Desvergonzada「 Freenbecky 」

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Freen besó los finos labios de Rebecca de la forma más delicada posible, un suave contacto. La Alfa no deseaba lastimar a la Omega. A su Omega.

Con delicadeza fue subiendo de intensidad el beso, mientras las manos de Rebecca reposaban en su pecho, creando figuras imaginarias cuando empezó a pasar la yema de sus dedos. Ambas estaban nerviosas, pero seguras de lo que harían.

Rebecca apartó la camisa de la Alfa dejando ver su torso pálido. Algo sonrojada Freen hizo lo mismo con la Omega. Becky dejó escapar un jadeo cuando sintió como sus pezones eran apretados con algo de fuerza. La Alfa tenía algo con esa parte de su cuerpo.

Freen tomó asiento en la cama y Rebecca se sentó a horcajadas de ella, ambas compartiendo un dulce beso. Freen apartó sus labios de los de la Omega y empezó a dejar besos en el cuello de su novia.

La Alfa se acomodó mejor en la cama, hasta quedar apoyada contra la cabecera con su novia sobre su regazo.

Rebecca empezó a besar el cuello de su novia, dejando marcas de pertenencia.

—BecBec... Con calma... —pidió la Alfa tratando de que su novia bajara la intensidad, pero la Omega, solo empezó a mover sus caderas sobre la entrepierna de la mayor, que dejó escapar un gemido, ante los excitantes roces.

—¿Quieres que me detenga, Alfa? —inquirió Rebecca en un tono burlón mientras dejaba un chupete sobre el cuello de su novia— Qué Alfa tan débil tengo...

Y en vez de que eso hiciera que la mayor sintiera vergüenza, solamente provocó que sujetara las caderas de su novia para detenerlo.

—Te enseñaré lo débil que puedo llegar a ser... —aseguró con su voz de mando, que provocó un placentero escalofrío en la columna vertebral de Rebecca.

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Rebecca se aferraba a los hombros de Freen, que no dejaba de mordisquear los pezones de la Omega, mientras se la follaba. El chasquido de las pieles chocando entre ellas, solo hacía que la habitación se sintiese sofocante.

La Omega se estaba arrepintiendo de sus palabras, aun podía sentir la dura intromisión de su novia, dentro de sus paredes vaginales, ocasionando que un grito escapara de sus labios.

Aunque mientras tenía sus piernas alrededor de las caderas de Freen y esta se aferraba a su cintura, se alegraba de haberla provocado.

Rebecca dejó al descubierto su cuello y Freen sintió que la respiración se le iba. La Alfa se detuvo de inmediato, deseaba tanto marcarla, pero tenía miedo de no ser lo suficientemente buena para la chica.

—Freen —Rebecca miró a su novia. En esa mirada demostraba lo que deseaba.

Freen volvió a penetrar a la chica que dejó escapar un gemido mientras se sujetaba de los hombros de la contraria.

Las lágrimas se escaparon de los ojos de Rebecca, sus uñas se incrustaron en la espalda de la Alfa, formando finas líneas sangrientas. Tratando de soportar el dolor que sintió cuando Freen la mordió. Dolía, si, pero sabía que todo mejoraría.

Porque siempre que estaba con Freen todo mejoraba.

La Alfa lamió la mordida que había ahora en el cuello-hombro de su novia y luego le dió un beso, que era más como un juego de lenguas, al separarse, un hilo de saliva los unía, pero este se rompió cuando Rebecca trató de ocultar su rostro con la almohada que estaba a su lado.

Freen había acelerado los movimientos de su cadera, ahora de forma rápida y precisa en el punto sensible de su novia.

—Alfa... No más... —susurró Rebecca, al sentir como sus fuerzas se estaban yendo, además eran muchas sensaciones, que no lograba concentrarse en lo que estaba haciendo.