Se acercó con pasos lentos.
Cuando Emily la vio, soltó la mano de Simón por un segundo y corrió hacia ella.
—¡Lilith! —gritó, levantando un poco la voz para que pudiera escucharla entre el ruido—. ¡Te estaba buscando!
Lilith forzó una pequeña sonrisa.
—Aquí estoy —dijo, sin saber muy bien qué decir.
Emily se acercó más, demasiado cerca, como si lo que fuera a decir necesitara ser un secreto.
—Oye... —empezó Emily, bajando la voz—. Simón quiere que me quede con él esta noche...
Lilith parpadeó, sin entender al principio.
—¿Quedarte...? ¿Dónde? —preguntó, aunque temía la respuesta.
Emily miró hacia Simón, que las observaba a distancia, sonriendo, como esperando.
—En su casa —dijo Emily, sonrojándose levemente—. Sus papás no están y... bueno... —se encogió de hombros, nerviosa pero ilusionada.
Lilith se quedó helada por un momento.
Todo dentro de ella le decía que no era una buena idea.
Que no era el momento, que Simón no era el chico correcto, que Emily no debía quedarse sola con él.
Pero las palabras se quedaron atascadas en su garganta.
¿Cómo podía decirle que no, cuando veía la felicidad en sus ojos?
Lilith tragó saliva.
—¿Estás segura...? —preguntó finalmente, su voz más baja de lo que quisiera.
Emily asintió rápidamente.
—Sí, Lilith. Todo está bien. Además... —bajó la mirada, sonriendo como una niña pequeña—. Confío en él.
Lilith apretó las manos en sus costados, sintiendo una mezcla extraña de miedo y resignación.
—Bueno... —susurró—. Solo... cuídate, ¿sí?
Emily sonrió de oreja a oreja y la abrazó de golpe, apretándola fuerte.
—Eres la mejor, Lilith. Te amo.
Lilith apenas pudo devolverle el abrazo, viendo cómo Emily volvía corriendo hacia Simón, tomándolo de la mano y desapareciendo entre la multitud.
Se quedó sola otra vez, de pie en medio de la fiesta, con un nudo pesado en el estómago.
Sabía que algo no estaba bien.
Lo sentía.
Pero ahora... solo podía esperar.
Lilith se quedó inmóvil unos segundos más, mirando hacia el lugar donde Emily había desaparecido, entre luces de colores, humo y risas borrosas.
El nudo en su estómago no desaparecía.
Miró a su alrededor.
No conocía a casi nadie.
Y los que conocía... no eran compañía que quisiera tener.
Con un suspiro resignado, dio media vuelta y empezó a caminar hacia la salida, esquivando cuerpos sudorosos y conversaciones llenas de alcohol.
Cuando finalmente empujó la puerta de la casa, el aire frío de la noche le golpeó la cara como una bofetada.
Inspiró profundo, dejando que el olor a humedad y pasto mojado limpiara un poco el hedor a cigarro que sentía pegado a la piel.
El camino de regreso a su casa no era largo, pero en esa oscuridad, bajo un cielo negro sin estrellas, se sentía eterno.
Caminaba sola por las aceras vacías, con los brazos cruzados sobre el pecho, como si pudiera protegerse de todo el miedo y la incomodidad que le pesaban en el corazón.
Su cabeza no dejaba de dar vueltas.
No dejaba de preguntarse si debió insistirle más a Emily.
Si debió sujetarla del brazo y decirle que no fuera.
Que Simón no valía la pena.
Que había algo en todo eso que no estaba bien.
Pero Emily estaba tan feliz...
Lilith pateó una piedrita en el camino, frustrada.
¿Acaso era mala amiga por dejarla ir?
Las luces de las farolas parpadeaban, proyectando sombras largas que la acompañaban en su andar.
Cada paso era un eco en la calle silenciosa
Finalmente, llegó a la casa.
Sacó las llaves de su chaqueta y entró en silencio, procurando no despertar a su madre y a Olimpia.
La casa estaba en penumbras, tranquila, como si todo lo malo del mundo se quedara siempre fuera.
Subió a su habitación, se dejó caer sobre la cama y se quedó ahí, mirando el techo, dejando que el peso de la noche cayera sobre ella.
Tenía un mal presentimiento.
Uno que no iba a desaparecer hasta ver a Emily a salvo.
Con ese pensamiento, cerró los ojos.
Pero el sueño no llegaba.
Solo una pregunta constante, martillándole la cabeza:
¿Estará bien?
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𝓐t͟a͟d͟o͟ a t͟i͟ ┆ M͇i͇c͇h͇a͇e͇l͇ ͇a͇f͇t͇o͇n͇ ͇
FanfictionTodos los personajes son propiedad de fnafokei
