EVERYTHING IS ROMANTIC͏ ͏ ͏ ͏ ─͏ ͏ ͏ ͏CHALLENGERS.

iv.

STANFORD, 2008.

Los labios de Patrick recorrían su cuello, lentos y tortuosos, dejando diminutos rastros de saliva mientras su boca se abría, soltando sonidos similares a gemidos — más suaves, más delicados. Sus manos, dedos delgados y finos, se movían entre los rizos de su cabello negro, jugando con ellos. Por un momento, todo parecía detenerse cuando se hallaba allí, recostada sobre las sábanas recién desordenadas de su dormitorio, mechones largos y castaños moviéndose entre ellas, y sus piernas buscando aferrarse a la cintura de aquél chico que ahora era su novio.
El momento parecía moverse entre sus dedos, deslizándose como algún trozo de seda, dejándose estirar y enredarse, al igual que el cabello de Patrick. El sentir tan único se mezclaba con sus respiraciones jadeantes, el calor presente en la habitación que parecía aumentar entre sus cuerpos rozándose entre sí, el constante sonido que hacían sus labios atacando su piel. Quería capturar esa intensidad y mantenerla cerca de su pecho, capaz de enterrarse en su piel y volverla eterna, aún si dentro de los pensamientos atormentando su cabeza, algo le decía que no lo merecía.

"No sabes cuánto te extrañé." Murmuró Patrick, las palabras acariciando cerca de la yugular mientras sus dedos, ansiosos, lograban colarse debajo de su camiseta. Una que apenas lograba cubrirle el abdomen, Nike se leía impreso en la tela blanca. Las yemas cálidas de su novio le tamborearon el estómago, como si quisiera atravesar la piel bronceada, como si de alguna forma Patrick quisiera ofrecer más que sólo caricias. "Estaba a punto de volverme loco sin ti."

Ella respondió con una pequeña risa, algo coqueta, intentando ahogar esos diminutos soniditos que soltaba. Las manos de su novio se deslizaban entre sus pechos, dedos memorizando el tamaño de estos — el cómo sus pezones podían erizarse al más mínimo tacto. Su espalda se arqueó después de sentir las articulaciones ajenas sujetar uno de sus senos, de una manera increíblemente suave pero aún así capaz de obtener una reacción de su parte.

"Dios, Dev." Esta vez, fue más un susurró. Su otra mano libre se deslizó debajo de esos shorts que apretaban los muslos regordetes pero firmes. Otra reacción se hizo de esperar.
El cuerpo delgado de Devine parecía comenzar a fundirse con la delicadeza de sus yemas, el calor de su piel aumentando lo suficiente para hacerla sentir asfixiada, mareada aún cuando todo parecía estar al margen. No podía evitarlo cuándo de Patrick se trataba, algo en él la hacía perderse, simplemente divagar entre los laberintos vacíos de su cabeza y rogar por ser rescatada por esos ojos azules que lograban penetrar parte de su alma. Los ojos de Patrick; antes de que él susurrara un 'te quiero', antes de que siquiera sus manos callosas pasearan por sus caderas y amenazaran con dejar marcas, Devine ya se encontraba hablando de sus ojos con su compañera de cuarto. Cuando sus reuniones se limitaban en habladurías sin sentido, risas suaves e inocentes por parte de ella, manos moviéndose al expresar y sutiles bromas por parte de él, Devine ya escribía sobre las páginas blancas de su diario lo mucho que se perdía en sus ojos. Podía sentirse en la piel de aquella colegiala enamorada por primera vez, experimentando parte de la vida por primera vez; memorizando cada fragmento de un amor que parecía que sería más que algo casual. Y es que, esa mirada que parecía tenerlo todo, a veces, dejaba ver de vez en cuándo un aire de tristeza. Antes de realmente saberlo todo, antes de que su novio quitase esa armadura arrogante y pudiese sincerarse, se preguntaba qué tantas penas escondía Patrick; el porqué su mirada era más como un inmenso mar lleno de miseria que un cielo azul lleno de esperanza. Ahora, Dev se encontraba fijando sus ojos avellanos sobre esas perlas azuladas que adornaban el rostro rudo de Patrick.