-¿terminaste?-cuestiona y niego levemente. Espere tanto para decirle todo lo que sentía y no creo poder esperar más.

-Alex creí en tus palabras, te creí que me amabas, cuando solo callaste, pero me duele, me duele que aunque han pasado dos años, dos malditos años donde yo solo te amé, deje vivir un amor que sigue increíblemente intacto. Pero no sé si seré fuerte para soportar esto, tal vez deba huir, huir como ese día en el que no me frenaste.

No puedo evitar caer al suelo, abrazando mis rodillas, llorando y soltando todo lo que me había acompañado durante estos 2 años.

-¿Por qué lo haces?

-¡¿hacer que?!-grito con enojo.

-esto, venir a decirme todo esto, ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué deje a lisa y huya contigo?-no puedo evitar sentirme una mierda y una estúpida tras esas palabras.- ¿quieres que la deje enserio?-cuestiona acercándose a mí, retrocedo aun en el suelo, chocando contra la puerta.- ¡dímelo, maldita sea! ¡Dime que es lo que quieres!-sus palabras provocan miedo en mí, haciendo que llore aún más.-Loren.-habla tomándome por los hombros, provocando que le mire.-dímelo por favor.

-vete.-hablo en apenas un susurro.

-no puedo Loren, no puedo irme simplemente. No quiero ser yo quien huya esta vez.

-te ahorro el trabajo, después de todo creo que se me da muy bien.-me paro difícilmente, tomando el pomo de la puerta entre mis manos, pero Alex me hala hacia él.

Uniendo nuestros labios, besándonos con ferocidad y hambre, un hambre que solo él puede saciar. Revolviendo todo en mi interior, dando vida nuevamente a ese cumulo de sentimientos y emociones, sintiendo como nuevamente puedo respirar a su lado.

Saboreando cada parte del otro, dejándonos aun deseosos por más, abrazándonos el uno al otro. Sus manos viajan hasta mí cintura, atrayéndome aún más a él, apegando nuestros cuerpos, sintiendo nuestras respiraciones tan aceleradas.

Pero es en ese momento cuando sus labios dejan de besarme, de estar tan cerca para mí, de brindarme un calor y ese aire, ese todo. Para viajar a mi cuello, provocando que de suspiros de placer, sintiéndole en mi piel, tan incrustado como siempre lo estuvo. Con la mayor torpeza que puedo, abrazo mis piernas a su cintura, sintiéndole, su hombría en mi intimidad, por sobre nuestras ropas. Mi trasero choca contra la dura madera del escritorio, pero es lo que menos me importa.

Quito mis zapatos y el los suyos, nuestras ansias del uno por el otro pueden más, somos como dos adolescentes a pleno, esas mismas personas de hacía 2 años, la misma hambre, los mismos sentimientos, todo estaba ahí.

Más ropa desaparece de nuestros cuerpos, quedando en prendas íntimas el uno frente al otro, admirándonos en un silencio, que puede describir todo lo que queremos y deseamos, todo lo que sentimos.

Sus dedos recorren mi piel expuesta ante él, y no evito cerrar mis ojos ante el contacto, incluso cuando sus dedos llegan a rozar por sobre mis bragas, rio. Lo hago porque sé que hoy no ha sido un buen día para portar unas bragas de Bob esponja, que por supuesto tampoco hacen buen juego con mi sostén color verde.

Su risa resuena por todo el aula, y le atraigo con mis piernas, abrazando con mis brazos su cuello, para profundizarnos en un beso, tan deseoso e insaciable como el anterior.

Restregando nuestras intimidades, tratando de hacer todo tan delicado, como si de la primera vez se tratase. Sus ojos muestran ese deseo y esa necesidad, que percibo.

Muerdo su labio inferior, escuchando un gemido por su parte, desaparezco mi sostén, mientras el con una sonrisa de medio lado niega, pero pronto hala de mis bragas, esparciéndolas al igual que el resto de la ropa. Dirijo mis manos hasta la última prenda que nos divide, esos bóxers que deben desaparecer, volando y cayendo por algún lado.

Le miro, como si de la primera vez se tratase, admirando su desnudez ante mí, como soñé antes de tenerle y aun después de tenerle, aun cuando debía pensar en el para estar con Carlos, aun cuando debía despertarme buscándole al otro lado de mi cama, topándome con la dura y fría pared.

-¿y si nos arrepentimos?-cuestiono con diversión, obteniendo una sonrisa de medio lado de su parte.

-eso será mañana.-contesta. Tal como lo hice hacía 2 años.

Me abrazo a su espalda, mientras con su mano guía su hombría hasta mi entrada, el cual resbala por mi humedad, una humedad que él ha provocado en mí. Gimo mientras le siento entrar en mí, clavando mis uñas en su espalda, notando la delicadeza con la cual el forma un vaivén, ese vaivén que aumento con el movimiento de mis caderas, sintiéndole llegar a lo más profundo en mí.

Nuestros cuerpos sudados y acompasados es lo único en ese salón, un salón que sin pensarlo, lo estamos marcando como nuestro, uniéndonos en uno solo nuevamente, ¿para siempre? No lo sé, pero el disfrutar este momento es tan necesario como respirar, aspirando el aroma del otro.

Nuestras respiraciones van cambiando su ritmo, un ritmo que ambos sabemos por dónde terminara, apretándonos con fuerza al cuerpo del otro, llegando a la cima de un placer que hemos provocado juntos, que sin pensarlo ni mucho menos desearlo se hizo presente, desde ese día, desde ese 3er semestre cuando conocerle a fondo hizo que nos uniéramos.

Así nos quedamos el uno abrazado del otro, lo más que podemos, obteniendo el relajamiento de nuestras respiraciones y sintiendo el resbalar del sudor del cuerpo del otro.

-te amo y no planeo arrepentirme nunca, nunca lo hice.-le beso tiernamente.

-te amo.-hablo trazando con mis dedos figuras sin sentido sobre su hombro, topándome con algo que llama mi atención.- ¿46?-cuestionó mirándole a los ojos.

-cuatro de junio.-responde obteniendo un fruncimiento de ceño por mi parte, sonríe ante mi gesto.- ¿acaso olvidas tu propio cumpleaños?-cuestiona divertido.

-¡Alex, Alex!-su nombre es gritado, mirándonos con sorpresa, el sonido del pomo de la puerta siendo forzado se unen a mas gritos de su nombre.

***Gracias por leer.

Mas Que Física(terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora