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Me encontraba sentada en el sofá, esperando a que Dereck se dignara a bajar de una buena vez. Un jugo de naranja en mi mano derecha y una barra de cereales en mi mano izquierda. La ventana abierta, dejando a la vista los árboles bailando por la suave brisa de verano. La noche ya había caído y con ella mis deseos de irme a dormir se hacían notables.

Los pasos sobre los escalones retumbaron en el silencio de la casa, Dereck se aproximaba. Volteé a verlo y desvió la mirada para entrar a la cocina.

¿Podía ser posible que se enfadara por eso?, me pregunté mientras escuchaba atenta los movimientos de Dereck en la cocina.

Como siempre ocurría, Dereck no pedía disculpas, según él, eso no servía de nada. El ejemplo del vaso roto daba a entender que para él no tenía sentido pedir disculpas.

-Cuando tiras un vaso al suelo, se parte en mil pedazos-había explicado-. Discúlpate y veras que el vaso sigue dañado, no vuelve a ser como era antes. Es lo mismo, Britney-dijo una y mil veces.

Dejé el vaso vacío sobre la pequeña mesa y terminé la barra de cereales. Dereck cerró la nevera dando un azote y lo sentí maldecir.

-Nunca hay nada para cenar-se quejó en voz alta.

-Te avisé que debías ir al supermercado-dije casi inaudible.

Lo sentí hacer imitación de mi voz y luego volvió a abrir la nevera. Me puse de pie y tomé el vaso sucio entre mis manos. Caminé hasta la cocina y lo dejé en el fregadero.

-¿Puedes hacerme la cena?

-¿Yo?-me señalé con un dedo sobre mi pecho-, ¿A ti? Ni lo sueñes, Rasendiz.

-Gracias-dijo entre dientes-. No te comportas como un ama de casa.

-No lo soy, Dereck-le aclaré-. Y un ama de casa no es una empleada, así que si quieres cena, pídelo por favor.

-¿Puedes hacerme la cena?-preguntó repetidamente. Arqueé una ceja-. Por favor-añadió.

-Ya pasó el momento.

-Britney, por favor-se quejó golpeando un pie sobre la cerámica.

Me quedé en silencio y caminé hasta la nevera, la abrí y saqué un pedazo de carne. Metí el plato al microondas y lo programe. Dereck me observó atento. Busqué mostaza y ketchup, y los coloqué sobre el comedor. El aparato tecnológico hizo sonar el timbre y fui hacia él, tomé el plato y lo dejé sobre la mesa. Tomé un tenedor, un cuchillo y un vaso.

-Que disfrutes.

-Oh, vamos, Britney, eso es del jueves.

-Dos días, no te hará daño.

-Cocina para mí, por favor.

-No lo haré, Dereck-caminé hasta la puerta de la cocina.

Las peleas entre nosotros acostumbraban a ser fuertes y luego terminaban en un revolcón. Como ya le había dicho a Dereck la última vez que había ocurrido aquello, la próxima no sería igual. Esta era la próxima, Dereck no iba a salirse con la suya. Un masaje sobre los hombros y suaves besos en el cuello, problema resuelto.

Me coloqué el pijama y me observé al espejo, tenía el cabello levemente revuelto y mi maquillaje se extinguía de manera sutil. Tomé las toallitas desmaquilladoras y quité el rastro de negro en mis ojos y rubor en mis mejillas.

-¡Sin duda la cena más maravillosa en la historia de las cenas maravillosas!-exclamó Dereck entrando a la habitación.

Mis labios se curvaron en una pequeña sonrisa y largué una leve carcajada. Cepillé mi cabello y luego mis dientes. Apagué la luz del baño y encendí la luz de la lámpara. Dereck apagó la luz principal de la habitación y también encendió la luz de su lámpara.

Me observó desde el baño y luego se cepilló los dientes. Terminó por apagar todas las luces cuando yo yacía boca abajo en la cama. Lo sentí llenar el vacío del lugar a mi lado. Volteé quedando de espaldas a él y suspiró. Tarde o temprano iba a abrazarme para conciliar el sueño. Se removió entre las sábanas y luego se quedo quieto. Su respiración se hizo profunda y relajada. Estaba dormido.

¿Acaso él no podía renunciar a su orgullo? Oh no, claro que no, como yo tampoco iba a hacerlo.

-¡Odio pelear contigo!-gritó de repente. Me senté en la cama con la respiración agitada-. Britney, no era mi intención asustarte-se disculpó.

-Dios, Dereck. Se más suave para la próxima-dije en un susurro. Volví a acostarme de espaldas a él-. Con un abrazo y un "te amo, cariño", tema resuelto-añadí.

Dos minutos de silencio y Dereck cayó en mis palabras. Me tomó por la cintura y juntó mi espalda con su torso.

-Te amo, cariño-susurró y besó mi cuello.

-Yo te amo más, Dereck-dije y cerré los ojos.

-Aunque te ame tanto que daría la vida por ti, no cuidaremos de mis hermanos.

-¿Por qué no?-pregunté en un bostezo.

-Porque son pequeños diablillos que carcomen mi paciencia.

