Emily soltó una risita.

—Te prometo que si es incómodo, nos vamos. Solo... quiero que vengas. Me haces falta —dijo, bajando un poco la voz, mirándola de manera sincera.

Lilith suspiró.

¿Cómo podía decirle que no a Emily cuando le hablaba así?

Además... parte de ella sentía una pequeña chispa de curiosidad.
¿Qué querría Michael?

—Está bien —cedió finalmente, cruzándose de brazos—. Iré.

Emily aplaudió emocionada, como una niña pequeña.

—¡Sabía que dirías que sí!

Lilith sonrió, resignada.
Quizá, solo quizá, no sería tan mala idea.

Quizá.

La salida del colegio siempre era un caos, pero esa tarde parecía peor.
Los pasillos estaban llenos de adolescentes empujándose, riéndose, tirándose papeles.
Lilith caminaba junto a Emily, esquivando gente, mientras trataba de no perder de vista el grupo de Simón, que ya estaba reunido afuera.

Simón la saludó a Emily con un beso en la mejilla, mientras que Mark, Frederick y Michael hablaban entre ellos, riéndose de algo que Lilith no alcanzó a escuchar.

Michael apenas si volteó a mirar cuando Lilith se acercó.
Solo un vistazo rápido, como si fuera cualquier otra persona en el montón.

Emily no pareció notarlo, ocupada abrazando a Simón.

—¿Vamos ya? —preguntó Frederick, estirándose como si acabara de despertar de una siesta.

—Sí, vamos —dijo Simón, tomando la mano de Emily de nuevo.

Empezaron a caminar rumbo al parque.
Lilith iba caminando junto a Emily, mientras los chicos iban unos pasos adelante, haciendo chistes internos, empujándose entre ellos y soltando carcajadas.
Michael ni siquiera miraba hacia atrás para ver si Lilith seguía ahí.

Lilith ajustó el tirante de su mochila, sintiéndose ligeramente incómoda.

¿Por qué había aceptado esto?
Emily estaba feliz con Simón.
Los otros chicos parecían en su propio mundo.
Y ella... ella solo estaba siguiendo el grupo, invisible, ignorada.

En un momento, Mark hizo un comentario que hizo que todos soltaran una carcajada, incluidos Frederick y Simón.
Michael también rió, pero ni siquiera volteó a ver a Lilith, como si ella no existiera.

Casi parecía que ni recordaba que ella estaba caminando con ellos.

Llegaron al parque unos minutos después.
El lugar estaba tranquilo, con algunos chicos en patineta y otros tirados en el pasto escuchando música.

—Vamos allá —dijo Simón, señalando una banca cerca de los árboles.

Emily tironeó de Lilith para que se sentara a su lado, mientras los chicos se acomodaban como podían, extendiendo mochilas en el pasto para sentarse.

Michael se sentó a unos metros, estirando las piernas delante suyo, y sacó su celular del bolsillo, concentrado en la pantalla.

Lilith lo miró de reojo.
Él estaba tan... despreocupado, tan lejano.

No era que esperara que le hablara todo el tiempo, pero... ¿un "hola" siquiera?

Suspiró y sacó su cuaderno, fingiendo que revisaba algo, aunque en realidad no estaba leyendo nada.

Por ahora, solo podía conformarse con estar allí.
Aunque fuera en silencio.

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