24-. Mal momento.

1.6K 240 33
                                    

—¿Puedo moverme?
Murmuré, con las manos en las piernas de Woo Hyun, a quien tenia acostado de espaldas sobre el futón.
—Creo que si.
Era su turno de ser el sonrojado, el dominado.
Sonreí, inclinándome un poco y disfrutando de su expresión, sus ojos entrecerrados, su respiración agitada y una leve capa de sudor cubriendo su frente.
Y entonces me salí de su interior, sólo para volver a meterme de un solo golpe, escuchando sus quejidos, pero eso ya no valía para mi. No me detendría por nada del mundo.
Sin soltar sus piernas continué embistiendolo. Su interior era tan estrecho, sus paredes aprisionaban mi pene de una forma tan deliciosa y placentera que fácilmente podría haber perdido la razón ahí mismo.
—Sung Kyu.
Gimió y me mostró los brazos tal y como haría un bebé que desea ser cargado. Me recosté sobre su pecho, dejando que sus manos se aferrarán a mi espalda.
Nos besamos, presos de nuestra lujuria y nuestro deseo.
Era evidente que Woo Hyun lo estaba disfrutando tanto como yo, sus gemidos ahogados, sus expresiones, todo en él me lo decía. Sus uñas se clavaron en mi espalda y entonces sentí cierta humedad en el estómago, a la vez que el rostro de Woo Hyun se relajaba, mostrando una expresión feliz y relajada.
Me incorporé, con el ceño fruncido, mirando su simiente bajar lentamente por mi vientre hasta perderse en la oscuridad del vello púbico.
—¿Eres un eyaculador precoz o qué?
Inquirí. Woo Hyun sonrió con vergüenza, incorporándose un poco con ayuda de sus codos.
—Lo siento. La sensación es nueva para mi, así que no pude controlarme —rió tontamente —pero ese blanco te va—. Solté un bufido, tomando nota de usar condones la próxima vez —pero a ti todo te sienta bien, Sung Kyu.
Y la expresión pervertida de su rostro era tan intensa que no tardé nada en correrme también, dentro de ese bonito trasero suyo.
Woo Hyun hizo una mueca al sentirlo.
—Ahora quien es el eyaculador precoz.
Se burló. Me reí un poco, avergonzado y me dejé caer a su lado, abrazándolo. Woo Hyun me rodeo a su vez con sus brazos.
Permanecimos en silencio. Su cuerpo era cálido, su respiración suave ahora y su tacto delicado. Era agradable tenerlo así, su cuerpo desnudo pegado al mio.
—Sung Kyu.
—¿Qué?
Mis manos se perdían en su cabello, jugueteando con cada hebra.
—La próxima me toca a mi.
— Hazlo ahora si quieres.
Dije con voz adormilada. Woo Hyun levantó medio cuerpo del futón para verme.
—¡Cómo si pudiera hacerlo! Creo que tendré que llegar a casa arrastrándome.
Solté la risa, mirando su expresión. Ese dolor era inevitable tratándose de su primera vez, pero no le duraría mucho. O al menos eso esperaba.
—Puedes quedarte a dormir.
Sugerí.
—Te tomaré la palabra.
Y volvió a acurrucarse junto a mi, aunque sus movimientos eran lentos y patosos.
—Compraré otro futón.
Murmuré, volviendo a acariciar su cabello.
—No lo hagas. Es suficiente con este —me abrazó —me gusta estar así.
A mí también me gustaba, de eso no había duda.
Cerré los ojos, cansado. Ya hacia tiempo que no tenía actividad de ese tipo.
—Oye, Sung Kyu.
—¿Qué?
—Yo también te quiero.
Y Woo Hyun se quedó dormido entre mis brazos, mientras que yo perdí el sueño y me pase el resto de la noche en vela, sin dejar de pensar en sus palabras.

