6-. Ese chico tonto.

1.4K 248 11
                                    

Tardé unos segundos en reaccionar por completo. Y cuando lo hice me sentí furioso. Quería tener a ese chico idiota frente a mi y darle una paliza.
¿Que iba a hacer?
Si Myung Soo se enteraba de eso estaría despedido antes de poder decir "kiyomi".
Entonces recordé los teléfonos de emergencia que el tal L había anotado también en su reglamento. Estaba seguro de haber visto el numero del celular de Woo Hyun ahí.
Corrí hacia la sala, donde había dejado mi mochila con mis escasos efectos personales. Tenía razón, ahí estaba el número. Volví junto al teléfono, pidiendo que ese insensato hubiese por lo menos cargado con el móvil.
Sonó un par de veces, me mantuve con una oreja pegada a la bocina y la otra a la casa, por si escuchaba el artefacto sonar en algún lado.
Tras una eternidad Woo Hyun respondió.
—¿Si?
—¿Donde estas?
Decidí hablar civilizadamente. Ya me encargaría de él cuando lo tuviera frente a mi.
—Ah, Sung Kyu. ¿No leíste mi nota?
—Dime donde estas.
—Estaba aburrido, así que decidí salir a dar una vuelta.
—¡Namu!
Escuché un berrido por detrás de su voz. No había duda, aquel sonido era femenino. Eso me hizo arder en furia aun mas. Yo ahí solo, preocupado y ese idiota había salido a buscar chicas.
—Woo Hyun —llamé —¿que estás haciendo exactamente?
—¿Que? Perdona, no te escuche.
Claro que no lo hizo, no con esas voces de fondo. Carajo, parecía haber mas de una mujer con él.
—¿Quién esta contigo?
Intenté de nuevo, levantando un poco mas la voz.
—¿Eh? Son unas amigas —entonces soltó una pequeña risa—. ¿Por qué no vienes, Sung Kyu? Aquí hay suficientes para los dos.
-Dime donde e iré.
Me dio una dirección, la cual memorice al momento. Jamás había estado en esa zona, pero no me sorprendía. Dudaba mucho que ese chico y yo frecuentaramos los mismos sitios.
Cerré la casa con llave y tomé el autobús. A diferencia de Woo Hyun yo no tenía un auto. Me tomó quince minutos dar con el lugar.
Era un enorme centro comercial, lleno de tiendas de moda. Lleno de gente que no se parecía en nada a mi.
Busqué la zona de restaurantes. No tardé mucho en ubicarlo, habría tenido que ser ciego o idiota para no hacerlo. Nam Woo Hyun parecía la miel y las chicas parecían las moscas, todas revoloteando alrededor de él.
Me molesto eso.
—Woo Hyun.
Aun intenté mantener mi dignidad como el mayor.
—Hola, Sung Kyu. Pensé que ya no vendrías.
Y la risa perversa con la que acompañaba estas palabras me hizo caer en cuenta de que lo había hecho a propósito. Ese niño estaba intentando meterme en problemas.
Me acerqué a él, haciéndome espacio entre sus amigas, admiradoras o lo que fueran y lo tomé del brazo.
—Vamos a casa.
—Olvidalo —se liberó de mi —me estoy divirtiendo mucho aquí.
—Woo Hyun. Tienes que volver a casa ahora.
—¿Es tu niñera?—. Se interesó una de las chicas —es lindo.
Fruncí el ceño mientras Woo Hyun le sonreía.
—No soy su niñera.
Le rebatí. Odiaba eso, realmente lo odiaba. Ni siquiera Sung Yeol con su carácter infantil me había hecho pasar por algo así.
—Si no eres mi niñera —dijo Woo Hyun —entonces, ¿que eres?
Y la perversidad había regresado a su rostro.
Maldito chico. Sabía del contrato de confidencialidad. Sabía que no podía hablar de ello y que no podía explicar el porque de mi insistencia ante él sin revelar la verdad.
—Bien. Quédate si quieres —bufé, pensando en recurrir a Sung Jong—. Haz lo que se te dé la gana.
Aparté a las chicas de nuevo y me marche. ¿También tenía el teléfono del editor? Tendría que revisarlo.
Había caminado unos pasos cuando tropecé con lo que parecía ser una caja vacía de comida china. Habría preferido caer directo al piso, eso me habría hecho las cosas fáciles, pero no. A veces creía ser Sung Mala Suerte Kyu.
Me fui a estrellar de lleno con la espalda de un tipo que parecía sumergido en un intensa pelea verbal con otros dos sujetos.
Cuando se volvió supe que no había sido el mejor día para molestarlo.
—¿Que quieres, hermano?
—Nada. Lo siento, yo...
—Si tienes algún problema conmigo podemos arreglarlo.
—De verdad que no.
—Rompele la cara, Jan Soo.
Le animó uno de los tipos con los que discutiera segundos atrás.
Jan Soo (el cual me parecía nombre de chica) me sujetó por el cuello de la camisa. Era bastante fuerte, no podía negarlo, sobre todo porque me había levantado unos centímetros del suelo.
Solté un quejido. Nunca me había enfrentado a nadie a base de golpes. En el colegio era Sung Yeol quien me sacaba a los acosadores de encima.
—Deberías soltarlo.
Escuché una voz conocida por detrás de mi. Lo que me faltaba, que el chico tonto presenciara mi humillación pública.
—Largo de aquí, niño bonito.
Lo siguiente sucedió tan rápido que apenas y pude parpadear. Woo Hyun había derribado a Jan Soo de un golpe certero en el estómago. Me vi libre y hubiese caído de no ser porque Woo Hyun me sujetó por la cintura.
—¿Estás bien?
Quiso saber, esta vez sin sonreír.
Asentí con la cabeza, demasiado impactado para hablar.
Jan Soo soltó un bufido, levantándose con dificultad.
—Maldito niño rico.
—¿Quieres otro?
El tipo gruñó algo y se dio la vuelta, echando a andar hacia la salida.
—No deberían dejar entrar a ese tipo de gente aquí.
Opinó el chico tonto con voz soñadora. Giré el rostro para mirarlo. Estaba a pocos centímetros de mi. Sus labios eran del color del durazno y parecían ser suaves.
Tragué saliva y me aparté.
Esa era una tentación demasiado grande para mi.
—Tú no deberías frecuentar esta clase de sitios.
Murmuré.
—Pero si es un lugar cute.
Se quejó, haciendo un pequeño berrinche. Ese chico tenía graves problemas, pero era evidente que yo también, porque esa acción suya me pareció condenadamente tierna.
—Sung Kyu —me llamó entonces —vamos a casa.
—¿Y tus amigas?
—Ya encontrarán alguien mas para divertirse.
—Ya veo.
Le di la espalda y me alejé. No tardó en alcanzarme.
—No te enojes, ¿si?
Y me sonrió con dulzura. No creí que ese gesto le quedara y tenía razón. Se veía aun mas tonto al hacerlo, pero a mi seguía pareciéndome lindo.
—¿Por qué me ayudaste?
Quise saber entonces.
—¿Que clase de escritora sería si dejara que alguien dañara a mi pequeño asistente?
Me susurró al oído, haciéndome estremecer.
Pensé en decirle algo cruel, pero antes de poder hacerlo Woo Hyun me tomó de la mano, derribando así todas mis defensas.

Un amor entre letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora