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Se aclaró la garganta con un sonido de lo más exagerado antes de entrar a la cocina, anunciando su llegada

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Se aclaró la garganta con un sonido de lo más exagerado antes de entrar a la cocina, anunciando su llegada. Jungkook, que sacaba una bandeja con panecillos humeantes del horno, se fijó en él. A Taehyung le pareció ver un titubeo en la expresión de Jungkook que apenas duró un segundo. Dejó la bandeja con sumo cuidado sobre la mesa, sin molestarse en explicar cómo es que estaba tocando metal hirviendo solo usando sus guantes de mayordomo, y se giró hacia la salida con aire solemne. Inclinó la cabeza a modo de saludo y Taehyung hizo lo mismo.

—Mi señora me ha enviado a comprobar que todo está en orden.

—La señora Min nunca cambia, siempre ha sido una persona impaciente —Jungkook usó unas grandes pinzas de metal para colocar los panecillos en un plato de cerámica florado, formando una pequeña torre. En una bandeja elegante de plata, ordenó la tetera y el plato de panecillos junto a dos tazas, todo con el mismo diseño de intricadas flores rosáceas. La tomó con ambas manos y caminó hacia el umbral—. Me ayudaría mucho que sirviese la segunda tanda de panecillos. Siguen en el horno —dijo a Taehyung al pasar por su lado.

—Eso haré —respondió Taehyung, aunque Jungkook ya se había marchado.

Taehyung, que no era inmune al calor, se colocó unos guantes de cocina para sacar los panecillos del horno y los sirvió imitando cada paso de Jungkook. Usó un plato con un patrón muy similar, aunque las flores eran cerúleas, y salió de la cocina con una segunda bandeja. Al regresar a la sala, se encontró a los Min en un tercer sofá que estaba cerca de la ventana. Este era mucho más grande que los individuales que se usaban para las partidas de ajedrez y al frente tenía una mesita sobre la que estaba servido el té y los aperitivos. Jungkook se encontraba de pie, callado, detrás del sofá. Taehyung dejó la segunda bandeja y se colocó junto a él.

El aire era pesado. El único sonido que llenaba la sala era la animada voz de Min Yoona, que solo se veía interrumpida cuando tomaba un sorbo del té o un mordisco de un panecillo. Taehyung, ya un mes y medio trabajando como su mayordomo, estaba muy acostumbrado a esa voz y a cumplir sus órdenes. Esta vez era diferente. Por alguna razón desconocida, le costaba mucho concentrarse en lo que estaba diciendo su señora. La respiración lenta de Jeon Jungkook parecía ser lo único que sus oídos captaban.

Los cuatro presentes dieron un respingo cuando un estruendoso trueno retumbó en el exterior. Min Yoona casi derramó su té y empezó a exclamar lo aterradoras que le parecían las tormentas con una voz muy chillona. Taehyung y Jungkook se voltearon a admirar la ventana detrás de ellos y no les sorprendió encontrarse con una lluvia violenta que golpeaba las ventanas. Taehyung tomó aire hasta que sus pulmones se llenaron y lo soltó con lentitud.

No podrían regresar a casa esa noche.

Leyendo sus pensamientos, otro miembro del personal tocó tres veces la puerta y entró sin esperar a recibir un permiso. Taehyung parpadeó, sorprendido. Debía ser una costumbre del personal en la mansión Min. Un hombre algo mayor usando una camisa arremangada y un sombrero de paja, entró, hizo una reverencia y explicó la situación.

—Lamentamos mucho tener que incomodarlos —dijo con una voz rasposa, dirigiéndose a Yoongi y a Yoona. Parecía ser el encargado de los establos—. El clima no es óptimo para ocupar ahora mismo los carruajes, y los truenos están inquietando a los caballos.

Yoongi se giró para mirar a Jungkook y asintió con la cabeza en un movimiento que solo señor y mayordomo comprenderían. Taehyung entrecerró los ojos. ¿Sería telepatía? No recordaba leer sobre esa habilidad de los demonios. Jungkook respondió con un gesto similar.

—Si no le importaría quedarse con nosotros hoy, señora Min, podemos encargarnos de todo lo necesario para que tenga una estancia cómoda por esta noche —dijo él, con una voz de lo más dulce y una sonrisa sutil, claramente usando a su favor la debilidad bien conocida de Yoona por los hombres como él.

Dejándose en evidencia, Yoona se cubrió la boca con la mano antes de reírse en voz muy baja, con las mejillas un poco encendidas.

—¡Me encantaría! Hace tantos años que no paso una noche en esta mansión. ¡Yoongi! ¿Recuerdas que tu tía se quedaba aquí para cuidarte cuando eras un pequeño niño? —Yoona quiso agarrar la mejilla de su sobrino, pero se detuvo al ver la expresión mortal de Yoongi y su risa se convirtió en una nerviosa.

—No lo recuerdo —dijo Yoongi. Yoona disimuló dándole un sorbo a su té.

—No era tan importante, olvida que lo mencioné —Yoona dejó la taza y se dirigió a Jungkook—. Dejo todo en tus manos, entonces —le dio una sonrisa encantadora que Jungkook correspondió. El rostro de Yoona se encendió aún más—. Oh, Taehyung puede ayudarte si lo necesitas.

Yoona miró a su propio mayordomo y Taehyung asintió. Quería a Jungkook de su lado y su conversación en la cocina había sido demasiado corta como para ganarse su favor. Esta era una gran oportunidad... hasta que sintió un familiar apretón en su hombro que le heló la sangre.

—No es necesario —Taehyung no se atrevió a mirar, pero sintió el aliento cálido de Jungkook en su oreja cuando esas palabras fueron pronunciadas, casi en cámara lenta. Tragó saliva con dificultad—. Yo me encargaré de todo, señora Min. No se preocupe por Taehyung tampoco. Puede dormir en mi habitación.

 Puede dormir en mi habitación

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¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2025 ]

MATCH MADE IN HELL • KookTaeWhere stories live. Discover now