-Oh, si lo haremos, Dereck-susurré-. Ahora duerme y piensa a que niñera puedes contratar para el mes que sigue.

-Britney, he dicho que. . .

-Si, lo sé, que me amas-completé su oración. Se quejó en silencio-. Y también te amo, ahora duerme.

-Luego de decir que te amaba, dije que no iba a cuidar de mis hermanos.

-Y yo dije que si lo haríamos-dije en un pequeño suspiro-. ¿Me dejas dormir?

-Si, claro que si-dijo fugazmente y volvió a besar mi cuello-. Hasta mañana, Britney.

-Hasta mañana, Dereck.




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-Eres la mejor nuera que puede existir-gritó Lauren emocionada-. Jeremy, debemos hacerle un regalo enorme-siguió gritando con emoción.

-¿Dereck ha dicho que si?

-Tuvimos una breve discusión pero luego lo convencí-sonreí. Lauren y Jeremy me devolvieron el gesto-. Pasaré por los niños el domingo por la noche.

-Si, si, muchas gracias-aplaudió y me acomodó el cabello-. Oh, pequeña, no sabes lo mucho que te agradecemos por eso-dijo rápidamente-. Debemos avisarle a Trisha que no debe cuidar de los niños-le dijo a su marido.

Pasar una tarde con Lauren siempre era un placer para mí. Jueves por la tarde, nuera y suegra tomando la media tarde junto a la pequeña Miranda. Sonrisas felices y tiernas preguntas de parte de Miranda.

Dereck no estaba al tanto de que ambos nos haríamos cargo de sus dos hermanos durante un mes. Le parecía una locura y sin embargo, me había atrevido a pasar por la casa de mis suegros y contarle a Lauren que nosotros serviríamos de niñeros por ese mes. Lauren se había emocionado y Dereck iba a enojarse cuando supiera de esto. Amaba a sus hermanos, pero, no soportaba que hicieran daños en la casa. Una casa costosa y bien cuidada. Dereck, quien era el dueño sin contar que según él lo suyo era mío, se hacía cargo de todos los arreglos para bien del hogar. Y un par de niños traviesos, iban a pasarse el mes de Octubre destruyendo plantas y mojando el suelo de la casa.


-Nos vemos el domingo, Miranda-dije revolviendo su cabello.

-Si, Britney-me sonrió-. Recuerda que llevaré todas mis muñecas, prepárales una cama-me avisó. Asentí y le devolví la sonrisa.

Salí de la casa con una sonrisa traviesa en mis labios. Dereck no iba a tomárselo con calma pero tenía tres noches para convencerlo de la única manera en la que se veía vulnerable, la cama.

Dereck llegaba a casa luego de un día de arduo trabajo, acostumbraba a tomar algo fresco por la noche y luego de la ducha nocturna, se tumbaba en la cama. Compartíamos unas palabras y después se quedaba completamente agotado.

Acababa de llegar a casa cuando le pregunté por sus vacaciones, respondió que podría tomarse las siguientes dos semanas y podríamos viajar a algún lugar que yo eligiera. Pero íbamos a estar ocupados con los dos niños para cuando el dejara de trabajar para tomarse unas pequeñas vacaciones, solo que él aún no lo sabía.

-¿Te gusta más América Central o prefieres Europa?-me preguntó. Alcé los hombros restándole importancia.

-Aún sigo pensando que deberíamos cuidar de Miranda y Dylan.

-Hace dos semanas quedamos en que eso no ocurriría, aparte mamá y papá ya no insisten con el tema.

-Porque tú lo evades-le reproché.

Me observó unos segundos y luego desvió la mirada. Me apoyé en la mesada mientras él abría la heladera y examinaba la comida allí adentro. Sacó el jugo de naranja y buscó dos vasos, sirvió y me ofreció uno. Le sonreí y luego escuché como comenzaba a molestar con sus conversaciones sobre el matrimonio y todo eso.

-Sabes que amo a mis hermanos, a mis padres y también a ti, pero esta vez no voy a hacer esto. No vamos a cuidar de mis hermanos, quiero que nos vayamos de viaje, solos, sin mis hermanos, sin mis padres. Entiende, tengo solo dos semanas de vacaciones y las quiero aprovechar junto a ti, ¿es mucho pedir?

-Dereck. . .-colocó un dedo sobre mis labios, haciéndome callar.

-Escúchame a mí, luego puedes decir lo que quieras, Britney-dijo. Asentí-. Mis padres pueden llevarse a los niños pero no quieren porque quieren estar solos, lo mismo que queremos nosotros. Y ellos deben hacerse cargo, son los padres y cuando nosotros tengamos hijos, nos haremos cargo nosotros, ¿no es así?-preguntó. Asentí-. Bueno, no quiero volver a tocar el tema.

-Tenemos un problema-le dije cuando él tomaba de su jugo.

-¿Qué pasa?-preguntó interrumpiendo su bebida.

-Es que yo. . .-hice una mueca. Dereck llevó el vaso a su boca nuevamente-, le dije a Lauren que si lo haríamos.

SUBASTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora