—Solo no puedo perderte, hijo. Cuando seas papá me entenderás. Eres mi vida al igual que tu hermana y tu madre.

—Lo sé, lo siento —volví a disculparme por décima vez. Esta vez no dijo nada, regreso a su estado político todo poderoso, dejándome en la entrada solo con esta bebe. Definitivamente algún día quería ser como él. Respetado por toda la élite, con el poder en mis manos.

Observe la nueva Honda ¡Malditamente hermosa! Estaba enamorado de ella. Nunca sentiría este amor por ninguna mujer, solo por esta bebe que necesitaba de toda mi atención.

Tomé mi caso, mi chaqueta de cuero, me monte en mi nueva y mejorada GSX. Fue amor a primera vista. Repase con mi dedo índice las letras que papá había mandado a gravar, eran iguales que las del casco y el llavero.

Mía, solo mía.

Cuando regrese a casa, mamá había preparado un desayuno de campeones. A mi hermana gemela, Holly, y a mí nos encantaba la nutella, por lo que este desayuno era toda una poesía bien escrita. Lamentablemente sería solo mi desayuno, mi hermana se casó hace tres meses.

Incluso para la élite es extraño casarse tan temprano, pero da igual, Louis la ama como imbécil y no quería esperar más. Recordé la manera en que todo se dio, una gran sorpresa para mi hermana mayor por un minuto. Ese día logre que la rebelde Renny Scott accediera a ir conmigo por una apuesta. Esa noche fue la primera vez que la bese. También fue la última, no voy a mentir, porque la muy caprichosa desde ese día, ha hecho todo para evitarme. Tres malditos largos meses.

Era absurdo pensar en ese momento como un recuerdo tan vivido, uno que no podía quitarme de la cabeza.

—No hagas esto Rees —dijo Renny alejándose de mí en la pista de baile. La seguí por todo el lugar como un idiota. Había intentado darle un beso en esa pista de baile y ella se alejó viendo alrededor. No reaccione hasta que vi la manera en que muchas de la elite la veían. No me importaba para ser sincero, pero tampoco quería que todo el mundo se diera cuento que esta mujer me tenía loco.

Cuando salimos a los jardines, la brisa de la gran fuente principal nos llegaba como lluvia de verano. Me acerque a ella tomándola de la mano. La acerqué más al agua y de un golpe la cargue. Si iba a estar con esos lloriqueos más valía que valieran la pena.

La escuche quejarse y removerse en mis brazos. Subí a la fuente de un brinco, era muy bueno que la mujer no pesara absolutamente nada, menos de lo que nunca pensé.

— ¿Vas a calmarte y dejar de pelear? —pregunté antes de dar el último paso. A este punto no me importaba.

— ¡Me estoy mojando, mierda!

—Eso no es mojarse. Esto... —dije antes de dejarnos caer al agua. La escuche gritar al momento en que el agua fría toco nuestra piel. De verdad estaba fría como la mierda pura.

— ¡Esta helada! —Renny intento separarme de su cuerpo dándome pequeños golpes.

La tomé con fuerza para que supiera quién diablos era el que mandaba, estaba cansado de sus arrebatos y que se hiciera la imposible cuando sabíamos que los dos queríamos.

La tomé del pelo jalándola a mis labios, pensé que iba a resistirse, pero fue todo lo contrario. Sus labios se acoplaron a los míos inmediatamente. Tan suaves. Su lengua se apodero de mí ser y yo me apodere de su boca. Asi de bien, estábamos hechos el uno para el otro.

—Tienes cara de imbécil ¿Lo sabías?

Levanté la vista para ver a mi cuñado/mejor amigo, Louis Montgomery. Antes de casarse con mi hermana era mi mejor amigo, eso nunca cambio, ni siquiera sabiendo que se acostaba con mi hermana. Incluso varías veces los había escuchado gritar de placer y eso me dio incluso nauseas. ¡Descarados! No esperaban a que no hubiera nadie en su apartamento.

—Cállate, estúpido ¿Me vas a ayudar con la mudanza?

— ¿Qué crees que hago aquí? No es que venga a verte la cara solo porque sí.

Observe las cajas con mis cosas, hoy empezaría la difícil tarea de irme a vivir solo. Se supone que como buenos seguidores de las costumbres, a los veinte te mudabas a vivir solo, bueno yo solo tengo dieciocho años pero mis padres creen que me va a ayudar a madurar largarme de la casa.

—Bueno —levanté una caja pesada que supongo tenía mis libros de leyes —, movamos todo el culo a mi nuevo y lindo apartamento.

—No lo vas a destrozar en el primer fin de semana ¿Verdad?

—No que va. Esta semana no, aún tengo que instalar todo para destrozarlo.

Le regale una sonrisa llena de picardía a Louis. Esta aventura estaba a punto de empezar.

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