¿Me enamoré de mi Hermano/a? || JAROLINA ||

Fue culpa mía #21

Narra Caro:

Seguí comiendo, mientras que se escuchó como se prendía la regadera, eso quiere decir que Joaquín ya se había levantado y que tengo cinco minutos para comer, estoy segura de que va a cumplir lo que le pedí, mi miedo es que yo no pueda.

Me fui al colegio antes de que pasara algo que no quiero que pase (que Joaco me hable) llegué y en el camino al aula me acordé de que mi asiento está al lado de Joaquín, así que le pedí a la maestra si me podía cambiar y la vieja me dijo que no.

Joaco llegó tarde y se sentó de mala gana a mi lado, no le tomé importancia. Mi celular vibró en mi bolsillo y revisé que había un mensaje de un número desconocido, me imaginé que era de Pablo.

Hola, princesita ♥
Enviado a las 7:30 am.

Sos Pablo, ¿verdad?
Enviado a las 7:31 am.

¡Wow! Yo pensé que no me tenías agendado xD ¿Cómo tienes mi número?
Enviado a las 7:31 am.

No te tengo agendado, bonito.
Enviado a las 7:32 am.

Quiero aclarar que el auto corrector se metió en mi escritura porque yo quería ponerle Bobito, pero lo dejé así porque se emocionó.

¡Opa! Estamos cariñosas, preciosa.
Enviado a las 7:33 am.

Un poco, pero si no te gusta no lo digo más.
Enviado a las 7:34 am.

Noooooo xD me encanta jajaj
Enviado a las 7:35 am.

Ok bonito jajaj bueno te dejo porque estoy a media clase de mate ♥
Enviado a las 7:37 am.

Ok hermosa ♥ pero te escribí para saber si querías ir a tomar un helado.
Enviado a las 7:38 am.

Bueno, adiós.
Enviado a las 7:39 am.

Adiós, princesa.
Enviado a las 7:40 am.

El celular como cosa rara sonó, pero no por los mensajes, la profesora como loca comenzó a gritar que los jóvenes de ahora no respetan las clases y bla, bla. Me negué rotundamente a que mi celular había sido.

— Si no me dicen quien fue, voy a revisar bolsones. —todos gritaron que no. — Entonces confiesen quien fue y si no lo hacen se llevarán un severo castigo, porque todos sabemos que es prohibido traer celulares.

Como la cosa más rara del mundo mi compañero de al lado levantó la mano. — Fui mi celular, profesora. — abrí los ojos como platos.

— Gracias por ser sincero. — dijo sonriendo la vieja con verruga. — Vamos con la directora. — Joaquín asintió con la cabeza baja y la siguió.

Me decidí en seguirlos sin que se dieran cuenta para saber que castigo le pondrían, al salir la directora le dijo. — Bueno Ochoa, vaya a realizar su castigo. — la maestra vieja asintió sonriente y Joaquín me miró por un segundo antes de despegar su mirada de la mía.

Se fue la directora y la maestra y me acerqué a mi hermano. — ¿Qué necesitas? — lo dijo de manera cortante.

Fui directa. — ¿Por qué te echaste la culpa?

— Porque no quería que... que revisaran a toda la clase por tu culpa, sabía que no ibas a aceptar que fuiste vos. — me miró enojado. No dije nada. — Si eso es todo, adiós. — estaba a punto de irse cuando lo interrumpí.

— ¿Qué castigo te pusieron?

— Limpiar la clase por una semana. — levantó los hombros.

Me iba a arrepentir de esto. — ¿Queres que te ayude? Es mi culpa.

El rodó los ojos. — No necesito ayuda de nadie.

— Ambos sabemos que necesitas ayuda.

— Esta bien, empezamos hoy. Pero que no se te olvide que me querías lejos. — eso dolió.

— Que no se te olvide a vos. — dicho eso nos dirigimos a la primera clase por limpiar.

En un momento a otro le lancé un poco de polvo de tiza en la cara y comenzó la guerra, no me di cuenta que el suelo estaba empapado y caí jalando el brazo de Joaco haciendo que él me caiga encima.

— Lo siento. — dije susurrando, estaba nerviosa por la cercanía.

— Tonta. — gruñó Joaco levantándose.

Terminamos toda la tarde limpiando y sin darnos cuenta de la hora seguíamos ahí, el conserje nos avisó que ya era muy tarde, cuando me acordé de Pablo.

— ¡Carajo! — grité dándome una palmada en la frente.

— ¿Qué pasó?

— Me olvidé de Pablo. — dije sin pena.

— ¿Por qué?

— ¿Queres que te cuente? — negó. — Bueno, entonces nos vemos mañana. — me despedí y comencé a caminar en dirección a la heladería.

— ¿Por qué mañana?

— Porque tal vez llegue tarde... — me acordé de algo. — ¡Dios mío!

— ¿Y ahora qué?

— Le prometí a Lara que iba a llevarla al parque.

— Si queres, puedo llevarlas y así vamos juntos. — dijo tímido.

— Oh, no creo, le pensaba decir a Pablo, pero si queres nos podes acompañar. — sonreí.

— Creo que no voy a poder ir, voy a una fiesta. — su cara cambió. Asentí y me fui a casa.

Le dije a Lara que íbamos a ir al parque con Pablo y así fue, le avisé antes a Pablo para encontrarnos en la heladería antes, yo comencé a jugar con el hermano de Pablo Y Lara, mientras que Pablo se reía y me decía beba, lo miraba mal.

Hice amigos de la edad de Lara, sus nombres eran Rodrigo, Gastón, Pavel y Luis. Sentí como alguien me empujaba y ya en el suelo vi que había sido Pablo.

— ¡Uy! Perdón, fue mi culpa.

— Ya se que fue tu culpa, tarado. — me reí. Me ayudó a levantarme, ya me sentía cansada. — ¿Nos vamos ya a casa? — asintieron con la cabeza y con eso nos despedimos de los niños y comenzamos a caminar en dirección para mi casa.

En el camino Pablo habló. — ¿Se divirtieron?

— Si, un montón. — respondió Lara. — ¿Verdad que sí, Caro? —me miró, asentí feliz. Llegamos a la puerta de la casa y Lara se despidió primero. — Adiós, Pablo, adiós. — miró al hermano y él se despidió.

— Adiós, Lara.

— No vemos. — dije para entrar a la casa cuando Pablo me jaló de la mano y juntó sus labios con los míos por 3 segundos, por 3 increíbles segundo. Me sonrojé.

— Adiós, Carito. — le di un pequeño beso cerca de los labios, él sonrió.

Entro a la casa, Lara ya había entrado y subido a la habitación, me encontré con Joaquín. — A veces me pregunto porque siempre me decís que no sos como las demás... cuando eres mucho más perra, que asco.

Le di un golpe en la cara. — No es tu problema.

— Totalmente de acuerdo, Carito. — dijo con enojo remarcando el apodo que me había puesto Pablo segundos antes de entrar.

— ¿No ibas a una fiesta? — cambié de tema.

— No, solo quería ver como una tonta niña cree en cualquiera. — se fue.