Desvergonzada「 Freenbecky 」

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Freen soltó un suspiro de satisfacción cuando el timbre sonó anunciando que era hora del almuerzo.

—¡Freen! —La Alfa volteó a ver a quien la llamó y era Heng, su amigo o más dicho quien más la cuidaba en la escuela. —Hoy vamos a la cafetería, sé que no te gusta estar cerca de tanta gente, pero Nam y los demás te quieren contar algunas cosas.

—Está bien Heng. —Dijo Freen, no quería discutir, aunque estaba nerviosa desde el día que Becky la llevó a su casa, cuando su madre le dijo tal mentira a Rebecca.

—Vámonos entonces, pequeña Alfa.

Freen empezó a caminar junto a Heng que parecía ir muy feliz hablándole sobre algún asunto que ella ignoraba en esos momentos. Estaba nerviosa, el día de ayer cuando quiso explicarle a Becky sobre lo dicho por su madre, Rebecca no había ido a clases o eso creyó Freen, ya que cuando fue la hora de la detención la Omega nunca apareció.

Ahora no tenía la extraña valentía que había poseído el día de ayer y si veía a Rebecca de seguro saldría corriendo aterrada. Pero lo que no esperó fue que al entrar en la cafetería -en la cual se encontraban desde los del edificio A hasta los del Edificio E- hubiera un alboroto, y como la persona con la que Freen iba, o sea, Heng, era chismoso, ambos quedaron entre el gentío tratando de ver qué ocurría, y al verlo Freen supo la razón del escándalo.

Rebecca estaba usando una falda.

La Omega que le había roto la nariz a un estudiante de último año del edificio C estaba usando una falda que le terminaba casi a media pierna.

Freen no entendía como es que esa falda de cuadros de las que usaban sus compañeras se le veía tan bien a Becky que solo seguía comiendo tranquilamente a pesar de que la mayoría de los presentes estaban hablando sobre ella, algunas cosas buenas, pero otras malas, muy malas.

—A esa chica le falta un tornillo, está loca para ponerse una falda, habiendo tantos Alfas hormonales. —Susurró Heng de forma bajita, sólo para que Freen fuera capaz de escucharlo.

—A mi parecer cualquier Omega puede ponerse lo que guste.

—Pero no se puede Freen, alguno de esos Alfas la tomará como una invitación a follárs...

—¡No!, Phi Heng disculpe, pero no comparto su opinión, no importa lo que un Omega se ponga, igual habrá un Alfa que querrá aprovecharse de esa persona, y siempre usan la excusa de que el Omega los provocó —exclamó Freen claramente molesta, sin darse cuenta que todos se habían callado para escuchar lo que decía, y que Rebecca la observaba con una pequeña sonrisa—. Y sí, puede ser que a Becky le falte un tornillo, pero es una persona que sabe lo que es correcto y lo que no lo es, y creo que esa falda le queda muy bien.

—Gracias, Sarocha. —Ante esas dos palabras Freen quedó paralizada, para voltear a ver a la mesa donde estaba Rebecca, que le sonreía, bien, ahora si era un buen momento para que la tierra se la tragara.

Rebecca solo se mordió juguetonamente el labio inferior, más al ver cómo Freen empezaba a temblar, y a tartamudear, esa Alfa no era tan idiota como había creído, por lo que Becky se levantó para acercarse a Freen, que retrocedió unos cuantos pasos, pero aun así la Omega la alcanzó y quedaron frente a frente, o fue así hasta que la castaña la tomó de la mano para empezar a caminar fuera de la cafetería llevándola con ella.

Y los murmullos aumentaron.

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—Prueba esto. —Pidió Rebecca pasándole una porción de Pad Thai a Freen que lo recibió para empezar a comerlo. —¿Qué tal está?

—Sabe muy bien. —Dijo Freen para comer otra porción de Pad Thai. —Becky ¿por qué haces esto por mí?

—¿Qué cosa?

—Yo... Pues tú... O sea, me sacaste de la cafetería.

—¡Ah eso! Verás Freen, sabía que te dirían un montón de insultos... Digamos que supe qué clase de Alfa eres.

—Entonces ya sabes que soy una inútil y para nada normal Alfa.

—No, ahora sé que eres una gran chica que no juzga a un Omega solo por lo que use de vestimenta. —Y Freen quedó en shock. —¿Por qué me ves así?

—Yo... Tú... Es que nadie me había dicho algo así, a menos que fuera mi mamá.

—Y hablando de tu madre, ¿De verdad te gusto?—¡Tierra trágame! fue lo que pidió mentalmente Freen, para volver a mirar aRebecca que parecía estar expectante de una respuesta. —Solo dime si o no,además si fueras otra persona probablemente ya tendrías un ojo morado, perodespués de lo de hoy, te dejaré que me des una explicación.

—Y-Yo... Verás, es que mi madre... Yo le hable sobre tí y ella cree que tú me gustas, lo cual no es así, tú y yo juntas no es algo muy probable ya que tú... —y Freen se detuvo ante la mirada extraña de Rebecca—. No es que... O sea, eres una Omega muy linda y tu carácter es aterrador en cierto sentido, pero me refería a que no te conozco lo suficiente para decir que me gustas, bueno si me gustas, pero a la vez no.

Rebecca solo soltó una carcajada, esa había sido la peor explicación que había escuchado.

El timbre sonó anunciando el fin de hora del almuerzo. Rebecca se levantó y empezó a guardar los recipientes donde había llevado su almuerzo; Freen la ayudó y cuando todo estuvo recogido, ambas bajaron de las gradas que estaban en la cancha de fútbol.

Rebecca empezó a caminar hacia su edificio de estudios, en cambio Freen quedó estática donde se encontraba, pero pronto vio como la Omega volteaba a verla.

—¿Quieres ir al cine conmigo mañana?

—¿Eh?... Creo que sí.

—Bien, nos vemos luego en Detención.

Y Rebecca se fue dejando a la Alfa aún sin procesar esas palabras.