Dereck bajó el vaso de golpe y comenzó a toser. Torcí la boca y noté que la culpa era mía.

-Oye, no te vayas a morir en frente mío.

-¿Qué has hecho que?-me gritó aun ahogado por el jugo de naranja.

Fruncí los labios y bajé la mirada. Sentí a Dereck respirar con fuerza y dejó el vaso en el fregadero. Alcé la mirada y lo vi observándome intensamente.

-Perdona, ¿si? Pensé que iba a poder convencerte-dije en un hilo de voz-. No lo había visto de esa forma y pensé que podríamos hacernos cargo de ellos dos.

-Como quieras, Britney-dijo rindiéndose-. Nos haremos cargo del lío en él que tú nos has metido, pero voy a decirte una simple cosa, no dejaras de estudiar durante el verano.

-¿Vas a castigarme?

-Oh, claro que lo haré-dijo enfadado-. Tú me has castigado a mí, haciendo que me ocupara de mis hermanos durante las pocas vacaciones que puedo tomarme.

-Te he pedido disculpas y no me pasaré el verano entero estudiando.

-Si lo harás, Britney y no quiero que volvamos a tener esta conversación.

-Dereck tú no eres mi padre-dije intentando que no se fuera de la cocina.

-Voy a recordarte que fui yo quien pagó por tu custodia y te aviso, Britney, que aunque estemos casados, esto sigue siendo así, yo ordeno, tú cumples.

-Recuerda lo que acabas de decir, Dereck-dije casi a los gritos-. Y no quiero que me hables, ¿entiendes?

-Está más claro que el agua-me gritó antes de salir de la cocina.


Los días transcurrían aburridos y sin sentido alguno. Martes por la noche pasé por casa de Lauren y me llevé los niños a mi casa.

Alice me avisó que Dereck iba a llegar tarde esa noche porque tenía una cena.

-¿Y Dereck?-preguntó Dylan cuando era arropado por mí-. No lo hemos visto hoy.

-Dereck tiene mucho trabajo, pequeño-dije revolviendo sus cabellos-. Mañana podrán jugar en la piscina, ¿Qué dices?

-Si, si, si-me sonrió-. Hasta mañana, Britney.

-Hasta mañana, Dylan.

Me puse de pie y caminé hacía la puerta.

-Te quiero hasta el cielo, Britney -me dijo tiernamente.

-Yo también te quiero, cariño-le sonreí y apagué la luz-. Que descanses.


Miranda se había quedado dormida en el sofá, por lo tanto, debía esperar a que Dereck llegara para pedirle que la cargara hasta la habitación de huéspedes. Me senté en la mesa de la sala y observé la puerta de entrada.

Recordé cuando Dereck me había enseñado todas las habitaciones de la casa y pensé que había sido una exageración que aparte de la nuestra, tres habitaciones fueran para huéspedes, pero en este caso funcionaban a la perfección. Dereck procuraba esquivarme lo poco que estaba conmigo en casa, Miranda ocupaba una y Dylan la restante.

3:00 am y Dereck no se hacía presente en la casa. Comenzaba a pensar que podría haberse desahogado en brazos de otra mujer. Ese pensamiento hizo que mis ojos se aguaran y que las lágrimas comenzaran a descender por mis mejillas. Cerré los ojos y crucé mis brazos sobre la mesa para luego esconder mi rostro allí.


-Hey, Britney-dijo una aterciopelada voz-. Va a dolerte todo si no duermes en una cama-lo sentí decir.

-No quiero moverme-me quejé levantando la cabeza.

Se me quedó viendo durante unos segundos y luego besó mi mejilla. Estar peleada con él era como vivir un año sin agua, imposible. Me sonrió tiernamente y se sentó a mi lado.

-¿Dónde estabas?-pregunté adormilada.

-A uno de los socios de la empresa, se le ocurrió salir a cenar para cerrar el contrato. Debía aceptar.

-Es lo mismo, de todas maneras, no me hablas.

-Porque tú me lo has pedido-hizo pucheros-. Vamos a la cama, no te veo muy cómoda y yo estoy bastante cansado.

-¿Duermes conmigo?-pregunté en un susurro.

-Si insistes-rió.

-Miranda está durmiendo en el sofá.

-Si, la he visto-me avisó-. Ve arriba, voy a llevarla a su habitación.

Nos pusimos de pie y el caminó hacia Miranda para tomarla en brazos, yo subí a la habitación y me coloqué la pijama. Dereck tardó más de veinte minutos y pensé que se habría quedado dormido al lado de Miranda. Cuando iba a salir de la cama para buscarlo, apareció por la habitación mientras se quitaba la corbata.

-Me ha pedido que me quedara a dormir con ella-dijo quitándose la ropa.

-¿Y por qué has vuelto?

-Se quedó dormida y yo debía venir con mi esposa, ¿Qué crees?-hizo una mueca y luego bufó-. Dejé mi pijama en la habitación de huéspedes.

-Ven aquí-dije observando sus coloridos boxers-, no tienes que ocultarte de mí.

-Oh, no, sabes que eso no lo hago muy a menudo-dijo riendo y se metió en la cama.

Apagamos las luces y en menos de veinte minutos la habitación yacía en silencio y completa oscuridad.

-Abrázame, Dereck-susurré.

Sus brazos envolvieron mi frágil cuerpo y me llevó hacía él. Apoyé la cabeza en su pecho. Comenzó a mover sus dedos por toda mi espalda, brindando así, tiernas caricias en mi piel.

-He estado pensando. . .-susurró, no hacía falta hablar más fuerte que eso-, que tal vez, podríamos renovar nuestros votos.

-Hace solo un año y pocos meses que nos casamos.

-Pero no sentíamos lo que ahora, ¿o si?

-No, pero. . .

-Pero nada-me interrumpió-. Compláceme en esto, Britney. Quiero estar seguro de que me amas y que quieres compartir tu vida conmigo. Te has casado por obligación el año pasado, ¿podemos casarnos porque queremos?

-Si, me encantaría-respondí adormilada-. Pero creo que ya te he dado muchas pruebas de amor para que sepas que si quiero pasar el resto de mi vida contigo.

-Entonces, Britney Jarrel, ¿te volverías a casar conmigo?

-Me encantaría, Dereck Rasendiz.

-Eso quería escuchar-dijo y besó mi cabeza-. Descansa, princesa.

-Tú también, Rasend's.

Nos quedamos en silencio mientras ambos conciliábamos el sueño, o por lo menos, lo intentábamos.

-Britney. . .-me llamó en un susurro. Ronroneé dando a entender que lo escuchaba-, te amo.

-Yo a ti, mi amor-murmuré antes de caer en un profundo sueño.

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