EVERYTHING IS ROMANTIC͏ ͏ ͏ ͏ ─͏ ͏ ͏ ͏CHALLENGERS.

ix.

Su respiración era calmada y suave a pesar de las tantas cosas que pasaban por aquella mente suya. Miró a Tashi. Su cabeza estaba enterrada en una almohada que yacía en los pies del colchón, sus manos sobre su estómago y su garganta dejaba salir un pequeño tarareo. Quería memorizar cada detalle de ella, a veces se preguntaba si sería capaz de hacerlo para así recordarla después de que los años pasaran, aferrarse a la memoria y pronunciar con nostalgia que ella había tenido un desliz de la vulnerabilidad de alguien como Tashi Duncan.
Se preguntaba si era algo común sentirse así por ella, si alguna vez se sentiría así por Art.

"¿Qué harás después de que nos graduemos?", esta vez habló Tashi.

Devine no respondió. No tenía ni idea en realidad. No sabía si se volvería profesional, no sabía si dejaría que su padre condujera aún su vida, no sabía si realmente terminaría la universidad, si siquiera acabaría el año aún con vida por más trágico que eso último sonase.

La realidad es que Devine era de esas que lo planeaban todo; tenía su vida escrita en una pared, notas adhesivas por todos lados. Desde su primer novio hasta la boda, desde el lápiz que usaría para escribir una carta hasta la pluma con la que firmaría el divorcio. Pero ahora, con todo cayendo a pedazos, con un noviazgo hecho trizas, con estas personas orbitando alrededor de ella, ya no tenía un plan. Ya nada sería como ella había esperado y la frustraba, la hacía sentir que en realidad no había solucionado nada en su vida, que todo seguiría siendo un desastre sin remedio del que ya necesitaba tomar acción. Esta relación, este complicado vínculo que la tenía enclaustrada con dos personas que sólo le hacían reventarse la cabeza sólo arruinaba lo que ella había creado como una vida universitaria de ensueño, pero, no le diría a Tashi eso. No iba a decirle que ella y Art habían desestabilizado todo, que quería renunciar al tenis de una vez por todas porque a veces estar en la cancha la hacía regresar a ese día, que cuándo golpeaba una pelota pensaba en el funeral de su madre, que los besos de Patrick alguna vez le hicieron preguntarse cómo eran los de ella, que no soportaba un día más pensando que su padre seguiría presionándola, que ya nada de esto tenía sentido en realidad, que lo mejor era detenerse y no pensar en un futuro que no sabría si tendría en realidad.

Pero en vez de eso, en vez de decirle la verdad, sólo se limitó a darle una sonrisa suave y murmurar. "Seguiré jugando tenis."

UNA SEMANA ANTES.

"¿Por qué?", preguntó él, su figura moviéndose de manera desesperada a través del dormitorio. Sentía que en cualquier instante los latidos de su corazón se detendrían, o aquéllos provocarían un rush de adrenalina que sólo había sentido cuándo jugaba un partido de tenis. Sus manos sudaban y su rostro tenía un dejo de confusión que era explicable debido a la tensión de la situación.

Ella no respondió. Sus labios estaban sellados mientras todo divagaba en esa pequeña cabeza suya. Quería poder ser sincera por primera vez en mucho tiempo, dejar que ese lado calculador que mantenía en sí misma dejara de maquinar por un tiempo, que le diera la oportunidad de sincerarse de una vez por todas. Pero, la otra mitad, quería seguir la mentira; murmurar entre sus dientes que nada de esto era por él, ni por lo que había sucedido. Podía decir que no le pesaba el corazón, que no tenía un nudo en el estómago y que a menudo pensaba en acabar con todo, con todo.

Sus dedos acariciaron las sábanas rosas que cubrían el colchón donde estaba sentada, con la cabeza cabizbaja y su respiración tranquila. Patrick seguía ansioso, moviéndose de un lado hacía otro mientras sus manos se frotaban contra su rostro. El aire se volvió denso y ambos sentían que bastaría un movimiento en falso para hacerlo todo detonar.

"Podemos ser ami—"

"No, a la mierda con eso." Respondió bruscamente, interrumpiéndola. No le culpaba por dejar que su lengua se convirtiese en un arma blanca, que su pecho se hiciera palomo y que sus nudillos se tornaran blancos. "Necesito que me digas el porqué carajos haces esto. Necesito una puta razón."