Peleas y reconciliaciones #11

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Narra Caro

No podía conciliar el sueño, sé que todo esto fue un mal entendido pero me asombró la forma en la que Joaquín reaccionó. ¿Será que estaba celoso? ¿Por mí? Claro, tal vez si estaba celoso porque mi supuesto novio es una persona hermosa.

Debido a que el sueño no se colaba en mi cuerpo, me puse a pensar en cómo debieron ser mis padres. Nunca puedo parar de pensar en ellos... ¿Será que no me querían? ¿No tenían dinero para alimentarme? ¿Por qué me abandonaron?

Como es de costumbre, comencé a llorar en silencio. Busqué la ventana más cercana y me intenté sentar sin hacer el mayor ruido posible. Me gusta ver la luna y las estrellas, me traen paz. No quiero quedarme sola, no quiero que no me quieran. Esta vez no puede controlar mis llantos, lo sè, porque mi "hermano" se movía de lado a lado. Ya lo había despertado. ¡Genial

— ¿Qué paso, Caro? — me preguntó.

Comencè a secarme las lágrimas y a tragarme todo. — No pasa nada, duérmete.

Él bostezando me miró e intentó tocar mi cara mojada. — No hasta que me digas que está pasando.

Lo miré, no puedo decirle esto por más que quiero. — Que no pasa nada, Joaquín. Anda a dormir ¿sí?

— No confías en mí, ¿verdad? — sus ojos ahora eran grises. Creo que ellos cambian de color.

— Me cuesta, eso es lo que pasa.

— Si no me decís que tienes no puedo ayudarte como la otra noche ¿te acuerdas? — dijo y al momento me acordé de los truenos.

No aguanté más y volví a llorar. Lanzándome a sus brazos le dije: — ¿Por qué me dejaron, Joaquín? ¿Acaso no me querían?

— ¿Quién no va a quererte?

— Mis padres, Joaquín. — suspiré. — Mis verdaderos padres.

— No sabría decirte, Caro... pero no pienses más en eso, ahora ya tenes a una familia, a una hermana y a un hermano, una mamá que te quiere demasiado, tanto como yo... como Lara y como yo.

— Gracias, yo también los quiero. — En ese momento sentí como el sueño ya comenzaba a apoderarse de mi cuerpo, lo abracé.

Entre el sueño y todo, sentí como mi cuerpo fue depositado en mi cama y un beso en mis mejillas.

A la mañana siguiente intenté moverme pero un gran Joaquín me tenía en sus brazos, me asusté por un momento porque su mano está cerca de mí... bueno, de mí... muslo. Mucha más cerca y su otra mano estaba debajo de mí casi tocándome un pecho, así que con mucho cuidado retiré su mano cerca de mi cuerpo intentando no despertarlo.

Gimió.

Me reí entre susurros, intenté salir de su agarre para alcanzar mi celular pero mi trasero sintió algo... demasiado ¿duro? ¿Erecto? ¿Qué carajos era ese gran animal?

En eso, Joaquín me jaló haciéndome quedar encima de él, sin decir nada me pegué mas a él, queriendo sentir más a su amigo el duro en mi cintura, cerca de mi... donde estaba casi tocando anteriormente.

Él al percatarse de que "eso" estaba de esa manera me lanzó al otro lado de la cama. Me asusté porque pensé que me había descubierto intentando pegar su "eso" a mi "eso".

— Caro, por favor perdóname. No fue mi intención eso... — me mordí el labio inferior. Él estaba sonrojado de la vergüenza, mientras que el intentaba taparse con una almohada. ¡La almohada en la que yo pongo mi cara!

— Tranquilo. — fue lo único que se me ocurrió decir. — Ya es tarde. — dije levantándome de la cama. Tomé unas toallas y me metí al baño.

¿Me enamoré de mi Hermano/a? || JAROLINA || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora