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El resto de la velada transcurrió con normalidad y pronto el cielo se oscureció

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El resto de la velada transcurrió con normalidad y pronto el cielo se oscureció. Taehyung continuó dándole vueltas a su intercambio con Jungkook en la cocina incluso cuando se encontraba ayudando a su señora a subir al carruaje. Jungkook había sido descuidado. Enseñando su mano como si tener aquella marca fuera la norma en Londres, jugando con la paciencia de Taehyung y mostrando sin pudor habilidades sobrehumanas. Taehyung se sentía sin fuerzas restantes cuando llegaron a la casa de la señora Min. Con esfuerzo consiguió encargarse de los preparativos para la cena y revisar la agenda de su señora antes de irse a su cuarto.

En el silencio y oscuridad de su habitación, Taehyung pensó.

Analizar el comportamiento de Jungkook antes de dormir no era una actividad que lo entusiasmara, pero no pudo evitar recordar cada palabra que el demonio había pronunciado cuando miraba el techo de su habitación, recostado en su cama. Era evidente que Jungkook sospechaba de él y consideraba viable la opción de que Taehyung era un shinigami. Quitarle los lentes a Taehyung había sido un movimiento inteligente, puesto que muchos shinigamis escondían su apariencia utilizando artefactos malditos y más de uno habría quedado expuesto después de quitárselos.

Taehyung se sentía satisfecho con su rendimiento esa tarde. Dudaba haber despejado todas las sospechas de Jeon Jungkook, pero por lo menos no le había regalado las pruebas en bandeja de plata.

Ahora mismo, la mejor forma de evadir esas sospechas era comportarse como un mayordomo estelar por el tiempo que fuera necesario. Necesitaba que su señora lo elogiara en frente de Min Yoongi y, mucho mejor, en frente de Jeon Jungkook. Tenía que convencerlos de que era un mayordomo londinense si quería actuar y tener éxito en su misión.

Por suerte, tuvo casi un mes para construir esa fachada. Min Yoona no era difícil de complacer. La naturaleza ordenada de los shinigami también fue una importante ventaja. Taehyung tenía una excelente memoria y era muy hábil a la hora de organizar al personal. Se encargaba del menú de la señora Min, filtrar su correspondencia, preparar el té y manejar su agenda. Pronto, Yoona empezó a darle cumplidos recurrentes.

Sabía de sobra que una de las razones por las que Min Yoona lo contrató era su apariencia. La gran mayoría de shinigamis eran bien parecidos. Eso había jugado a su favor gracias a la mala costumbre de Min Yoona de fijarse en chicos apuestos para los puestos del personal. Se enorgullecía de poder decir que ahora Yoona lo respetaba por su buen trabajo y no solo por su buena genética.

Una segunda invitación a tomar el té llegó a inicios de agosto, cuando las lluvias tormentosas y los vientos fríos se hacían más comunes en la ciudad. Taehyung sostuvo el paraguas para que su señora no se mojase mientras ella bajaba del carruaje. Como la primera vez, sus anfitriones los esperaban en la entrada. Ese día, Yoongi vestía ropa negra de invierno. Yoona también, con un abrigo de un azul muy oscuro que tenía un capuchón afelpado. Los dos mayordomos usaban su vestimenta de siempre, ninguno mostrando signo alguno de verse afectado por el frío.

Tía y sobrino se saludaron con afecto, los mayordomos solo inclinaron sus cabezas.

La reunión empezó de forma muy similar, con un amistoso juego de ajedrez que acompañaba una charla sobre la ubicación del primer hotel bajo el nombre del Grupo Min. La diferencia monumental era que Taehyung no tuvo ninguna excusa para seguir a Jungkook cuando este se retiró a preparar el té. Lo observó salir de la sala con una extraña sensación de anhelo asentada en su pecho y se contentó con ver a su señora ganarle a Min Yoongi en el ajedrez.

Los minutos dieron paso a las horas y Taehyung ya se estaba aburriendo de estudiar los gestos y palabras de Min Yoongi. Creyó que podría encontrar algo relevante para el caso si se concentraba en el muchacho durante la reunión, pero Taehyung entendía poco del vocabulario empresarial que manejaban los Min. También estaba otro inconveniente: Había algo que lo inquietaba y no le permitía dedicarse por completo a Yoongi.

Jeon Jungkook estaba tardando demasiado.

—¿Qué ha pasado con el té? —preguntó Min Yoona, sacando un reloj de bolsillo de su abrigo, angustiada—. Taehyung —agitó su mano, como llamándolo aunque se encontrara detrás de ella—, ve a revisar qué ha pasado con el mayordomo y tráenos el té.

—Con permiso.

Taehyung se retiró del cuarto, dejando atrás la risilla escandalosa de su señora después de otro jaque mate. Ya conocía el camino a la cocina, pero eso no evitó que se distrajera otra vez con la pintura del descansillo. Le parecía increíble que aquel crío tan expresivo fuera el hombre de piedra que jugaba ajedrez ahora mismo en la sala de reuniones. Todas las emociones de Min Yoongi se habían ido tras el incendio. Continuó con su camino hacia el umbral arqueado de piedra, con una sensación pesada en el pecho.

También estaba la posibilidad de que cierta criatura infernal se estuviera alimentando de la vitalidad de Yoongi, poco a poco. 

Taehyung tragó saliva al sentir la garganta seca.

Taehyung tragó saliva al sentir la garganta seca

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¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2025 ]

MATCH MADE IN HELL • KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora