Devine se sentía así misma temblando, con sus sentimientos en el suelo de la habitación. No se dejaría ganar, no se iba a quebrar. No dejaría que esas palabras se retorcieran dentro de ella. Él jamás le había hablado así, ni siquiera llegó a alzar su voz y actuar cómo si una manada de lobos estuviese detrás de él, no importase que tan impulsivo e inconsciente fuese. Patrick jamás era así pero en el fondo, dónde ella no llegaría a admitir y asumir, sabía que era su culpa. Ella había creado este torbellino que no tenía intenciones de parar hasta arrancar las palabras de su garganta, hasta hacerla fruncir su ceño y por fin reaccionar.

El collar que portaba alrededor de su cuello comenzó a asfixiarle, sentía una opresión contra su pecho que se extendía hasta su nuca. ¿Cómo podía admitir las razones detrás de sus acciones? Tan desconsiderado de su parte no pensar en que estaba destruyendo todo a su paso, que estaba haciendo añicos a los demás con tal de perseguir esa sed y hambre que la haría sentir satisfecha. Devine era egoísta y lo admitía, era una persona horrenda porque aún debajo de su fachada despreocupada, quería conseguir toda la grandeza que pudiese sostener entre sus manos. Internamente, aunque sus impulsos lucharan y se negaran, ansiaba por ser un prodigio en el tenis, por mirar por debajo a las personas que alguna vez orbitaron alrededor de ella. Era innegable lo cegada que estaba por una hambruna descomunal que estaba siendo alimentada por errores ajenos.

"Dime algo, Devine." Insistió, casi como una súplica.

Su respiración seguía igual, aunque los latidos de su corazón parecían aumentar. Se sentía que podía hacerse pequeña, fingir un llanto y evitarlo por su bien pero no era tan cínica. No podía serlo ahora.

Su mirada se alzó. Esos ojos café se fijaron en él. Tan intensa su mirada que la cercanía que tenía con ella flaqueó, tomando un paso hacía atrás mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. Era algo fuera de lugar que su cabeza formulaba pero, nunca la había visto tan hermosa por más apagada que estuviera. Nunca había notado que las diminutas pecas de su rostro parecían relucir, que lo moreno de su piel parecía brillar y que sus labios le hacían querer desaparecer la angustia que llenaba cada parte de su cuerpo.

"No lo sé, Patrick." Logró pronunciar en un suave murmullo. "No sé si hay una razón pero estoy segura de que es lo mejor para nosotros."

¿Lo mejor? Patrick hizo el amán de reírse, girando sobre sus talones mientras sus dedos viajaban hacia sus rizos, peinándolos hacía atrás. Estaba frustrado pero más allá de esa sensación que parecía carcomerle, estaba decepcionado de ella, como jamás lo había estado. Nunca rechistó cuando comenzó a girar alrededor de Tashi, cuando los mensajes que dejaba empezaron a ser menos constantes, cuándo sus visitas en Stanford era en vano y se llenaban de excusas con entrenamientos que realmente no tenían. Porque, aunque Patrick fuese un testarudo con un comportamiento irritable y difícil de lidiar, ser estúpido no era algo que iba de la mano con él. Sabía que Art estaba con ella también, que en las noches cuándo él tocaba su cama con un dolor presionando su pecho por las memorias que no le dejaban tranquilo, ella probablemente le regalaba más que un par de besos que debieron sólo pertenecerle a él. Pero no tenía sentido echarlo en cara. Al final, lo suyo no era nada serio, no dejaría una cicatriz que Patrick no pudiese borrar. Sin embargo, aún calaba.

"Lo mejor para que él pueda follarte y pretender que es mejor."

Eso hizo que la chica sobresaltara y por fin lograra organizar los pensamientos de su cabeza. Era reactiva, más no impulsiva. Al menos ella se aseguraba de que así fuera, manteniéndose siempre al margen y pretendiendo que sus adentros no se encendían en llamas cada vez que sus planes parecían tropezar. Pero Patrick era malcriado, era mal hablado. Y en todos estos meses, se había convertido en el tipo de hombre que más podía llegar a detestar y amar.
Ni siquiera parpadeó cuando su mano se estrelló contra la mejilla ajena, provocando un ardor en sus propios dedos y una respiración que se agitó. Devine no dijo nada en el instante, su mirada recayendo sobre el chico abatido por un sentimiento que no parecía cercano a la furia ni lejano a lo que llamaban ira. Había algo más que yacía, algo aún más palpable y que ninguno de los dos podía llegar a identificar del todo pero les hacía sentir que algo se encogía y estiraba dentro de sus entrañas, provocando una sensación que podía saborearse tal y cómo lo hacían con el deseo.

Patrick tragó saliva y en vez de sobar dónde el golpe había recaído, como la habría hecho cualquier otra persona que fue tomada por desprevenida, enredó sus dedos alrededor de las muñecas de la morena. Su agarre no era fuerte pero tampoco era suave, seguro no dejaría una marca pero allí yacería un dolor días después, quizá un ardor. Ella no forcejeó, sólo se quedó ahí estática, esperando por una acción desesperada, una reacción que fuese directo al nudo que se había formado en su garganta y que le restringía formar alguna palabra, una disculpa.

Entonces, la besó.

Ansioso, hambriento, desenfrenado. Sus labios se enredaron y danzaron con tanta lujuria que lo único audible en aquella habitación era el sonido de chasquidos que se creaba, los diminutos gemidos que se mezclaban con unas respiraciones inestables. Sus cuerpos se unieron y se dejaron caer sobre esa cama en la que pasaron incontables noches, conversando sobre sus futuros, sobre cómo irían las cosas entre ellos si Patrick lograba superar sus obstáculos en el Tour y Devine se deshacía de las tensiones que le provocaba la relación densa que tenía con su padre. Todo parecía ir lento pero a la vez tan rápido, tan lleno de deseo. Ambos se sentían mareados, atrapados en un infinito anhelo de devorarse el uno al otro a través de ese beso, de recaer en sus instintos animales y dejarse llevar de una vez por todas, crear todo lo que habían temido por una vez dejar su imaginación girar.

Las manos que sostenían las muñecas de Devine, se encaminaron en acariciar por la costura de su camiseta, buscando arrebatarla de su cuerpo mientras su lengua se introducía dentro de su boca, saboreando cada parte de ella. Poco le importaba quedarse sin aire, ahogarse un poco con la intensidad de tantas emociones, sólo quería reclamar a la persona en su agarre. Quería con fervor hacerle saber a Devine que no importase que tanto tiempo Patrick desapareciera de aquél núcleo que llegó a existir, él siempre tendría un espacio allí. Él nunca dejaría de residir.

"Sabes a ella."

Eso la hizo gemir.








NOTA DE AUTOR

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NOTA DE AUTOR.

Lamento mi ausencia, y lamento aún más que este capítulo se vea 'corto.' En realidad, ha pasado mucho y mi cabeza se infestó un poco. Sin embargo, estoy escribiendo un poco más y aunque no prometo nada, sé que no dejaré morir esto.
'Challengers' significa mucho para mí, aún si es una película nada más. El sentimiento que le pongo al desarrollo de los personajes puede ser un poco débil, pero llevan plasmados emociones reales. Así que, quizá por eso me tardo. Quiero darles algo con qué puedan resonar y así comprender más la historia sin que sean sólo flashazos, y escenas íntimas porqué sí. Capaz le he dado más atención a algunos personajes que a otros pero, todo con tiempo igual.
Esto es más como una autocrítica para mí y una manera de que me comprendan, un poquillo nomás.

Gracias por seguir leyéndome. Veo a quiénes me votan y me hace feliz eso. Seguiré actualizando, aunque me tarde.

Tengan una bonita semana que se avecina.
Espero disfruten de esto.

Aimée.

EVERYTHING IS ROMANTIC͏ ͏ ͏ ͏ ─͏ ͏ ͏ ͏CHALLENGERS.Where stories live. Discover now