Pero no lograba enfurecerse del todo. A veces, eso también hacía que quisiera más a Devine, que un fervor existiese y le pidiese tomarla para demostrar que, quizá, era mejor que Patrick. Que él podía tratarla mejor, hacerla sentir mejor.
"Está bien." Dijo Devine, su voz sonaba tan suave y delicada. Era increíble como podía ser gentil. "No tienes que encontrar una respuesta, Art. Está bien. Puedes llorar y sentir, no te fuerces a encontrar el porqué de todo. A veces no existe un porqué al momento, quizá lo averiguarás con el tiempo."
Averiguarlo con el tiempo.
¿Era eso una opción?, ¿ella había podido averiguar en estos meses que estar con Patrick fue un error?, ¿había Tashi aprendido que rendirse era lo mejor después de un año?
No quería averiguarlo con el tiempo, no quería ver los años pasar y quedarse con el amor entre sus manos, con los fragmentos de todo lo que pudo dar si las cosas con Patrick no se hubiesen roto con facilidad. No tenía sentido decir que el tiempo lo cura todo porque es algo relativo; para Art, el tiempo no curaba nada, no lo haría aprender ni averiguar porqué su corazón parecía quebrarse ante cada paso que daba, ante las noches en vela intentando encontrarse así mismo en un par de brazos que no se sentían del todo correctos.
Se hundía en sus memorias y más le costaba despegarse de su presente, de la realidad. Quería quedarse allí, en ese momento en el que unas miradas compartidas le bastaba para poder sobrellevar el día, para sentirse un poco más feliz. Y ahora, no quería unas miradas nada más, no quería repartirse así mismo en la cancha de tenis tras cada partido porque ya no servía de nada. Nada de eso le hacía feliz, nada le llenaba, todo se trataba de ganar y competir, de llenar expectativas e intentar mantener sus emociones en línea.
Escuchar un consejo así no ayudaría.
Pero era Devine.
Era su Devine y no de Patrick, y tampoco de Tashi.
Cuando eran palabras que eran pronunciadas por esos labios, encontraba difícil ignorarlo nada más porque sí. Era diferente, siempre.
"Todo estará bien, aún si no lo crees así, aún si parece que una parte de ti muere cuándo no está." Continuó. "Me tienes a mí, aún me tienes a mí."
Parecía que lo decía por experiencia propia, porque ella también sentía morir cuando Patrick no estaba rozando sus dedos contra sus mechones de cabello, cuando no estaba besándola con rudeza.
Besar. Besos. Devine. Sus labios.
Art soltó un gemido bajo, casi diminuto, queriendo hacer imperceptible. Su barbilla se alzó, esos ojos azules le miraron con una dulzura que Devine jamás creyó haber visto en él antes. Era hipnótico, como Art podía lucir tan bello con la debilidad en su piel, con esas lágrimas adornando sus ojos, con ese pequeño puchero. Era un insulto como un hombre llegaba a ser tan increíblemente lindo, como era tan frágil ante lo más mínimo, como esas lágrimas parecían hacerlo una marioneta de la que debía cuidar pero tomar ventaja. Era peligroso pensar así, en verlo como un cachorrito dispuesto a comer de la palma de su mano. Parecía ser su naturalidad.
Sus labios se rozaron, gemidos escaparon. No le bastó mucho para besarla, para que sus manos se enredaran en su cintura queriendo atraerla hacía él, queriendo unir piel con piel. Estaba lleno de posesividad, de una obsesión que Art no podía describir tan fácil. Quería poseer a Devine, quería poder sentirla en cada parte de su cuerpo y de alguna manera, vivir a su costilla, a sus palabras. La amaba, en verdad había algo en él que se ataba y la hacía amar de la manera más intensa posible, como una especie de vínculo que roza en lo enfermizo, en el consumir a la persona entre tus brazos, en querer hacerla tuya y que no sea capaz de mirar a nadie más.
Art estaba obsesionado con Devine. Quizá era la forma en la que sus bocas parecían encajar, en las que sus lenguas chocaban y danzaban de la manera más erótica, soltando respiraciones entrecortadas y lloriqueos, hundidos en el deseo, perdidos en el momento. Art estaba obsesionado en la manera en la que los pezones de Devine se erizaban a través de la tela de seda, como parecían saltar a pesar de lo pequeños que eran, cómo encajaban en sus manos y parecía querer pasar su lengua cálida por ellos.
Era el erotismo en ella lo que lo hacía perder la cordura. El andar de sus caderas, lo pequeña de su cintura, lo suave de su piel, el aroma que desprendía de ella. Devine era una especie de diosa que lo hacía querer arrodillarse, hundir su rostro entre sus piernas y dejarse llevar por la lujuria que ardía en él.
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EVERYTHING IS ROMANTIC͏ ͏ ͏ ͏ ─͏ ͏ ͏ ͏CHALLENGERS.
Fanfiction❛͏ ͏ ͏ ͏Everything is about sex, except sex, which is about tennis.͏ ͏ ͏ ͏❜ Dev nunca creyó tener que encontrarse cara a cara con las personas que cambiaron toda su trayectoria, que la hicieron ascender pero también estampar contra el pavimento. Po...
