"Pat, ¿estás bien?"

"Pat, estuviste increíble. Ese es mi hermanito."

"Patty, mamá está preocupada. Deberías llamar pronto."

"Patty, te envié algo de dinero. A Tom no le gusta que lo haga porqué dice conocerte pero eres mi hermano, no el suyo, no puedo dejarte nada más así."

"Pat, estoy embarazada. Me gustaría que vinieras pronto a casa. Te aseguro que serás bienvenido aquí. Papá ya no está enojado y Tom se irá por unos días."

"Vi a Art en las noticias hoy. Mamá preguntó por él."

"Patty. Te amo. Por favor, cuídate."

Patrick no respondía. Pueden llamarlo mezquino pero algo dentro de él le decía que no merecía el buen trato de su hermana, por más que ella estuviese dispuesta a recibirlo con los brazos abiertos.

Simplemente no pasaría. Y eso lo abrumaba porque no quería lucir cruel y desalmado, no quería seguir pretendiendo que no le dolía recibir sus mensajes y simplemente borrarlos pero Patrick no podía permitirse arruinar otra vida por su arrogancia, aunque él mismo dijera que tal arrogancia no existiese.

Su auto se desvió cerca de un local de McDonalds.
Unas papas fritas no vendrían mal. Al menos la comida le hacía no pensar de más.

























FRANCIA, 2019.

Tashi estaba cansada.

Lily ya estaba durmiendo, probablemente soñando con superhéroes, mientras ella estaba con el computador sobre la cama y bowl de fruta a un lado. Art había partido del hotel ya hace una hora, y aunque mintió entre sus dientes, ella no hizo nada por exigirle la verdad. Murmulló algo sobre ir a ver las calles de París, de disfrutar del ambiente nocturno y quizá, unos cuantos tragos en algún bar local. Tashi no era tonta, sabía que algo en él ansiaba por salir del hotel para arrastrarse hacia la fiesta de Devine Lear.
Devine. El nombre ya le pesaba la conciencia.
Pero tenía cosas más importantes por las que lamentarse en realidad. El rendimiento de Art era una de ellas. Necesitaba encontrar un nuevo equipo que le diera más seguridad a su esposo. Tashi ya no soportaba con la idea de él perdiendo día con día, casi deshaciéndose entre rabietas en la cancha privada y gritando maldiciones al aire mientras ella observaba. Nunca sintió la necesidad de callarlo, de decirle que dejara de enfocarse en sus propios errores y en su lugar, comenzara a trabajar para enmendarlos pero nunca lo hizo por más fuerte que era la necesidad.

Se sentía frustrada porque no importaba que tanta presión ejerciera Art sobre si mismo, seguía cayendo y cayendo, y no sabía si había alguna solución que pudiera dar por un fin a esto. Ya no se trataba sobre el tenis, las cosas ya divagaban a límites que Tashi ya no quería dejar sobre la mesa.
Desde los besos secos hasta las noches llenas de monotonía dónde se quedaba viendo al techo y pensando en un futuro incierto acerca del hombre con el que estaba casada. Ella no quería dirigirse al pasado y decir que las cosas eran buenas porque, para ella, afrontar su presente y la vida que tenía ahora tenía más valor que seguir estancada en los gloriosos días donde lo tenía todo.

Pero aunque se quisiera mentir tanto, cuándo entrenaba con Art, Tashi no dejaba de preguntarse por qué era ella la que tenía una cicatriz en su piel, por qué tenía que limitarse a tener que corregir a las personas cuándo se dirigían a ella como sólo una esposa y entrenadora, por qué estaba harta de escuchar el apellido de él cubriendo el suyo. Veía los canales de deportes y su estómago se encogía al imaginarse lo lejos que pudo haber llegado, lo mucho que pudo haber aportado antes de que sus sueños se cayeran a pedazos y aunque con tantas fuerzas quería culpar a alguien sobre ello, sabía que no había nadie a quién culpar.

El destino funcionó raro y ella fue una víctima más de las malas decisiones de aquél poder que yacía sobre su cabeza pero, por más que buscaba razonar, aún le costaba. Por más que se negara, se encontraba viendo sus antigüos partidos, viendo de más la marca en su rodilla y cuando sus dedos pasaban sobre ella, su cuerpo flaqueaba. Pensaba y pensaba, y no llegaba a nada. Admitir que extrañaba una vida que ya no existía era dejar ir su debilidad y Tashi ya no podía permitirse ser débil, no más.

No cuándo ella ya no estaba para sostenerla, no cuándo sus labios ya no le pertenecían y ahora tenía que buscar refugio en unos brazos que, lentamente, empezaban a cansarse.

Art ya no quería vivir así pero ella se negaba rotundamente a dejarse enterrar con él, pero había alguien allá fuera que aún podría otorgarle más de lo que su esposo podría. Algo que la complementara y no la dejase vacía.

Alguien.

Dev–

Hasta que la voz de Lily se escuchó detrás de su puerta y sus ojos abandonaron el computador, y su corazón su cabeza.

No, así estaba bien. Ella estaría bien.



 Ella estaría bien

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NOTA DE AUTOR.

Hola, hola.

Un poco corto (lo sé), y perdón. Hago lo mejor que puedo con el tiempo que puedo.
Hace poco me enfermé y tuve que ir al hospital pero ya andamos al cien. Entre la escuela, mis rotatorias médicas y demás es, una locura pero intento poner todo de mí.

Gracias por leerme. Excelente semana a todos. ♡
No olviden votar y si gustan comentarme algo, los leo con gusto.

Hasta pronto.
Aimée.

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⏰ Last updated: May 03 ⏰

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