Volví a bajar a la cocina. El calor, el olor a especias y el chisporroteo del aceite me envolvieron como siempre, aunque esta vez había algo distinto: sabía que sería la última vez que lo sentiría así. Zeff estaba junto a la encimera, cortando algo con una precisión que daba miedo.
Me acerqué y él levantó la vista apenas, sin dejar de trabajar.
—Necesitaba decirte algo —empecé, apoyando una mano en la mesa— Primero, gracias por todo, por la comida, por el techo... y por darme trabajo cuando no tenías por qué hacerlo— hago una pausa—
— Lo segundo es que conseguí transporte, así que es hora de que siga mi camino.
Zeff soltó un resoplido que sonó entre fastidio y diversión.
—...Estaba pensando en encadenarte al restaurante, chico. Aun que no lo creas, trajiste mas clientela de lo que pense —dijo, girando apenas el cuchillo en su mano— Pero está bien. El mar es grande y no espera por nadie.
Sonreí de lado.
—Me alegra que lo entienda.
—No lo entiendas mal —añadió él, apuntándome con el mango del cuchillo— Si vuelves a pasar por aquí, y no tienes trabajo, te lo daré... aunque tenga que secuestrarte para que te quedes.
—Lo tendré en cuenta —reí.
Volví a enderezarme, con esa mezcla de gratitud y nostalgia que siempre me daban las despedidas.
—Nos vemos, señor.
Él asintió, con esa seriedad que nunca terminaba de ocultar del todo el afecto.
—Cuídate, mocoso. Y no mueras tan fácil.
El bullicio de la hora del almuerzo todavía resonaba dentro del restaurante, pero afuera, en el muelle, el ambiente era distinto. El barco de la Marina esperaba anclado cerca, con su bandera ondeando. La pasarela crujía bajo mis pasos mientras cargaba mi pequeña bolsa con lo poco que tenía.
Algunos cocineros salieron detrás de mí. Patty me dio una palmada en la espalda que casi me tira al agua. Carne me ofreció un trozo de pan envuelto “para el viaje”, aunque sabía que no iba a durar ni una hora en mis manos. Los demás levantaban la mano o gritaban algún “¡Buen viaje!” antes de volver corriendo a sus puestos.
Zeff estaba ahí también, apoyado contra la baranda, con los brazos cruzados. Le devolví el gesto con un leve asentimiento. Él respondió igual, sin palabras.
Fue entonces cuando lo vi, un poco apartado con la mirada fija en el mar. Me acerqué lo suficiente como para que escuchara mis pasos y él giró apenas la cabeza.
—Así que te vas... —murmuró, sacando las manos de sus bolsillos — Y encima sin aclarar nada del malentendido.
Arqueé una ceja.
—¿Todavía con eso?
—¡Claro que sí! —replicó, frunciendo el ceño—Me dejaste como un idiota frente a todos... aunque —desvió la mirada, bajando un poco el tono— supongo que también yo fui un imbécil.
Lo miré con una pequeña sonrisa.
—¿Eso fue una disculpa?
—Tómalo como quieras —bufó, aunque una media sonrisa se le escapó— Buen viaje, ____. Fue... interesante tenerte aquí.
—Igual digo. Cuídate, Sanji. Y trata de no pelearte con todos.
Él soltó una risa, peinando su cabello hacia atrás.
—Sin promesas.
No dije nada más. Solo di un último vistazo al Baratie, al muelle, y luego subí la pasarela hacia el barco de Caelum. El sonido del mar comenzó a tragarse las voces detrás de mí, hasta que lo único que escuchaba era el golpe de las olas contra el casco.
YOU ARE READING
Game System
Fanfiction〔 ◌ Cᴀʀɢᴀɴᴅᴏ Pᴀɴᴛᴀʟʟᴀ ◌ 〕 ¡Jugador, bienvenido a "Oɴᴇ Pɪᴇᴄᴇ Gᴀᴍᴇ" ¡Hazte fuerte, cumple los objetivos y ten grandes recompensas. Pero sobre todo ¡Encuentra el gran tesoro! Tal vez... Tu vida depende de ello. ¿ʟɪsᴛᴏ ᴘᴀʀᴀ ᴊᴜɢᴀʀ...
| D ᴜ ᴇ ʟ ᴏ s |
Start from the beginning
