Sus besos húmedos y apasionados encendían fogosidad en mi cuerpo, su mirada nublada de deseo me invitaba a sentir algo que solo había experimentado dos veces en mi vida y Dereck había sido el causante de lo anterior. -Me senté sobre su cuerpo mientras él se acomodaba sobre la cama conmigo encima. Quitó mi camisa y la tiró al suelo junto con la suya, comenzó a dejar un sendero de besos sobre mi cuello y así dio la vuelta para dejarme debajo de él. Sonrió, sabía que ahora yo estaba en su poder.
-Déjame decirte que he estado esperando esto desde que te vi en esa maldita subasta.-confesó entre jadeos.- No te vayas como la última vez.-me dijo al oído.
-No lo haré Rasend's-respondí tensándome ante sus caricias sobre mi sostén.
Y estaba más que claro que iba a pasar, aunque mi corazón acelerado no era solo excitación, sino también miedo y nerviosismo que me carcomía por dentro. Era mi primera vez y por más que quería tranquilizarme, sabía que iba a doler y que Dereck no iba a ser muy delicado a la hora de estar unidos. Acarició mi rostro.
-¿Estás bien?-preguntó besándome con ternura.
-S..si.-respondí agitada. Detuvo los besos y caricias, me miró con detenimiento.
-No seguimos si no quieres.
-No he dicho eso Dereck.-dije sin siquiera mirarlo.
-Hey, no te estoy obligando.-pasó su mano por toda la extensión de mi pierna.- Es en serio, podemos dejarlo aquí.
-No será como la otra vez.-dije.
-Britney, te repito, no te estoy obligando. Dejémoslo aquí, ¿si? Puedo esperarte, pero no más que hasta la luna de miel.
-Dereck no tienes que esperarme, te he dicho que si.-dije en un grito.
-Tranquila.-procedió a besar mis labios.- Sin presión, cariño.- Miró donde se encontraba el sostén.- Te queda a la perfección.-me halaga sin pensarlo dos veces. Le dediqué una sonrisa y le planté un beso sobre sus labios.
-Ya no pares Dereck.-dije excitada. Sonrió para seguir con su juego de besos y caricias.
-Tus deseos son ordenes princesa.-besó mi ombligo haciéndome estremecer.- Pero debes esperar, todo a su debido tiempo.-repitió la acción anterior.- Vamos, quiero oírte pedir por mi.-susurró mientras desprendía su pantalón.
Tres golpes secos en la puerta hicieron a Dereck fruncir el ceño. ¿Qué interrumpía esta vez?
-Hagamos como que no pasó nada.-dijo antes de seguir. Dos golpes más lo hicieron gruñir y mi paciencia se agotaba.- ¿QUIÉN?-gritó enojado.
-James.-dijo del otro lado de la puerta.
-¿Qué coño hace este aquí?-me preguntó como si yo supiera.
-¿Yo que se Rasendiz?-respondí malhumorada.
-No importa, dile que se vaya.
-¿Cómo voy a decirle eso Dereck?-mi ceño se frunció al igual que el de Dereck.
-¿Pueden abrirme?-preguntó con ternura que en este momento me sacaba de quicio.
-Si, ya vamos.-dijo Dereck de mala gana. Se levantó de la cama y abrochó su pantalón.- A este imbécil lo mato apenas abra la puerta así que prepara tus maletas porque nos vamos de aquí.-dijo mientras buscaba su camisa y la acomodaba sobre su cuerpo.
Me levanté de la cama y busqué mi camisa también.
-Yo voy Dereck.
-No Britney, voy yo. Vamos a ajustar cuentas.-me tomó del brazo y me zafé de su agarre.