Ahí, apoyada contra una pared medio descascarada, se tomó un momento para respirar.

Fue entonces cuando lo sintió.

Una presencia.

Levantó la vista, y ahí estaba él.

Michael afton.

Apoyado casualmente en la pared de enfrente, mirándola con esa expresión neutra que parecía esconder mil pensamientos detrás.

Lilith se tensó.
No sabía si ignorarlo, si hablarle, o simplemente salir corriendo.

Michael se separó de la pared lentamente, cruzando el pasillo hacia ella.

—¿También estás huyendo de la fiesta? —preguntó, su voz apenas un poco más fuerte que un susurro.

Lilith lo miró, desconfiada, cruzando los brazos sobre el pecho.

—Solo necesitaba aire —respondió, seca.

Michael soltó una pequeña risa, casi imperceptible.

—Te entiendo —dijo—. Esto es un circo.

Se hizo un breve silencio entre ellos.
La música seguía vibrando en el fondo, pero ahí, en ese rincón, el tiempo parecía haberse ralentizado.

Lilith ladeó ligeramente la cabeza, mirándolo fijamente.

—¿Por qué me hablas? —preguntó, sin adornos, directa.

Michael pareció pensarlo un momento, como si estuviera buscando las palabras correctas.

Finalmente se encogió de hombros y dijo:

—Me pareces linda.

Así, tan simple.

Lilith sintió cómo se le atascaba el aire en la garganta.
No esperaba una respuesta tan honesta... ni tan rápida.

No hubo sonrisas seductoras.
No hubo miradas insinuantes.

Solo Michael, de pie frente a ella, diciendo la verdad como si no fuera gran cosa.

Lilith bajó la mirada, incómoda.

—No deberías decir esas cosas —murmuró.

Michael metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, encogiéndose un poco.

—Probablemente no —admitió—. Pero no sé... no quería quedármelo.

Ella alzó los ojos de nuevo, encontrándose con los suyos.
No había burla en su mirada.
Ni lástima.
Solo una calma extraña.

Lilith sintió cómo algo se revolvía dentro de ella, algo desconocido y peligroso.

Antes de que pudiera decir algo más, la voz de Emily la llamó a lo lejos, gritándole su nombre.

Lilith dio un paso atrás, recordando de golpe dónde estaba, qué hacía ahí, y quién era Michael.

—Tengo que irme —dijo apresuradamente.

Michael asintió, sin intentar detenerla.

—Nos vemos —dijo simplemente.

Lilith se dio la vuelta sin mirar atrás, su corazón golpeándole las costillas.

Mientras caminaba de regreso hacia la fiesta, solo podía pensar en una cosa:

Michael Afton acababa de meterse en su cabeza.
Y no sabía cómo sacarlo.

﹌﹌﹌﹌﹌

Lilith volvió a empujar entre la gente, sintiendo la cabeza todavía un poco revuelta por su encuentro con Michael.
El bullicio de la fiesta la envolvía de nuevo, más fuerte, más invasivo.
Buscó con la mirada a Emily y la encontró cerca de la cocina, abrazada de la mano de Simón, riendo.

𝓐t͟a͟d͟o͟ a t͟i͟ ┆ M͇i͇c͇h͇a͇e͇l͇ ͇a͇f͇t͇o͇n͇ ͇Where stories live. Discover now