Game System

| D ᴜ ᴇ ʟ ᴏ s |

—¿Que quieres que haga cuando me atacan? Ellos piden que les patee el culo ademas ¡Tú dijiste que me quedara atrás! —grité, bloqueando otro ataque.

—Sí, y claramente no me haces caso —replicó, aunque sonaba más divertido que molesto.

Otro enemigo cayó a mis pies, y por un segundo, entre jadeos y golpes, nuestras miradas se cruzaron. Caelum asintió, como reconociendo algo, antes de girarse para acabar con el siguiente idiota que se le cruzó.

〔 +10 Pelea | Bonus de Victoria: +10 〕

El sonido metálico de las armas empezó a apagarse poco a poco. Entre el humo de la pólvora y los gritos de dolor, vi cómo los últimos piratas se miraban entre sí, dudando. Uno de ellos soltó un juramento y saltó por la borda, seguido por otros que preferían el mar antes que quedarse a pelear.

Redd giró el timón para alejar el barco de la línea de cañones enemigos, mientras Mei daba órdenes rápidas para soltar los ganchos de abordaje que aún colgaban de la madera. Un par de marines celebraron con gritos de victoria, y yo me quedé quieto en medio de la cubierta, respirando agitado, con la espada todavía en la mano.

El corazón me latía como un tambor, la adrenalina aún zumbaba en mis oídos... pero no podía evitar sentir una satisfacción rara. Era mi primera pelea real, y no había terminado en el suelo como esperaba.

Caelum se acercó, limpiando su espada con un trozo de tela. Me miró de arriba abajo, como evaluando el daño.

—Nada mal para un novato —dijo con esa media sonrisa suya— Supongo que las horas que pasamos entrenando con el viejo Garp no fueron en vano.

—Lo dices como si no me hubieras hecho sudar medio litro en cada sesión —repliqué, envainando la espada.

Él rió por lo bajo y volvió a dar órdenes, mientras yo me quedaba mirando el horizonte. El mar estaba tranquilo otra vez, pero todavía sentía la adrenalina recorriéndome el cuerpo... y no me molestaba en absoluto.

El ruido de la batalla quedó atrás, reemplazado por el sonido de los marines asegurando a los piratas derrotados. Esposas brillaban bajo el sol mientras algunos prisioneros eran llevados a cubierta para ser vigilados.

Caelum se acercó a mí con esa expresión seria que siempre tenía cuando se trataba de negocios.

—Voy a revisar el barco pirata, Victor se quedara vigilando, asi que ¿Quieres asegúrate de cubrirme la espalda?

Asentí, ajustándome la espada en la cintura.

Saltamos al barco enemigo con cuidado. La madera crujía bajo nuestros pies y el olor a pólvora y tabaco todavía flotaba en el aire. Recorriendo la cubierta, Caelum inspeccionaba cada rincón, mirando entre barriles, cajas y hasta bajo las tablas.

De repente, una sombra se movió entre los escombros.
—Aquí hay compañía —murmuró Caelum, desenfundando la espada.

Salieron dos piratas medio ocultos, sorprendidos al vernos pero sin mostrar miedo. Sin embargo, no tenían ni la intención ni la habilidad para enfrentarnos.

Con movimientos rápidos y coordinados, los inmovilizábamos sin esfuerzo. Caelum con su espada, yo usando lo aprendido en la pelea reciente para anticipar sus ataques y mantenerlos a raya.

—Nada que no podamos manejar —dije, respirando tranquilo mientras los amarrábamos con cuerdas que encontré en un cofre cercano.

—Bien hecho —me felicitó Caelum.

En silencio, seguimos avanzando por el barco pirata, bajando hacia la bodega con cuidado. El aire se hacía más frío y húmedo, y un olor a madera vieja mezclado con algo más... dulce, nos llegó al pasar junto a un compartimento cerrado.