Britney tiene un bebé?

Dereck me observó a mí y yo sonreí.

-Creo que si-murmuró Dylan.

-No lo sabemos-respondí.

-¿Cómo que no lo sabes?-preguntó Dylan.

-Britney irá hoy al médico para hacerse los estudios y allí veremos si va a tener un bebé o no.

Miranda se cubrió la boca con ambas manos y luego pegó un gritó a todo pulmón.

-¿Voy a tener un primo?-preguntó Dylan a los gritos.

-No, no, no es un primo-rió Dereck y lo tomó en brazos-. Es un sobrino.

¿Quién iba a decir que Dylan iba a ser tío de tan pequeño? De solo pensarlo, mis ojos se llenaron de lágrimas y algunas de ellas rodaron por mis mejillas. Miranda corrió hacia mí, sin tomarla en brazos me agaché a su altura y besé su mejilla. Ella me abrazó efusivamente y luego rió.

-Te quiero, Britney. Gracias.

-¿Gracias por qué?-pregunté en un susurro.

-Por darme una sobrinita para cuidar por siempre-dijo y me abrazó con más fuerza.


Definitivamente, la idea de tener una vida dentro de mi vientre, era hermosa. ¿El problema? No se sabía si era en serio, o no. Quizá Dereck y yo, nos estábamos haciendo la película, y no pasaba nada. Si eso llegaba a suceder, ambos íbamos a tener que hacer algo por encargar un bebé, lo más rápido posible.

-¿Qué piensas?-preguntó Dereck tomando mi mano.

Estábamos entrando al hospital. Habíamos pedido la colaboración de los dos pequeños, debían quedarse en casa, con Ryan, Chris y Ethan. Lo que los niños no sabían, era que los amigos de su hermano, no tenían la menor idea sobre pequeños seres humanos, y no iban a poder cuidarlos como Dereck lo hacía, o como yo.

-Nada, es solo que estoy algo nerviosa.

Besó mi mejilla y luego susurró:

-No tienes por qué, mi amor. Pase lo que pase, siempre podremos tener niños.

-¿Tú dices?-pregunté preocupada.

-Claro, Britney. Si no es ahora, puede ser luego-me sonrió.

-Igual estoy nerviosa-suspiré.

-No voy a mentirte, yo también lo estoy.

Avisamos en recepción que ya habíamos llegado y pronto nos cobraron la consulta. Dereck y yo, caminamos por el largo pasillo, para luego tomar el ascensor y llegar al quinto piso, donde estaba repleto de mujeres embarazadas.

Dereck rió.

-¿Qué es gracioso?-pregunté desconcertada.

-Tu rostro al verlas a ellas-carcajeó-. Siéntate, ven.

-No, Dereck, no quiero-me quedé quieta en el lugar.

-No vas a decirme que te quieres ir.

-Si, vamos-respiré profundo.

-Britney, no hagas un show, por favor-me tomó de la cintura y empujó un poco mi cuerpo para que me moviera de la puerta-. Es normal que sientas nervios pero no he pagado para que te acobardes y tienes que hacerte los estudios.

-Pero, no, no, no, Dereck-me quejé.

-Britney-gruñó-. Siéntate allí y deja de hacer escándalo.

Al ver su tono amenazante, solté su mano y me senté al lado de una mujer que tenía un niño en brazos y su barriga era un globo bien inflado.

Dereck se quedó de pie, a mi lado. No habían más asientos y era más que obvio que él iba a insistir en quedarse de pie, porque las mujeres primero y todo el sermón. Así que, no me tomé el tiempo en discutir con él.

Cuando comenzaron a llamar a otras mujeres y llegaban más, se iban otras, y pedían turnos y más turnos, me sentí desfallecer. Yo no estaba lista para eso, era solo una adolescente con mente de niña, inocente y huérfana. Casada a los 18 años, con mi esposo siendo mi dueño.

-Quiero irme-me puse de pie.

Dereck desvió la mirada del cuadro y se remojó los labios antes de posar una de sus manos en mi pecho y empujarme hasta que tomé asiento nuevamente.

-No vamos a discutir, Britney. Tienes que hacerte la ecografía.

Suspiré y entrelacé mis manos para posarlas sobre mi regazo.

-¿Madre primeriza?-preguntó la mujer a mi lado.

La observé un segundo y luego con una leve sonrisa de miedo, asentí con la cabeza.

-No te preocupes, a todas nos da miedo la primera vez que venimos. ¿De cuánto estas?

-¿Meses?-pregunté arrugando la nariz.

-Claro-rió-. ¿Si no, qué?-preguntó en una carcajada.

Dereck rió levemente a mis espaldas y pronto fue fulminado por mis ojos verdes. Que se callara porque no era conversación suya.

-En verdad estoy en duda, quizá lo esté o quizá, no-respondí-. Pero el médico me mandó a hacerme los estudios.

-Oh, comprendo-me sonrió.

El Doctor llamó a un apellido y la mujer se puso de pie.

-Bueno, me toca a mí-tomó la mano el niño y me sonrió-. Vamos, Thomas, debemos ver a tu hermanita. Suerte-dijo antes de caminar hacia el médico.

Dereck vio el lugar vacío a mi lado y no dudó en sentarse allí. Suspiró profundamente y recostó su cuerpo contra el respaldo de la silla. Apoyé la cabeza en su hombro y cerré los ojos. Ni dos segundos pasaron, cuando Dereck comenzó a brindar caricias a mi mano.

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