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A las dos semanas, su esfuerzo empezó a dar frutos

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A las dos semanas, su esfuerzo empezó a dar frutos. Taehyung estaba encantado cuando le llevó a la señora Min su correspondencia y vio el sello del Grupo Min en una de las cartas. Permaneció de pie en una postura recta y solemne mientras la señora Min abría cada carta y se deleitaba con el contenido. Soltaba carcajadas estrafalarias que indicaban que gran parte de la correspondencia era de sus compañeras del club de cata de vinos. Taehyung observó con atención, disimulando que por dentro temblaba, cuando la señora llegó a la última página y alzó una ceja, claramente disgustada.

—Taehyung, ven aquí un momento.

Caminó con paso lento y las manos en la espalda hacia el escritorio de su señora. Por fin, por fin.

—¿Sucede algo?

—El viernes, ¿mi agenda está libre por la tarde? —la mujer no despegaba la mirada de la carta, releyendo las últimas líneas una y otra vez.

—El viernes por la mañana tiene una reunión con Lady Choi y un almuerzo por la tarde con la señorita Meredith —los labios rojos de la señora se torcieron con tal disgusto que Taehyung temió por un momento que se desquitaría con él. Pocos días le bastaron para saber el repudio que sentía Min Yoona por la señorita Meredith, hermana menor de su difunto marido. Almorzaban juntas dos veces al mes, y la señora Min la detestaba. Una idea brilló en la mente de Taehyung—. Puedo informarle a la señorita Meredith que no podrá presentarse en esta ocasión si tiene otro compromiso.

Yoona sonrió con malicia, y Taehyung lo sintió como una pequeña victoria.

—Mi sobrino quiere tomar el té este viernes. En la mansión Min. La conoces, ¿no? La enorme y lúgubre mansión al sur —Yoona tembló exageradamente—. Le dije mil y una veces a ese crío que usara colores más cálidos cuando se habló de una reconstrucción. Parece un castillo maldito.

—Prepararé todo y le informaré a la joven Meredith del cambio de planes. Si me disculpa —Taehyung hizo una reverencia y esperó a que Yoona moviera su mano para retirarse de la habitación. No se molestó en esconder su gran sonrisa cuando estuvo dándole la espalda. Incluso se permitió celebrar en voz alta cuando cerró la puerta.

Era una oportunidad de oro. Sabía los horarios de Min Yoongi de memoria, y se informaba diariamente sobre la situación de Grupo Min leyendo los periódicos. Estaban en su auge. La empresa cada vez se expandía más y ahora mismo estaban pensando en probar con el mercado hotelero. Probablemente la reunión era una excusa para solicitar el apoyo económico de la señora Min. Era perfecto. Era su propia tía, así que Taehyung dudaba que Yoona le negase su ayuda. Además, si su señora y Min Yoongi se convertían en socios, le sobrarían las oportunidades para ir a la mansión Min.

Esa noche, Taehyung le escribió una carta a Meredith disculpándose en nombre de su señora, sirvió la cena y se despidió antes de marcharse a su habitación. La corbata era asfixiante y los guantes eran molestos. Se quitó los lentes y soltó un suspiro largo y cansado. Era un alivio poder frenar la magia que cambiaba su apariencia por un momento cuando estaba solo. Se miró en el pequeño espejo sobre la cómoda. Aún con las luces apagadas, pudo presenciar el espectáculo de sus ojos cambiando de color, y sonrió en grande al reflejo para ver cómo sus colmillos crecían. No pudo evitar que su mirada se desviara hacia la puerta.

¿Qué pensaría Min Yoona si lo veía así?

Se aseguró de que su puerta estuviera con seguro antes de entrar a la cama. Tenía una importante semana por delante. Iba contra las reglas el llevarse archivos de los altos mandos, pero Taehyung había conseguido traer consigo los documentos sobre Yoongi y Jungkook. Los sacó de su escondite bajo la almohada y ojeó las fotografías.

Probablemente Jungkook también usaba magia para cambiar su apariencia. Los demonios tenían un par de colmillos afilados y ojos rojos como la sangre. Si tenía un acuerdo con Min Yoongi, ambos debían tener la marca del contrato en alguna parte del cuerpo. Taehyung apenas notó que sus dedos habían ido a parar a los bordes irregulares de la fotografía de Jungkook. La calidad era pésima y sentía curiosidad por la apariencia del demonio. Intentó imaginarla antes de irse a dormir.

Soñó con cabello negro, ojos rojos y unos colmillos tan afilados que le desgarraron la piel. 

¡Nos leemos luego!

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¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2025 ]

MATCH MADE IN HELL • KookTaeWhere stories live. Discover now