A la noche siguiente hubo función de nuevo, tal como la habrían durante los cuatro meses siguientes, todos los fines de semana.
Kana no volvió a marcharse y finalmente pudimos ensayar juntos, ante la mirada escrutadora de Hoya.
Transcurrió una semana desde que Woo Hyun y yo lo hiciéramos y él ya andaba como siempre, o eso era lo que me aseguraba en sus mensajes de texto y en sus pocas llamadas. Al parecer de nuevo se le había pasado el tiempo de entrega. Papá Myung Soo y mamá Sung Jong debían estar furiosos.
Pero sabia que en cuanto se desocupara seria mi turno de ser el pasivo. Y pensar en ello me ponía ansioso. Y me excitaba.
—Buen trabajo, Sung Kyu.
Me felicitó Kana, limpiando sus manos con una toallita húmeda.
—Igual. Cantas muy bien.
—No tanto como tú —replicó —tu voz es muy dulce.
Me encogí de hombros, me decían eso seguido.
—¿Puedo preguntarte algo?
Inquirió entonces, aprovechando el descanso de diez minutos que Dino nos había dado.
—Si.
—¿Dónde conociste a Woo Hyun?
—Eh... Trabajé un tiempo para él.
—Ese no es ningún gran secreto —replicó, haciendo un puchero —se lo pregunté y no quiso decirme.
—¿Se lo preguntaste? ¿Cuándo?
—Anoche. Salimos a cenar después de la obra.
Sentí como si mi estómago se retorciera. La noche anterior había invitado a Woo Hyun a mi casa, pero me había dicho que tenia un compromiso, supuse que con el manuscrito. Jamás me pasó por la cabeza que estuviese relacionado con Kana.
—¿Ah si?
—Si. No ha cambiado nada. Sigue siendo tan divertido como lo recordaba.
Me mordí la lengua, conteniendo una gran cantidad de comentarios. En ese momento el teléfono de Kana comenzó a sonar y se alejó para responder.
No debía dejarme llevar por mi celos. Una cena con una ex no significaba nada, ¿cierto? Y si Woo Hyun no me lo había dicho era simplemente porque... lo había olvidado. A veces podía ser un tonto muy distraído.
—Es curiosa la forma en que esos dos se conocieron.
Escuché la voz de Hoya detrás de mi. Me giré.
—¿Quienes?
—Kana y tu amigo el escritor. Mmh, ¿Lee Yong?
Debí palidecer al escucharlo. ¿Como lo había adivinado?
—No sé de que...
—Kana me lo dijo todo. Ella y Woo Hyun comparten un lazo especial. Ya sabes, el primer amor y todo eso. No me sorprendería que volvieran a empezar.
—Eso no pasara.
—¿Por qué sale contigo?
Me mordí el labio inferior, molesto.
—No te confundas, Sung Kyu. Él es un chico rico; y los que son como él siempre buscan emociones nuevas.
—Woo Hyun no es así.
Repliqué en voz baja, pero había comenzado a tener miedo. Woo Hyun era un niño rico, lo sabía muy bien. Un niño rico que jugaba conmigo siempre que quería.
—Todos ellos son así. Al final escogerá a una chica de su misma clase y se casara. Kana es ideal para eso. Y tú lo sabes muy bien.
Lo sabia, era cierto, pero yo...
—Te lo ha dicho, ¿no? Han salido ya. Es cuestión de tiempo.
—Te equivocas.
Pero ya no estaba tan seguro de eso. Woo Hyun había dicho que me quería...
—No, no lo hago. Ellos nunca se olvidaron. ¿Es que no lo ves? El personaje de Grace es Kana y Woo Hyun es Greg. Y además le enviaba mensajes ocultos en sus libros. Ella siempre ha sabido que él es Lee Yong.
No supe como responder a eso. Él... Ella...
—Sabes —siguió Hoya —que tú nunca podrás ser una buena opción como pareja. ¿Has pensado lo que pasara con su carrera si descubren que sale con un tipo? Adiós libros, adiós éxito.
—¿Por qué me dices todo esto?
—Porque eres un estorbo, Sung Kyu, para mí, para Kana y por supuesto para Woo Hyun. Eres un pobre diablo con buena voz, pero nada mas. Deberías volver al agujero de donde saliste.
Y la mirada de desprecio de Hoya era tan intensa que sentí como si me hubiese golpeado con ella. Estaba acostumbrado a ese tipo de miradas, era normal recibirlas de gente intolerante que me odiaba sólo por mis preferencias, pero esa era la primera vez que uno de los mios me la dedicaba, la primera vez que no me odiaban por ser gay, sino por ser simplemente yo.
—¡Hola a todos!
Me sorprendió entonces Woo Hyun. No lo esperaba ahí ese día.
—¿Lo ves?—. Añadió Hoya, pero no era necesario. Lo veía. Antes de saludarme siquiera a mi Woo Hyun había saludado a Kana, abrazándola—. Tú realmente sobras aquí.
No dije nada esta vez. Yo sobraba ahí.
—Sung Kyu.
Saludó con una sonrisa el tonto.
—Ah, hola Woo Hyun.
—¿Vamos a comer?
—No puedo. Yo... quedé de comer con Dino.
Mentí, sin mirarlo.
—Agh. Y yo que venia expresamente a secuestrarte.
Bromeó, con esa sonrisa torcida suya tan sexy. Me sentí mal al pensar en lo que Hoya había dicho. Al pensar en que tenia razón. Yo era sólo una diversión para él, un pasatiempo en la vida de un niño rico y mimado.
Volví a casa solo, cansado y deprimido. Después de la visita de Woo Hyun mi desempeño había sido fatal. Y no sólo en los ensayos, sino en la obra misma. Era un completo desastre.
Me dejé caer en el futón y comencé a llorar, como hacia años que no lo hacia. Dolía mucho pensar.
Yo era un estorbo. Para Dino, para Yeollie, para Kana, para Hoya y para Woo Hyun. Era una entidad inútil, tal y como papá siempre me lo había dicho.
Pero no podía ser siempre así. Tenía que dejar atrás a ese don Nadie y recuperarme. Woo Hyun no me amaba, nunca lo había hecho y nunca lo haría. Y yo...
Rebusque la tarjeta que Sung Yeol me diera una semana atrás, la noche del estreno. Una compañía discográfica interesada en mi. Tal vez era una señal.
Llamé y conseguí una cita.
Ya sabia lo que tenia que hacer. Y si no lo hacia ahora...
Marqué otro número.
—¿Dong Woo?
—Sung Kyu, ¿qué ocurre?
Respiré hondo y dije una de las mentiras más grande que le había dicho a mi amigo en toda nuestra vida en común: que había recibido una llamada de casa y que debía ir de inmediato. No replicó nada, dijo que estaba bien, que Hoya podría tomar mi lugar por unos días. Le agradecí y colgué.
Unos días. Sabia que eso era lo que ese tipo quería, sacarme del camino. Lo había conseguido.
Revise mis ahorros, con mi paga por cuidar de Woo Hyun, mi bono especial, mi liquidación y mi sueldo por el musical tenia suficiente para rentar un nuevo sitio. Si, ese era el plan.
Guardé mis pocas pertenencias en mi única maleta y me encamine a la puerta. Me sentía como un adolescente huyendo de casa de nuevo.
Miré entonces mi celular, el nombre de Nam Woo Hyun en la pantalla. Quería llamarlo, escuchar su voz por ultima vez...
No. No debía hacerlo. Escribí rápidamente un mensaje:

Se acabó.

Lo envié antes de arrepentirme y salí de ese cuchitril que había sido mi hogar.
No había dado dos pasos fuera cuando mi celular comenzó a sonar. Ni siquiera tuve que mirar la pantalla. Reconocía su tono asignado. Woo Hyun.
Contuve otro ataque de lágrimas y apague el teléfono, dejándolo caer en el primer bote de basura que encontré.
Se había terminado. Y era por el bien de ambos.
Lentamente fui dejando que la oscuridad de la noche me absorbiera. Y ni una sola vez miré hacia atrás.

Un amor entre letrasWhere stories live. Discover now