La fiesta Ochoa (Parte 2) #23

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Me sorprendió un poco, no pensé que se acordaba de mí. — Hola.

— Soy Mario. — me sonrió contento. — ¿te acordes de mí?

— Si, un poco. — me reí. — ¿Qué necesitas? — dije tomando el jugo.

— Quería hacerte una pregunta. — asentí. — ¿Sos la hermana de Joaco? — fruncí él ceño, ya todos lo sabían.

— Si, ¿no lo sabias?

— Si, pero es que no sé muy bien como comenzar una conversación con vos, me pones nervioso. — sonrió pero yo no, él si me ponía los nervios de punta. Al darse cuenta que no hice lo que esperaba borró su sonrisa. — ¿Cuántos años tenes?

— Eso ya lo sabes, Mario.

— Es cierto. — se acercó más a mí. — ¿Cómo te sentís en esta familia? — ¿Qué carajos le pasa?

— No tengo porque decirte, amigo. — intenté aojarme pero como siempre me sujetan la muñeca evitando mi salida.

— Lo siento, es por una buena causa. — fruncí el ceño, pero antes de que me diera cuenta él ya estaba besándome, a la fuerza.

Comencé a golpearlo y a tratar de alejarlo. — ¡Suéltame, idiota! — él se negó y continuó besándome. Qué asco me da.

Al segundo ya estaba golpeando al aire y ya nadie estaba besándome. Joaco me había rescatado. — Te dijo que la soltaras. — habló enojado mi hermano, antes de darle un golpe muy fuerte en la nariz.

Pablo llegó empujando a todos tratando de pasar, él también le golpeó la cara. — Caro, vamos a tu cuarto. — dijo sujetando mi mano. Lo último que vi fue como el narizón de Mario le daba un golpe a Joaco y Julián y los chicos se metían a defenderlo.

— ¿Te sentís bien, cariño? — preguntó Pablo.

— Me duele un poco la boca. — respondí sincera.

— Quiero ver. — dijo dándome un beso. — ¿Ya está bien?

— Gracias por defenderme. — mentí, él no me quitó a ese imbécil de encima, si no mi hermano, Joaquín, él me defendió.

♥♥♥.

Narra Joaquín

Me sentí mal por Carolina, no tenía por qué haber pasado por eso, Pablo se la llevó a la habitación, quería ir pero me detuvieron los chicos.

Tenía que darle su espacio.

Esperé unos minutos y subí corriendo las gradas, abrí la puerta sin tocar y me encontré con Caro y Pablo besándose. Dolió, si, lo hizo.

Se separaron al instante, Caro estaba roja. — Gracias por defenderme.

— Si, está bien. — no sabía a donde mirar. — Disfruten de la fiesta. — sonreí un poco, pero era demasiado actuada.

Al cerrar la puerta me quedé unos segundos más escuchando, lo sé, soy un masoquista. — ¿En que estábamos? — habló Pablo. Lo odio.

— Ahora no, Pablo. — dijo Caro.

— ¿Es por tu hermano, verdad? — sonreí. Ella no contestó. — ¿Vamos abajo? — volvió a hablar Pablo. Ella se negó.

— Yo estoy bien acá, anda vos.

— Caro, yo no bajo sin vos.

— Tranquilo, acá voy a estar bien.

— Bueno, entonces nos vemos después. Tengo que hacer algo. — dijo Pablo claramente intentando que Caro se preocupara pero no lo hizo.

Rápidamente me escondí tratando de que no me viera, él salió enojado. Era mi momento de entrar. — Caro. — elevó la mirada. — Yo en serio te quiero pero, a ese tonto no.

— No seas estúpido, Joaquín. — no entendí lo que quiso decir.

— Soy mucho más que un estúpido. — dije. — ¿Sabes por qué? — negó. — Porque siento muchas cosas por vos y me gustaría besarte.

La tomé de las manos, acercando su cara a la mía. — No, Joaco.

— Necesito besarte, Caro. — susurré cerca de sus labios.

— Somos hermanos, Joaco. — dolió nuevamente, tiene razón. — Los hermanos no se besan y no sienten más cosas por el otro.

— Pero yo lo siento, acá. — toqué mi corazón. Ella negó.

— Yo no siento nada, Joaquín. — se separó. — ¿Te podes ir?

— Es mi habitación también. — levanté los hombros.

— Bueno entonces me voy yo. — dijo retirándose pero la frené.

— Yo me voy. — dije haciéndolo.

Será lo mejor el no hablarle, porque me duele demasiado.

La fiesta se acabó y termine de arreglar la casa, estaba un poco ebrio pero conseguí ordenar todo antes de que viniera Gloria y Lara. Escuché hablar a Gloria al entrar, me fui a acostar.

No dormí, solo me recosté, así que escuché todo lo que hablaban y lo que hacían. Caro bajó después de haberse bañado, yo no me quise voltear, no quería hablar con ella y ella tampoco conmigo.

Cuando bajé ninguna de las dos se dio cuenta de que estaba ahí, hasta que prendí la televisión, no me habló, no le hablé. Lara llego contenta, después de unos minutos llegó mamá, siendo sincero creo que es mejor que no nos hablemos, no quiero quererla más.

Ceci comenzó a hablar de la fiesta de Carolina que se aproximaba, hablaba emocionada y no pude evitar enojarme, nunca nos ha acompañado a nuestros cumpleaños. Sé que la culpa no es de Caro pero ella tampoco decía nada.

— ¿Solo a eso viniste? —pregunté sin mirarla. — ¿A hablar de Carolina y su tonta fiesta? — las tres me miraron sorprendidas. — ¿Qué? ¡Es la verdad! Nunca has pasado con nosotros nuestros cumpleaños y ahora resulta que te emociona una fiesta de "tu nueva hija". — tomé un sorbo de mi jugo. — Les apuesto a que mañana te vas a volver a ir.

Ceci se levantó enojada de la silla, me dio una cachetada demasiado fuerte para voltearme la cara, ella sabía que era verdad. Al percatarse de lo que había hecho sus ojos sintieron pena, se acercó a consolarme pero la esquivé.

— No te atrevas a tocarme ahora. — dije levantándome ahora yo. Tomé más jugo y me retiré de la mesa dejando a las tres con la boca abierta.

Poco tiempo pasó para que Carolina entrara en la habitación. — No debiste haber dicho eso, tenes que disculparte.

No la miré. — No te metas en mis cosas, no sos nadie acá para venir a decirme lo que hago bien o mal.

— Tienes razón. — la miré y estaba enojada, se notaba en sus ojos. Genial. — No tengo que meterme en lo que no me importa.

Y con eso ella se fue, dejándome con un poco de tristeza y mucho enojo.

¿Me enamoré de mi Hermano/a? || JAROLINA || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora