Levante la vista para ver esos ojos verdes, su cabello rojo, perfecto. Le di una sonrisa para que supiera que es lo que estaba pensando. Oh si Renny Ren, serás mi maldita puta. Un momento ¡Qué boca la que me estoy cargando en estos momentos!

—Ni por un infierno, Hamilton estás loco —dijo poniéndose de pie.

—Reglas son reglas Renny Ren, eres mi puta. Ahora, ven y siéntate a la par mía. Bree cambia de lugar con ella.

— ¡¿Qué?! —gritó Bree bastante sorprendida. Si creyó que la elegiría a ella estaba muy equivocada.

—Ya sabes las reglas, mujer —dijo Kyle señalándome —. Eres su puta.

Su cara se transformó en ira. La princesa estaba enojada, quería tirarme al suelo y reír como estúpido dando vueltas por todo el sucio suelo, lleno de colias de cigarro y bebida derramada. Claro, solo en eso pensaba, reír hasta orinarme en mis pantalones. Ella, la rebelde Renny estaba a mi merced.

¡Alguien que lo grabe! Esto no iba a volver a suceder.

Acerqué mi mejilla, señalándola con mi dedo índice. Muchos del grupo gritaron "¡BESO!" y eso era exactamente lo que quería. Me encogí de hombros, golpeando otra vez con el dedo. De esta no se escapa.

—Vas a pagarla, Hamilton —dijo antes de darme el beso bastante babeado. Me hubiera dado asco de ser alguien más, pero por algo extraño, no me molesto.

—Me encanta tu saliva, señorita Scott. Así que no te preocupes.

Esta hizo un gruñido antes de tomar su siguiente carta. Estaba a segundos de decir algo cuando le dio la vuelta a la carta, suspire aliviado al ver que era K de diamante. Fondo de un vaso de alcohol del fuerte, pensé que le tocaría tomárselo a ella, pero resulta que tenía que dárselo a alguien. Cuando me tiró la carta poniendo el vaso frente a mí entendí que estaba pagando parte de haberla escogido, definitivamente este traguito me mandaría a la mierda.

— ¡Fondo, Race! —gritaron las chicas colocando sus ojos encima de mí. Ya, maldición. Aquí vamos.

Empecé a tragarme esa porquería, el alcohol quemaba toda mi garganta con un sabor a menta y naranja. Estaba asqueroso. Pare unos segundos tapando mi boca, pensé que vomitaría enfrente de todos si no paraba un segundo. Como si no fuera lo suficiente estúpido, me lo baje con la cerveza que tenía enfrente. Renny señalo el vaso que aún estaba a la mitad.

—Te falta, Hamilton.

Sí, maldita sea, me faltaba pero no estaba acostumbrado a este tipo de tragos ¿Qué esta gente no tenía hígado? Suspire sintiendo como el sabor a etílico se removía en mi boca, antes de tomar el vaso una vez más, reaccione. Ella era mi puta.

—Renny —dije señalado el vaso —. Acábatelo por mí.

— ¡¿No?! Eso es trampa.

—No, no lo es. Eres mi puta y quiero que te lo acabes.

La risa de nuestros compañeros de juego se hizo presente, incluso Adrián somataba la mesa como sí les hubiera echado "Cagadinis de risa" dentro de los tragos. Me sentí orgulloso de mí, para ser nuevo en esto lo estaba haciendo bastante bien.

Ren tomó el vaso con mala cara tomándoselo todo en un nanosegundo ¿Qué acaso no tenía garganta? Cuando se lo terminó bajando el vaso, hizo el mismo gesto de taparse la boca con el dorso de la mano como si también fuera a vomitar. Sí, cariño, así se pagan las cosas.

Arrojándome el vaso en la cara, el cual aún pude esquivar. Dio media vuelta para ver a Sergio, un corredor español que estaba en Londres haciendo unas prácticas. Este tomó la carta que le correspondía siguiendo el juego. Dos vueltas pasaron, y el bendito siente que quedaba seguía sin aparecer.

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