Capitulo 6

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El sol de la mañana ya brillaba con todo su esplendor y Marianella comenzó a moverse en su cama. Hoy sería el primer día en que ayudaría a su padre en los entrenamientos. Cuando por fin pudo abrir los ojos, miró el reloj despertador que había en su mesita de luz y se sentó en su cama de un salto, sorprendida por la hora que marcaba.

-La bujía de tu hermana, me quedé dormida!!! Dormí mil horas.-gritó, sin que nadie la escuchara realmente.

Marianella entrenó toda la vida con su padre y sabía que si había algo que él no toleraba era la tardanza. Para él un minuto tarde era un minuto menos de entrenamiento, un minuto menos de dedicación, un minuto más lejos de ganar un campeonato. Definitivamente, cuando esta mañana llegará al club media hora más tarde su padre iba a estar cualquier cosa menos feliz. Ya se podía imaginar en su cabeza el ceño fruncido de su padre cuando la viera llegar. Mar ya estaba 15 minutos retrasada y le llevaría otros cuantos minutos llegar. No era algo usual de ella quedarse dormida, pero los nervios y la ansiedad por su primer día de ayudante no la habían dejado dormir la noche anterior. Sabía que su padre no aceptaría su excusa, pero era la única explicación que podía darle.

Sin querer perder más tiempo, Mar se levantó con urgencia de su cama y comenzó a vestirse rápido. Luego de ir al baño y cepillarse un poco el pelo, agarró sus guantes de box de su habitación y salió corriendo hacia la cocina.

-Hija! Te preparó el desayuno?

-Qué desayuno? Me quedé dormida! Llego tarde. Papá me mata.

-Cómo que te quedaste dormida? No te pusiste el despertador?

-Sí! Pero justo hoy decidió dejar de andar esa porquería!-dijo Mar enojada, mientras agarraba unas tostadas que estaban en la mesa de la cocina.-Me voy, te quiero ma!

-Yo también.-le dijo Julia, y Mar salió corriendo por la puerta de su casa. Iba tan apurada que ni siquiera se dio cuenta que delante de ella había un chico. Él tampoco se dio cuenta, a causa de las cajas que llevaba en su mano, por lo que ambos terminaron chocando.

-Uy discúlpame! No te vi.-le dijo el chico y Mar lo miró.

-No pasa nada, perno! Yo tampoco te vi.-le dijo al morocho de ojos verdes. Si Mar no hubiese estado tan apurada lo hubiese insultado bastante al chico, pero ahora lo único que había en su mente era llegar al club. Sin decir más nada, siguió corriendo hasta llegar a la clase de su padre.

-Tarde.-dijo su padre al verla cruzar la puerta.

-Perdón! El...el despertador no sonó.-dijo Mar agitada por haber corrido hasta allí. Hubiese sido más fácil pedirse un remis, pero creía que iba a perder más tiempo esperando a que llegue y tenía razón. Mar corría rapidísimo gracias a los entrenamientos de su padre y, sin dudas, iba a llegar más rápido así.

-Bueno, después vamos a hablar. Ahora ponete a trabajar, Tractorcito.-Mar sonrió. Si su padre la había llamado así, ella sabía que no estaba enojado.-Escuchen!!-les dijo Mauro a sus alumnos.-Ella es Marianella, y va a ayudarme en las clases. Antes de que alguno piense en pasarse de vivo con ella les aclaro que es mi hija, así que piénsenlo dos veces mejor.-Alguno de los chicos que estaban allí rieron y Mar sintió sus mejillas arder por la vergüenza.

-No era necesario decir eso.-le dijo entre dientes por lo bajo.

-Sí, lo era. Ahora, anda a practicar el peek-a-boo con el que está allá.-le dijo Mauro señalando a un chico, unos años más joven que Mar, que se encontraba en el fondo golpeando una bolsa de box. Sin decir más, Mar se dirigió al chico y comenzó a enseñarle.

***

-A dónde estás yendo, mi niña?-preguntó la madre de Jazmin al verla abrir la puerta de su casa. Jazmín se mordió el labio y cerró los ojos, maldiciendo haber sido descubierta. Lentamente, mientras inventaba una excusa en su mente, se dio vuelta para enfrentar a su madre.

Casi Ángeles 5: Un nuevo mundo.Where stories live. Discover now